Guillermo Rothschuh Villanueva
18 de febrero 2018
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Todo escritor experimentado sabe aprovechar con ventaja los caminos recorridos por sus antecesores. Abre nuevas rutas y se desplaza en otros escenarios
Eva (Alfaguara, 2017), ratifica las semejanzas de Falcó con el espía al servicio de los servicios secretos ingleses. Confidencial | Agencias
“Siempre son más transparentes los héroes que
los canallas. Los he visto pasar muchas veces camino
del olvido o del cementerio, sin dejar atrás más que
un redoble de tambores que solo escuchan ellos”
Eva, Arturo Pérez-Reverte
El escritor Arturo Pérez-Reverte parece un bólido lanzado hacia adelante. Entregado en cuerpo y espíritu a la escritura, no para de hacerlo. La sistematicidad con que escribe genera críticas y animadversiones. ¿Hasta dónde afecta la calidad de sus propuestas literarias? Si partimos que los escritores son hijos de sus predecesores, el español ha creado una saga donde el personaje principal, viene a ser la sumatoria de varios héroes de la novela negra. ¿La contracara de James Bond, el Agente 007 nacido de la pluma de Ian Fleming? En la medida que Pérez-Reverte va perfilando con mayor nitidez a Lorenzo Falcó, por ahora agente del Servicio Nacional de Información y Operaciones (SINIO), los parecidos entre ambos espías resultan evidentes. Eva (Alfaguara, 2017), ratifica las semejanzas de Falcó con el espía al servicio de los servicios secretos ingleses. Parecidos no quiere decir iguales. Falcó es más sobrio y frugal.
Todo escritor experimentado sabe aprovechar con ventaja los caminos recorridos por sus antecesores. Abre nuevas rutas y se desplaza por otros escenarios. Falcó posee atributos que lo distancian de James Bond. No obstante las semejanzas —su adicción por las mujeres, el gusto por hospedarse en los mejores hoteles, ingerir cervezas renombradas, su inclinación por vestir trajes de modistos conocidos, la satisfacción de ponerse relojes de marcas prestigiosas, los dolores persistentes que los aquejan y el hecho de que ambos fueron expulsados de sus respectivos colegios, etc., — tienen sus propias particularidades. Son personajes singulares, únicos, distintos. Bond trabaja para el gobierno inglés, no hay manera que deserte. Falcó —al contrario— es un mercenario. Su lealtad, como reconoce su jefe inmediato, es con él mismo. Podría cambiar de bando. ¿Lo veremos? Pérez-Reverte ya está escribiendo la tercera novela de esta saga.
Falcó exhibe en Eva diferencias sustanciales con el Agente 007. Jamás podríamos esperar que Bond traicione los intereses del gobierno inglés. Tampoco ha mostrado condescendencia, ni siquiera con las mujeres. Nunca ha manifestado escrúpulos ni propensión a enamorarse. No da tregua. Las mujeres forman parte sustantiva de las tramas concebidas por Fleming, señuelos o carnadas puestas en el camino para seducir al espía y terminar con su vida. Bond las utiliza y luego sale de ellas o elimina. No le aquejan dudas. Siente una atracción profunda por las féminas. Cualquier hombre menos experimentado podría sucumbir en sus brazos y terminar asesinado. Sabe que son utilizadas como trampas para conducirlo al matadero. Simples o complejas piezas operativas dentro de un amplio y escabroso engranaje. Entre más bellas más letales. Falcó conoce el juego. No obstante se muestra compasivo. A veces demasiado condescendiente.
La espía Eva Neretva —a quien debe el nombre la saga— vuelve a ser salvada de la muerte por Falcó. Tenaz y cruel, seductor, solícito y agresivo, se siente enormemente atraído por las mujeres, al extremo de perdonarles la vida. Titubea. Carece de bandera. Muestra inseguridad. Las conquistas de Bond son incontables. En cada nueva versión aparecen distintas mujeres con las que tiene que lidiar, para terminar encamados antes de matarlas. Falcó va por el mundo seduciendo mujeres y le agrada establer con ellas relacioines de complicidad. No es misógino. Bond se mueve dentro de un espacio geográfico más amplio. Falcó se ha movido hasta ahora, únicamente dentro del mundo de intrigas y conspiraciones de la Guerra Civil Española. Antes de meterse a espía, su hoja de vida lo sitúa operando por varios continentes. En su juventud fue traficante de armas, al servicio de Basil Zaharoff, su mentor y amigo.
