7 de marzo 2020
En un ensayo publicado por la Revista Abril, escrito por el señor autodenominado “Tony Montana”, titulado: “El sapo en el ADN de la cultura política nicaragüense”, el autor acusa la Coordinadora Universitaria, sin pruebas (que lo demuestre), de ser operadores de la empresa privada a cambio de estipendios becas y empleos. Citamos textualmente:
«A cambio de una serie de estipendios, becas y empleos a través de sus fundaciones y empresas, la empresa privada (COSEP) obtiene la lisonjería, el silencio, el apoyo y la propaganda de supuestos movimientos como la Alianza Universitaria Nicaragüense y la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia; ambos grupos que, por cierto, dan un sostén propagandístico y acrítico al gran capital presentándose como expresiones de una hipotética ciudadanía crítica y autoconvocada. Este asunto nos debe explicar una cultura que promueve vivir a expensas de un mecenas, patrón, padrino y madrina, convirtiéndose en lo que popularmente se conoce como el «vivián» que existe a costa de los demás. Tal como el personaje pícaro de El Güegüense».
Desde los sucesos de abril, han convertido un tema de moda la democracia y la nueva cultura política, aunque muy pocos la ponen en práctica, en cambio, la convirtieron en una retórica discursiva para atraer adeptos y exacerbar las emociones de la población que no ve avances en la cohesión de la oposición. La crítica cuando no va acompañada de propuestas sirve de poco o nada. En este caso, las acusaciones del señor Montana, tiene una evidente intención de desacreditar el trabajo de un colectivo que sufre las mismas consecuencias de los nicaragüenses, la represión encarnizada de una dictadura.
La fiscalización y la rendición de cuentas es una obligación de todos para fortalecer la confianza y la credibilidad ante la población. La CUDJ ha mantenido intactos sus valores de defender y acuerpar las demandas de los nicaragüenses, a pesar de las imperfecciones que puedan existir, trabajamos para que este espacio sea diverso y prevalezca la tolerancia y el debate respetuoso entre sus miembros, así como propiciar la inclusión de más estudiantes en la toma de decisiones. No aspiramos a convertirnos en la vanguardia de la lucha estudiantil o hegemonizarla, tratamos de que la Coordinadora Universitaria sea un espacio para el debate con un alto nivel de conciencia para construir propuestas que nos ayuden a salir lo más pronto posible de la crisis política que nos agobia, además de trabajar una agenda estudiantil para restablecer la autonomía universitaria y las voces del estudiantado lleguen a los espacios de incidencias que formamos parte.
La Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia es fundada en el primer diálogo nacional de 2018 y también es fundadora de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. Está conformada por más de cien miembros de diferentes universidades públicas y privadas del país. Entre sus miembros hay estudiantes expulsados, en desobediencia estudiantil, estudiantes activos, estudiantes exiliados y presos políticos. Está estructurada por ocho movimientos estudiantiles, entre ellos, el Comité Cívico de la UCA (CCU), Acción Universitaria UNAN-Managua, Movimiento 19 de Abril UNAN-León, Estudiantes Organizados de FAREM- Estelí, Integración Estudiantil de la UCA (IEUCA), Movimiento de Universitarios y Jóvenes Chontaleños (MUJC), Frente por la Autonomía y Calidad Universitaria de Matagalpa (FACUM) y la Coalición Universitaria de Estelí. Cuenta con células de estudiantes en el exilio en Costa Rica, España, Panamá, Estados Unidos y México. La CUDJ ha participado en los dos procesos del diálogo nacional y actualmente es parte de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB).
La Coordinadora Universitaria ha asumido como retos para este año la organización de los estudiantes en las universidades del país, materializar una agenda universitaria común y ser actores claves en los espacios políticos de la oposición. Es verdad que existe un desplazamiento hacia los más jóvenes, no solo por las viejas prácticas políticas, sino también porque los mecanismos de generar propuestas no han sido eficientes como el de los adultos. No por ser jóvenes exigimos espacios, es que nos hemos ganado el derecho a ser escuchados y tomados en cuenta. No somos instrumentos políticos para legitimar espacios, somos personas ejerciendo sus derechos políticos que tienen una visión sobre el país que aspiramos construir. Sin embargo, hemos asumido con humildad nuestras deficiencias y nuestro compromiso de acelerar esfuerzos para que nuestras voces tengan mayor peso.
Aceptamos y validamos la crítica, pero lo que no podemos tolerar, es la prepotencia de quienes utilizan la democracia para validar sus ataques sin analizar las consecuencias que conlleva, ataques que incluso se emiten con seudónimos, escudándose en el anonimato para despotricar falsedades ¿Qué clase de artículo profesional puede ser? O ¿Qué clase de credibilidad se le puede dar al medio y al autor?
En muchas ocasiones ya han instrumentalizado la crítica para sabotear y desacreditar nuestro trabajo, escudándose en la democracia para hacerlo, aunque carezcan de argumentos y sus posiciones estén basadas en prejuicios y falacias. Es claro que no se puede demostrar que la Coordinadora Universitaria defiende o ha defendido los intereses del gran capital, de hecho, hay evidencia de que, al contrario, tomamos decisiones que van en contra de los intereses de los mismos, como parte de muchos ejemplos podemos mencionar las posiciones públicas de la coalición universitaria, de la cual fuimos fundadores y parte, durante el segundo diálogo nacional en donde se expuso claramente que no se respaldaba el comunicado No. 6 del proceso de negociación que se emitió en conjunto con la delegación de ORMU en el momento en que la Alianza reanuda negociaciones con la dictadura omitiendo la exigencia de condiciones previas como la liberación absoluta de las y los presos políticos y el respeto a las libertades constitucionales; más recientemente podemos mencionar el documento de la CUDJ publicado y leído en conferencia de prensa: “Posicionamiento de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia sobre la Coalición Opositora Azul y Blanco” en donde se expresa que: “La Coalición no es el repartimiento del Estado (Estado-botín), ni se trata de llegar al poder por la vía rápida. El problema apremiante es Ortega-Murillo, pero no el origen del problema. Los cambios deben ser estructurales para que le den cabida a un sistema político sostenible en el tiempo. La participación de la ciudadanía en la solución a los problemas sociales, políticos, económicos y culturales es indispensable. La ciudadanía es el mejor fiscalizador y constructor de la democracia”.
Además dado que, nuestras propuestas y posiciones no se escuchaban dentro de la AC recientemente hemos prescindido del espacio. La Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia no va legitimar o defender los intereses de grupos u organizaciones, esa no es nuestra razón, somos fruto del despertar de abril que creó conciencia de la importancia de que las y los jóvenes luchen por nuevos paradigmas políticos y una nueva nación; por este sueño nuestros miembros han sacrificado la libertad, su vida y futuro y seguiremos dando por Nicaragua lo que fuere necesario, solo pedimos que se respete nuestra lucha y se escuche nuestra voz, como ya lo decía José Martí: “Si no luchas, ten al menos la decencia de respetar a quienes sí lo hacen”.
*Con colaboración de Augusto Centeno