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El Poeta que, ironizando, anunció esta dictadura

El Poeta Luis Rocha Urtecho, se adelantó a ver con ironía lo que en el futuro haría y sería el entonces recién electo presidente Daniel Ortega

Onofre Guevara López

9 de agosto 2022

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Al Poeta –así con mayúscula— se le puede admirar por la calidad de su obra o se le puede criticar, pero a condición de que el crítico entienda de poesía. Puede ser indiferente ante su poesía, cualquiera sea nivel estético literario de ella, quien no ejerce ningún nivel de lectura. Si es buena su poesía, y es criticada con saña pudiera ser que entre sus críticos haya más de un envidioso.

Es lo que pienso como un simple opinante quien, además, todavía tiene un espacio en donde poder hacerlo. Me interesa el tema, pero no sé desde qué época comenzaron a llamarle vate al poeta, o sea adivino. Pienso en que nadie puede desempeñar las funciones de adivino por ser poeta, ni y por ser poeta tiene que ser adivino.

Es que, si en verdad un poeta –bueno o malo— pudiera ser también adivino, podría adivinar el número del premio mayor de la lotería, comprarlo y enriquecerse cada semana mucho más rápido que un caudillo-presidente reeligiéndose cada seis años.

Y teniendo ya bastantes riales, el poeta pasaría una bella vida sin que nadie se la pueda amargar, señalándole su deshonestidad. Por su lado, los compatriotas del poeta no pasarían “a mejor vida”, pero sí a una vida mejor, porque el dinero el poeta no lo obtendría de los impuestos, sino de quienes juegan la lotería y, quienes se sintieran robados por el poeta, pues dejarían de comprarla, y todo mundo en paz.


Por solo pensar en esa facilidad de sacarse la lotería por medio de la adivinanza, podría provocar la envidia de los políticos y estimular su deserción en masa de la política hacia la poesía. Y los poetas estarían expuestos al peligro de la contaminación, porque los políticos comenzarían a disputarse el poder del parnaso, y quien lograra imponerse como caudillo, se perpetuaría en el poder y se reelegiría con fraudes electorales.

Por suerte, eso no puede suceder. No hay lotería posible que cambie la realidad social. Los ciudadanos honrados, poetas o no poetas –aunque solo compren arroz y frijoles para comer— seguirán obligados a pagar los impuestos y, además, seguirán tratando de adivinar cuál será su destino…no el de ellos, sino del dinero de los impuestos.

II

Ya es hora de que explique de qué va el asunto, porque solo he divagado sobre poetas buenos, malos, envidiosos y adivinos de mentira, tratando de introducirme al tema de hoy. Pero ya llegué. Se trata de que el Poeta Luis Rocha Urtecho, se adelantó a ver con ironía lo que en el futuro haría y sería el entonces recién electo presidente Daniel Ortega (2007) lo cual ha resultado una certeza que aún lo sigue siendo quince años después, sin que Luis, como vate, hubiese pretendido estar haciendo entonces una adivinanza.

En su columna Pláticas de caminantes que publicaba semanalmente en el difunto y siempre bien recordado El Nuevo Diario –el periódico de los inolvidables Xavier Chamorro y Danilo Aguirre— el Poeta Rocha imaginaba dialogar con unos amigos de paseo, entre ellos, sus perros Sherlock y Watson, a los que él les doblaba las voces –como si fueran dibujos animados— cuando abordaban temas políticos del momento.

Y aquel momento, era cuando Daniel, con el que llamaba –aún sigue llamando— “Frente Sandinista” había ganado las elecciones de noviembre 2006, después de tres actos éticamente repudiables y repudiados, como fueron: a) el enriquecimiento con la Piñata; b) haber pactado con Arnoldo Alemán, para otorgarse inmunidades mutuas; c) reformar la Constitución para reelegirse y repartirse los cargos en las instituciones del Estado.

Así, el 10 de enero de 2007 Daniel tomaría posesión del Gobierno, y ante sus antecedentes políticos violentos y marrulleros de los días posteriores a la pérdida electoral del 1990 en los que gobernó “desde abajo”, ya nadie podía pensar en que su futuro gobierno no sería autoritario y fraudulento como, efectivamente, han venido siendo desde entonces.

No había pues, ninguna necesidad de hacer adivinanzas. El futuro inmediato ya estaba diseñado, mientras que al más próximo futuro comenzaba a vérsele las uñas. Entonces solo había espacio para la crítica política, digamos, no solo la obligatoria, sino también había y sigue habiendo espacio para la ironía política que causa tanto o mejor efecto que la crítica política normal. Y tan necesaria es, como a los dictadores les parece necesaria la persecución policial de sus críticos.

El Poeta Rocha pues, dejó constancia de su ironía en sus columnas de: 8 fábulas, 75 Pláticas de Caminantes, 34 Me queda la palabra, 22 Me quema la palabra y 3 poemas. Todas estas columnas y los poemas están recogidas en su libro Me quema la palabra (2011, 348 páginas).