Nunca hemos visto o comprobado que Bond —galante y fino— haya condescendido, al extremo de librar de la muerte a las espías que le acechan y tratan de eliminarle. En el caso de Falcó la conducta es distinta. Salva a Eva una primera vez. Para hacerlo mató a tres miembros de su propio bando —como gusta y prefiere llamarles—. En la segunda ocasión —en Tánger— Falcó y Eva riñen a muerte. Casi perece al enfrentar a la espía rusa. Le había tendido una celada supuestamente para deshacerse de ella. La deja viva contra el criterio y reproches de Paquito Araña, su escudero y compañero de infortunios. Vencida, lleva a Eva a casa de Moira Nikolaos, una griega de Esmirna, sobreviviente de la agresión Turca. Falcó la trató muy bien, entregó dinero para que la curasen y cuidaran. A partir de entonces, saliendo de Grecia, surgió un romance persistente, circunstancia que le permite contar con su ayuda de forma inesperada. Es su aliada incondicional. Sabe alinear a las mujeres de su lado.
Bond y Falcó son zorros de la misma calaña, inmisericordes, atenidos siempre a sus propios dictados. Eva forma parte de los espías rusos que apoyan la República, durante la Guerra Civil Española. Inflexible y fiel a sus principios, responde a la confianza depositada en ella por Pavel Kovalenko, jefe de los servicios de la NKVD. Es su delegataria en el transporte del oro de España hacia la Unión Soviética. ¿Falcó la salvó de la muerte porque se aman? La pregunta ronda y da vueltas por su cabeza. Como Bond, bordea los linderos de la muerte. Antes del duelo encarnizado, estuvieron acurrucados, uno pegado a la orilla de la otra, luego sucumbieron al llamado de la carne, en la habitación 108 del hotel Continental. Falcó trató de evitar que se montara en el barco Mount Castle, sabe que le espera la muerte. Eva no transige. Lo que él no consigue, lo logra el capitán del barco, Fernando Quirós. Omitió informar al Almirante, que Eva estaba viva por decisión suya. Calla. La rusa se reincorpora a la guerra. ¿La veremos sucumbir a manos de Falcó?
Como corresponde a la época, Bond cuenta con la tecnología más avanzada, Falcó solo dispone de su pistola Browning FN, modelo1910 de 9 mm y una cuchilla Gillette bajo los pliegues del sombrero. Fleming cierra y da por concluida la fase de los espías a sueldo. Falcó gana 4 mil pesetas. ¿Cuántas libras esterlinas devenga Bond? Contrario al Agente 007 —“no es más que un número, un obtuso instrumento del gobierno”, aclara Fleming— él esconde su juego. Su fidelidad al franquismo es frágil. ¿Al escribir la saga, Pérez-Reverte tendría en mente la posibilidad de llevarla a la pantalla? Después del éxito taquillero de La Reina del Sur (2002), dos veces convertida en serial televisivo, existe la probabilidad que la saga capte la atención del cine o de la TV. Falcó es un espía cuyo aspecto “encaja en cualquier revista masculina británica o en un catálogo de galanes de Hollywood”, destaca el autor.
Pérez-Reverte buscó tomar distancia deliberadamente de los grandes apósteles de la novela negra: Fleming, Le Carré y Graham Greene. De alguna manera lo consigue. Sitúa las acciones en los años treinta y cuarenta del siglo veinte, “donde las actividades de los agentes secretos tuvieron como telón de fondo la lucha clandestina en Europa entre totalitarismos de derecha e izquierda, la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial”, confiesa convencido. No hay manera que escape a la influencia de los escritores más reputados, incluyendo a los modernos de quienes dice huir. Falcó está delineado a partir de los elementos característicos que ostentan los espías. Pérez-Reverte estaba obligado a ambientar la época de acuerdo al momento histórico en que Falcó ejerce su oficio. Un solo nombre falso acerca de la marca del reloj, cerveza, coñac, maletas, pluma, encendedor y demás enseres utilizados por Falcó, desmeritaría su empeño. Saltarse esta regla hubiese sido un salto al vacío.
La diferencia más importante entre Fleming y Pérez-Reverte, radica en que los guiones del primero son genéricos, aluden a desafíos de nuestro tiempo. Pérez-Reverte casi siempre —especialmente en esta saga— parte de hechos verdaderos. Escudriña los entresijos de la Guerra Civil Española. Experimenta placer en bucear y escarbar acontecimientos históricos, para luego regresarlos transfigurados. Se desplaza más a gusto ateniéndose a la realidad, propensión que vuelve más apetecible sus narrativas. Podría alegarse que eso mismo hacen y siguen haciendo muchos novelistas a través del tiempo. No cabe duda. La especificidad de Pérez-Reverte consiste en apegarse a situaciones reales. Se mete en la densidad de los hechos. Los redimensiona una y otra vez. En las propuestas de Fleming la ficción priva sobre la realidad. Los riesgos que corre Bond son hiperbólicos. Sobrevive donde otros hubiesen perecido. Falcó es más humano y comedido.
¡Bond sobrevivió a Fleming! ¡Falcó gozará de igual suerte!
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Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.
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