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El INCh, el Clan, el zoológico y el museo

Algunos acontecimientos socioculturales, indispensables para entender el crecimiento y desarrollo de Juigalpa

Monumento erigido en Juigalpa, por el Clan Intelectual de Chontales, para conmemorar el primer centenario de la batalla de San Jacinto. // Foto | Cortesía Horacio Lanzas

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La historia de Juigalpa, rica en matices, está marcada por acontecimientos socioculturales, indispensables para entender su crecimiento y desarrollo. Salpican nuestra memoria y definen su carácter. Durante la década de los cuarenta del siglo recién pasado, dos hechos constituyen un parteaguas. Sin ellos el desarrollo del departamento de Chontales hubiera tenido retrasos. El primero fue la fundación del Instituto Nacional de Chontales (INCh) en 1946, impulsada por Alceo Tablada Solís. Para esta conquista contó con la complicidad de Orlando Ortega, Luis Felipe Báez, Humberto Figueroa Escobar, Arturo Tablada Solís, Elaisa Sandoval Vargas y Guillermo Rothschuh Tablada. Se incorporaron de inmediato a su planta docente. El INCh irradió otra manera de comprender y resolver los problemas en Chontales.

El INCh fue una punta de lanza en la cuna del conservatismo político, su creación rompió el monopolio educativo que ejercían Granada, Managua y León. Los chontaleños se veían forzados a salir del terruño para realizar sus estudios de bachillerato. Sectores sociales imposibilitados de estudiar suplieron esta necesidad, un salto educativo prodigioso. Chontales iniciaba una nueva etapa socio-educativa, empezó a vivir otro ambiente, la presencia de estudiantes de diversos municipios, permitió que Juigalpa cobrara un fuerte dinamismo. El otro evento crucial había sido el inicio de la construcción de la carretera a El Rama (1942), aspiraba vincular el Pacífico con el Caribe. Cuatro años después atravesaba Juigalpa. Con esta obra, Anastasio Somoza García, buscaba como concretar una vieja aspiración de los nicaragüenses.

La construcción de la carretera a El Rama y la fundación del INCh, restaron influencia al Partido Conservador de Nicaragua (PCN). Su líder indiscutible era el chontaleño Emiliano Chamorro Vargas. Con la apertura de la carretera, los chontaleños cometieron el grandísimo error de dar las espaldas al Lago de Nicaragua. Con el avance de su construcción hacia El Rama, los puertos lacustres entraron en un declive progresivo. Puerto Díaz y San Miguelito quedaban atrás. La carretera en vez de ampliar el número de vías de acceso a Chontales, precipitó la crisis y desaparición del transporte lacustre. Las únicas embarcaciones que arriban hoy a Puerto Díaz, son de los vendedores de plátanos y frutas que llegan desde la isla de Ometepe y lanchas de personas con propiedades a orillas del lago. Deberían rehabilitarse.

En 1952 un grupo de intelectuales conducidos bajo el liderazgo de Guillermo Rothschuh Tablada, fundaron el Clan Intelectual de Chontales. En el alumbramiento participaron Gregorio Aguilar Barea, Mariano Miranda, Víctor Marín, Adrián Cruz, Víctor Manuel Báez, Octavio Gallardo, Octavio y Liliana Rothschuh Tablada, Gustavo Villanueva, Juan Navarrete, Gustavo Tablada Zelaya, entre otros. Su labor alcanzó resonancia nacional. Comprometido con la promoción de los valores culturales locales y nacionales, logró que numerosos intelectuales vinieran a Juigalpa a respaldar su labor. El Clan fue una marejada refrescante en un ambiente reaccionario y culturalmente atrasado. Una nueva generación de chontaleños comprometidos con el cambio, irrumpía en el campo sociocultural, sacudiendo la modorra pueblerina.


El Clan fundó la Biblioteca Infantil (1953) en el Parque Central, bajo la dirección de la profesora Elaisa Sandoval. Centenares de jóvenes acudían por las tardes, para iniciarse en la lectura. Como parte de su agenda, el Clan construyó el Monumento a la raza (1954), en la entrada noroeste del Parque Central. El paso siguiente consistió en levantar —en conjunto con el INCh— el monumento conmemorativo del Primer Centenario de la Batalla de San Jacinto (1956), en la parte noreste de la iglesia parroquial, con la efigie del héroe nacional, José Dolores Estrada. Empeñado en cambiar la mentalidad de los chontaleños, el Clan continuaba trayendo conferencistas para que disertaran sobre diversos temas. Una novedad que estremeció conciencias. El intercambio cultural con el profesorado del INCh resultó provechoso, rendía frutos.

En 1959 el presidente Luis Somoza Debayle, inauguró el Centro Escolar Pablo Hurtado. Un local moderno de tres pisos, creado expresamente para congregar a las numerosas escuelas públicas dispersas por todo Juigalpa. También se produjo uno de los hechos más esperados: el zanjeo de las calles, para la introducción e instalación del agua potable. Los juigalpinos estaban convencidos que vendría a poner fin a uno de los problemas más relevantes de la ciudad. La urgencia de contar con servicio de agua potable era imprescindible. Los pozos caseros donde se abastecían fueron segados. Ahora que la sed aprieta de nuevo, sus dueños se dan cuenta de la locura cometida. La traída del agua desde el Lago de Nicaragua, tampoco solucionó el problema. Los más afectados siguen siendo los barrios periféricos. Las quejas son continuas.

