30 de agosto 2017
Las organizaciones de mujeres y feministas hemos alzado, con la mayor fuerza posible, nuestra voz para denunciar los 37 femicidios cometidos a lo largo de este año, 8 de los mismos cometidos en el mes de Agosto. #NiUnaMuertaMás ha sido una de las consignas, la misma no es una abstracción, ni sólo un lema para gritar, son hechos y responsabilidades por las que se debe rendir cuentas a la sociedad. Les invito a considerar y tomar nota de lo urgente, sumar sus voces y actuar:
- Que reabran las Comisarías de la Mujer y la Niñez, clausuradas desde enero del 2016. Sin ninguna explicación, ni justificación, echando al traste 20 años de experiencia y recursos para el desarrollo de este modelo. ¿Acaso creen que los agresores no se enteraron de esta decisión y de la condición de vulnerabilidad en la que son colocadas las víctimas?
- Que eliminen la reglamentación y reforma a la Ley 779, que permite la mediación en caso de denuncias de violencia contra la mujer, esto a pesar de que las víctimas de femicidio, se han visto obligadas reiteradamente a mediar por presiones sociales, económicas y familiares.
- Que cese la persecución y odio en contra de las organizaciones de mujeres por parte de las autoridades civiles y policiales. Por órdenes superiores no permiten ni que pisemos sus oficinas, menos que hagamos coordinaciones, ¿Qué creen? que los agresores no se enteran que las defensoras de sus víctimas no tienen real capacidad de protegerlas y que al igual que ellas, también están expuestas a la persecución y al abuso.
- Que se investigue e informe del calvario que cada víctima de femicidio vivió antes de ser ejecutada y las respuestas de las autoridades para poder prevenir esa muerte, de manera que quienes tengan que asumir responsabilidades lo hagan. ¿Qué policías atendieron y qué respuesta tuvieron las mujeres asesinadas que habían reiteradamente dado aviso de las amenazas?
- Que eliminen el rol de mediadores y consejeros que tienen los Consejos de Familia (CPC, CLS, o como se llamen), que no han sido capacitados para jugar ese rol y en los que, en muchos casos, participan sus mismos agresores.
- La despartidización de la justicia. Cuando la militancia partidaria se constituye en una carta para la impunidad. Acaso no ven los agresores a Mayorga, denunciado de violación, junto a la pareja en un acto público? ¿Qué creen que piensan? ¿Cuál creen que es el mensaje?¿Qué creen que piensan los agresores? ¿Cuál creen que es el mensaje?
- Que las iglesias actúen para proteger la vida de las mujeres, sea cual sea su denominación, que paren de decirles a las mujeres que es su cruz y que deben aguantar por sus hijos hasta que terminen muertas.
- Dejen de manipular las estadísticas. ¡Escondiendo los números no se borran los hechos! Desconocer como femicidio el asesinato que comete un hombre contra una mujer para demostrar su poder, aunque éste no haya sido su pareja, es encubrimiento. Desconocer los femicidios evita que tengamos real constancia de la gravedad de la situación y limita la necesidad de actuar de manera urgente.
- El uso de la violencia como forma de ejercer el poder, se constituye en la mejor escuela para luego hacerlo y reproducirlo en tu propio espacio: tu casa, tu familia, la escuela, la calle, el trabajo, el país. Tengamos todos consciencia de esto.
Este texto va en homenaje a Gloria María Fernández Medina, diriomeña, al igual que yo, asesinada el miércoles 23 de agosto del 2017 por el padre de sus 5 hijos. Para ella nuestro compromiso de no dejar de andar, protestar, escribir, hablar, marchar y construir junto con mis hermanas feministas un mundo mejor.