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¿Fin de año o fin de época?

Ciudadanos mexicanos observan los periódicos que informan sobre la victoria de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. EFE/Ulises Ruiz Basurto

Javier Solana

22 de diciembre 2016

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Madrid.– El año 2016 cierra con las tensiones en Oriente Medio y la aparición de movimientos populistas tanto en Europa como en EEUU. El panorama para 2017 es de incertidumbre.

Tras varios intentos de acercar posiciones, el año termina sin poner fin al trágico conflicto de Siria. El punto fundamental de desencuentro ha sido el futuro del Presidente al-Asad en el proceso de transición política del país. En los últimos días, las tropas gubernamentales, apoyadas por Rusia e Irán, han tomado el control casi total de la ciudad de Alepo, que se encuentra devastada por la guerra. La cooperación regional e internacional es esencial para poner fin al conflicto y el próximo año nuestra prioridad debe ser alcanzar la paz en Siria. El próximo 27 de diciembre, se celebrará una reunión tripartita en Moscú en la que se estudiará una solución política para el futuro del país. Sorprende que sean Turquía, Rusia e Irán quienes van a negociar el acuerdo y la ausencia de EEUU y la Unión Europa.

El pasado mes de marzo, las relaciones entre la Unión Europea y Turquía dieron un paso adelante con la firma del acuerdo sobre los refugiados. Desde el inicio del conflicto, Turquía ha acogido a más de dos millones de refugiados sirios. Pese a que la relación entre Turquía y la UE no se encuentra en su mejor momento, el diálogo debe continuar.  Ambos tienen intereses en común basados no sólo en la interdependencia económica sino, sobre todo, en la lucha contra el terrorismo y la crisis de los refugiados.

A nivel político, en Europa, el año estará marcado principalmente por las negociaciones del Brexit. El próximo mes de marzo se inicia el proceso formal de salida del Reino Unido de la Unión Europea, y con él, la incertidumbre de las negociaciones. Las partes deberán alcanzar un acuerdo sobre la forma de la retirada que garantice el bienestar de las futuras relaciones. Todo ello, en un plazo fijado por la Unión Europea de 18 meses desde la notificación de la salida. Negociar la salida no va a ser fácil ni corto. Sea como sea, tenemos mucho tiempo de incertidumbre por delante. Lo que está claro, es que si el Reino Unido quiere permanecer en el mercado común, tendrá que aceptar las cuatro libertades que lo engloban, incluyendo la libre circulación de trabajadores.


En el año 2017 se celebrarán elecciones generales en varios países de Europa y existe el riesgo de que ganen las opciones populistas que defienden el aislacionismo y el anti europeísmo. Para la Unión Europea, la salida de un país tan importante militar y económicamente como Reino Unido es, sin duda, una mala noticia. Pero la de uno de los países fundadores de la Unión Europea sería algo trágico. La buena noticia es que tras conocer el resultado del referéndum británico, el apoyo de la opinión pública a la Unión Europea ha aumentado. En cualquier caso, los gobiernos tendrán el reto de cohesionar a una sociedad que se encuentra dividida, entre otros motivos, por las consecuencias de un mundo globalizado y una rápida evolución tecnológica.

Hemos presenciado el ascenso del populismo en Occidente, primero con la noticia de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, y más tarde, con la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses. La formación del gobierno de Trump nos hace cuestionar que vaya a cumplir sus promesas de superar el establishment con un equipo formado por oligarcas y militares.

El futuro gobierno de Estados Unidos está cargado de incógnitas. Pero no cabe duda de que el rechazo de Donald Trump a las instituciones multilaterales pone en peligro la cooperación que tan necesaria resulta para resolver los problemas del mundo actual.  Esto puede suponer un problema para las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea. Mientras que en los años anteriores el acuerdo de París sobre cambio climático y el acuerdo nuclear con Irán supusieron destellos en cuanto al multilateralismo en un momento complicado, en el próximo año el camino no será fácil.

Además, el mundo de hoy necesita de un diálogo que fomente la confianza estratégica entre los grandes poderes. Sin embargo, las declaraciones que ha realizado el futuro presidente sobre el principio de One-China hacen temer que esta confianza estratégica tan necesaria se aleje cada vez más.

A pesar de encontrar en el equipo de Trump algún miembro pro ruso, la relación de Estados Unidos con Rusia también adolece de confianza estratégica a causa del conflicto en Siria, la invasión de Ucrania y las sospechas de interferencias cibernéticas durante las elecciones americanas.

Para Europa el próximo año es fundamental. Las relaciones con EEUU deben continuar con la colaboración que ha existido hasta ahora, sobre la base de los valores compartidos de respeto a la democracia, la libertad y los derechos humanos.  Tras un 2016 turbulento y con pocas noticias positivas en política internacional, el 2017 se presenta lleno de retos e incógnitas. ¿Estamos simplemente ante el final de otro año, o es este el fin de algo más?

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Javier Solana es distinguished fellow en la Brookings Institution y presidente de ESADEgeo, el Centro de Economía y Geopolítica Global de ESADE.

Copyright: Project Syndicate, 2016.

www.project-syndicate.org


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