Gustavo Villanueva Molina, dueño de una sensibilidad especial, fundó en 1961, el Jardín Zoológico, en la parte trasera de la casa de habitación de su madre, mi tía Francisca Villanueva. Decenas de curiosos acudían todos los días para ver las ocurrencias de los monos, los más decididos sobaban el lomo a las culebras, especialmente a las boas. La apertura del zoológico contagió de alegría a los juigalpinos. La manutención corría por cuenta de Villanueva Molina, después sería asumida por el Clan y la municipalidad. Con los años fue bautizado con el nombre de Thomas Belt, autor de Un naturalista en Nicaragua, primera obra científica nicaragüense, incubada en tierras chontaleñas. El científico Jaime Incer Barquero la rescató de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y la tradujo al español, (1973).

Al cumplir los diez años de su fundación —1962— el Clan se hizo cargo de las celebraciones de las fiestas agostinas. Una de las más recordadas en la historia de Juigalpa. Julián Luis Barni, nombrado ese mismo año obispo de Chontales y Río San Juan, forzó un choque con la dirigencia del Clan. Políticos liberales y conservadores seguían acusándolos de comunistas, especialmente al profesor Rothschuh Tablada. Desde su nombramiento como director del INCh en 1949, el padre Eduardo Rizo, en contubernio con fanáticos católicos, inició una campaña de descrédito en el diario La Prensa. Para disputarle la hegemonía que ejercía en el campo socio-cultural, Barni se metió a torpedear sus actividades. Creyó que la solución pasaba por la fundación del Colegio San Francisco de Asís (1963) y la creación del Colegio Regina Mundi (1964).

El INCh fue trasladado en 1963 a su propio edificio, un centro moderno con el que pretendían satisfacer la demanda educativa de los chontaleños; dotado de biblioteca y laboratorios para las prácticas de las clases de química y física. Jóvenes provenientes de Santo Tomás, Villa Somoza, San Pedro, Santo Domingo, Cuapa, La Libertad y otros lugares del país, llegaban a Juigalpa a cumplir su sueño: colocarse en la antesala de los estudios superiores. Barni inició la construcción de catedral, tumbando la antigua parroquia, dando paso a una polémica que todavía persiste. Este mismo año el INCh abrió dos primeros años, luego dos segundos y terceros años, etc. En poco tiempo se convirtió en referente nacional. Estableció jornadas corridas de cinco horas. Una por la mañana y otro por la tarde. Un cambio sustantivo en el horario de clases.

En 1964 fue nombrado como subdirector del INCh, el doctor Ramón Mayorga, cargo que en estricta justicia correspondía al profesor Gregorio Aguilar Barea. Durante años había realizado la función sin percibir ningún salario. Los estudiantes iniciamos una huelga indefinida en respaldo a Aguilar Barea. Como protesta por la decisión tomada por el presidente René Schick Gutiérrez y como muestra de apoyo a Aguilar Barea, su discípulo más aventajado, mi padre eliminó mi matrícula y la de mi hermano Jorge Eliécer. Un gesto noble de mi padre. Goyo llegaba a nuestra casa en Palo Solo, a las nueve de la mañana, de lunes a viernes, a impartirnos clases de gramática. Contrario a lo que pensaron algunos, no fue un año de estudios perdido, fue uno en que recibimos otra de las tantas lecciones de civismo que nos impartía mi padre.

En 1966 fue fundado el Liceo Agrícola René Schick, a la cabeza estuvo el profesor Guillermo Rothschuh Tablada, también creador de los liceos agrícolas de Matagalpa y Chinandega. Para lograr este objetivo, el Ministerio de Educación reformó los planes y programas de estudios. El liceo fue creado expresamente para contribuir al desarrollo de Chontales. Un año después, el 18 de enero de 1967, coincidiendo con el Centenario del Nacimiento de Rubén Darío, se inauguró el Museo Arqueológico; a raíz de la muerte y en homenaje al profesor Gregorio Aguilar Barea, alma y nervio de este proyecto sociocultural, hoy lleva su nombre. En su creación participaron el profesor Mariano Miranda Noguera y Mario Guerra Blandino. Los ídolos del museo testimonian la grandeza de los Chontales, el supuesto pueblo bárbaro.

Con posterioridad, el profesor Miranda Noguera, para reiterar su compromiso, dedicó su tesis de grado en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), al estudio de la cultura aborigen de los Chontales. Es el fundador de la Escuela de Antropología de la UNAN-Managua. Connotado líder magisterial, Antonio Mora Rostrán, ministro de Educación, lo echó del cargo junto con su esposa, profesora Elizabeth Miranda (1969). Ese mismo año se mudaron a la capital. Miranda Noguera se convirtió en guía de los maestros afiliados a la Federación Sindical de Maestros de Nicaragua (FSMN), fue su último presidente. Su trayectoria marca rumbos entre la juventud estudiosa nicaragüense. Todavía no se retribuyen sus aportes educativos y culturales a la nación. Tenemos una enorme deuda pendiente con él.

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Guillermo Rothschuh Villanueva

Guillermo Rothschuh Villanueva

Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.

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