III

En las páginas 145-146 de su libro, Luis Rocha no adivinó lo que Ortega haría como gobernante, sino que –unos días inmediatos anteriores a la toma de posesión de Daniel en enero del 2007— hizo unas Advertencias de la memoria, de la siguiente manera:

“Sobre lo que hablábamos la vez pasada –abrió los fuegos Sherlock— yo diría que debe ser el mismo día de la toma de posesión, el 10 de enero, cuando la familia Ortega Murillo se pronuncie ante la nación contra todo afán continuista que reedite en la imaginación popular la estirpe sangrienta de los Somoza. Un NO retundo a la reelección y un NO contundente al continuismo familiar hasta el quinto grado de consanguinidad…”

Ironía sin desperdicio, porque Luis estaba haciendo entender lo contrario de lo que ya decían las palabras y los actos de Daniel Ortega, respecto a gobernar con democracia, lo que nunca fue sincero ni real, porque esa palabra democracia más las reelecciones las tenía ya estaban en contradicción con todo lo que había hecho posterior a 1990. Después, el poeta pudo pensar que sus palabras serían diferentes a sus prácticas del futuro, que serían las de hoy, y serán las de mañana mientras no salga del poder.

La idea de la sucesión dinástica es consustancial a las ideas políticas de Ortega desde antes de su primera reelección con el fraude de 2011; luego, cuando hizo mancuerna en la segunda reelección de 2016 con Murillo como su vicepresidenta, y cuando lo confirmó en la tercera reelección con el fraude de 2021.

Un fraude, ese último, aún más escandaloso por haber sido absoluto, al no dejar a ningún probable competidor en libertad y todavía tiene secuestrados a los precandidatos después de un año. Como ha sido evidenciado, más de uno de esos precandidatos encarcelados no solo pudo haber competido con el dictador, sino también tenía una gran posibilidad de derrotarlo en unas elecciones libres.

IV

La sucesión dinástica, ha estado también en proceso de preparación desde que los hijos comenzaron a crecer, y lo cual tampoco escapó al Poeta Rocha:

“Elemental mi querido Sherlock –intervino Watson— y, es más, si se produce antes el encuentro de altura propuesto por el general (r) Humberto Ortega Saavedra, yo diría que ahí mismo se aclarara, y muy bien, lo de la reelección y la sucesión dinástica…”

Como lo sabe todo el mundo, Daniel y Rosario se volvieron enemigos del hermano y cuñado por sus sugerencias, las que no llegaron ni a ser críticas fuertes a sus procedimientos políticos de gobierno autoritario. Y la reelección más la sucesión dinástica no salen de sus dorados sueños, convertidos desde ahora en pesadilla para los nicaragüenses.

En La hoguera de la reconciliación de las páginas del libro (147-148) hay una advertencia de la memoria para el futuro, no una adivinanza, sobre la que una cruel y dolorosa realidad, que es la de ahora mismo y por desgracia lo sigue siendo: Leamos:

 “Aunque también es posible que [el futuro] vaya a ser iluminado con La hoguera de la reconciliación, la cual no necesita combustible derivado del petróleo ni del metanol. Esa hoguera consume combustible humano, y en los primeros tiempos tendrá insumo de sobra. Así, por ejemplo, a La hoguera de la reconciliación irán todos aquellos que se opongan a la reelección. Si usted tiene el atrevimiento de pensar, y además piensa que el nepotismo es malo, tiene visa segura para hacer producir chispas en La hoguera de la reconciliación. Así que es hora de que se vaya vistiendo de Juanita de Arco la Dora María [Téllez] pues ha sido la última que dijo esa mala palabra”.

El subrayado es nuestro, y no podía dejar de subrayarlo, porque Dora María Téllez, está en La hoguera de la reconciliación de Ortega y Murillo, pero no vestida de Juanita de Arco, sino revestida con su dignidad de combatiente histórica y sus principios alterables, como sus carceleros no pueden tenerlos, si es que algún día los tuvieron. Hace quince años, solo el Poeta pudo imaginar el encarcelamiento que sufriría Dora María, en manos de quienes fingieron ser sus compañeros.

Unos párrafos irónicos del Poeta Rocha al…

Margen de estas cuartillas

*En el capítulo La Patria, de Me queda la palabra (páginas 222-223) la ironía de Luis Rocha, ahora que todo está comprobado, sigue haciéndose presente:

*¿Daniel y Rosario, habrán sido siempre como son ahora, y yo me engañé por haberlos idealizado y querido?

*¿O es que aquellos que yo recuerdo nunca fueron y estos de hoy sí son los que siempre han sido?

*Si Daniel y Rosario cuando eran buenos, fueran como hoy nosotros ciudadanos comunes y corrientes de un país gobernado por un Daniel y Rosario ahora que son malos, quiero pensar que aquellos buenos que fueron estarían luchando junto a nosotros contra estos malos que ahora son.

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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