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Dualidad a lo Dr. Jekyll y Mr. Hyde en la Internet

No es poco lo que falta para liberarnos, pero también debe pensarse en que el día después reclamará mayor agudeza política

Onofre Guevara López

30 de noviembre 2021

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Si alguien me preguntara a cuál época de mi vida me gustaría volver, sin dudas le respondería que preferiría quedarme en la actual, la que comenzó con el uso de la Internet, aunque en su empleo no pase de lo elemental: encender, buscar, escribir, guardar y enviar.

No obstante, la Internet no me entusiasma al extremo de no ver la doble función que se le da: para el bien y para el mal, para lo útil y para lo perverso. El bien lo representa en la rapidez de la comunicación, la divulgación del pensamiento, la popularización de las ideas. El mal lo representa con la vulgarización masiva de matices políticos ideológicos, disfrazados a veces, pero reconocibles y perjudiciales.

Todo eso tiene una difusión dirigida y organizada por fuerzas que tienen y manejan grandes intereses materiales –sin divorciarse de los intereses ideológicos— aunque también es espontánea en donde se acomoda la ignorancia y esta, la ignorancia, es creada a voluntad desde cuando la educación es un rentable negocio privado en perjuicio de la mayoría de la sociedad.

En concreto, ¿cómo se expresa la ignorancia política en nuestro país a través de la Internet?


Cualquiera de los temas en boga son popularizados, vulgarizados –también pervertidos— en las redes sociales, cuyos efectos antisociales se haya en la charlatanería curalotodo, sabelotodo y en la coprofilia con la vida privada de famosos, vivos o muertos.

Cuando se trata de opiniones políticas sobre asuntos propios de nuestra vida cotidiana, muchos se vuelan la cerca. No solo con comentarios desacertados al pie del tema del que se está abordando en los videos, sino también al margen con los llamados chat, muchos de ellos subidos de tono y salidos del tema.

Si se trata de dorar la política represiva y persecutoria de los agentes del orteguismo –policías o paramilitares— es frecuente leer todas las manifestaciones del fanatismo, de parte de los partidarios o agentes digitales de la dictadura, negándolo todo y ensalzando hasta el ridículo al “buen gobierno del comandante y la compañera”.

Pero cuando se refieren a los críticos y a políticos de la oposición, los ofenden sin límites con vulgares adjetivos, los acusan calumniosamente de todo delito, falsean sus hechos políticos y denigran todas sus actividades, justifican, aplauden y azuzan la represión criminal en su contra.

A principios de noviembre recién pasado a los agentes de la dictadura le fue eliminada una “granja de troles” con 444 cuentas, páginas y grupos en Facebook e Instagram, con los contenidos señalados. Pero… ¿cuántos más seguirán bombardeando la conciencia de la gente por los medios tradicionales con la propaganda oficialista y a través del montón de medios de comunicación que poseen?

Por la parte opositora, se descargan emociones nacidas del rechazo a los actos represivos cotidianos, variados e injustos de la dictadura, a menudo con adjetivos hirientes, expresiones de dolor moral por la impotencia ante las injusticias. Lo que está fuera de lo patriótico y justificable son las peticiones en favor de la presencia en Nicaragua de los Cascos Azules y de las tropas del Comando Sur del Ejército estadounidense.

Como si fuera poco los daños causados al país, la intervención armada estadounidense y la imposición de una dictadura de 45 años –incluso con las luchas armadas con las que se les ha respondido—, algunos pregonan que solo por medio de las armas se puede derrotar a la dictadura.

Es posible y no sería raro, que algunas de esas expresiones “belicistas” sean obra de provocadores oficialistas para darle justificación a los cuentos del “intento de golpe de Estado” de los dictadores.

Lo real, es que existen sectores populares que viven en el límite de la desesperanza por la prolongación de las medidas dictatoriales sin tener a la vista una perspectiva de solución. También abundan las invocaciones a Dios clamando justicia. Lo malo es que estas invocaciones no nacen de una serena concepción religiosa ni es producto de una fe sincera, y quienes las hacen son proclives a la desmovilización, a la pasividad y a la renuncia a la acción consciente y organizada. Se alienan de la realidad.

Leyendo esas expresiones, no se puede dejar de sentir cierta incertidumbre acerca de a cuantas personas y sectores de la sociedad representan efectivamente tantos torcidos criterios políticos, y cómo podrían reaccionar las personas y sectores influenciados por ese tipo de mensajes.

Sobre todo… ¿cómo, a partir de lograda la liberación, podrían torcer la orientación política e ideológica en las tareas de la reconstrucción de nuestra sociedad?

II

Para la respuesta a esa interrogante, no es necesario especular. Basta recoger la experiencia de nuestro inmediato pasado, cuando en directivos de un partido político opositor privó el sectarismo en su mentalidad conservadora y rechazó la unidad en la acción con los sectores políticos progresistas y de izquierda.

El resultado, hasta recordarlo resulta doloroso: hizo imposible la unidad en la acción de la diversidad política opositora, con lo cual se limpió el camino a los dictadores para continuar en el poder con su farsa electoral. La realización de esta farsa, se la facilitaron con los encarcelamientos de precandidatos presidenciales, para eliminar la competición electoral a favor de su dictador-candidato.

Y, como no les pareció suficiente tener más de cien reos políticos durante años y a los más de cuarenta dirigentes políticos secuestrados desde hace nueve meses, los dictadores suman a diario nuevos secuestrados a sus ergástulas bajo cualquier pretexto, incluso, por hacer análisis de la crisis política. Este es el caso del exembajador de la revolución en la OEA, el profesor Edgard Parrales, sin militancia en ningún partido político.

El conjunto de barbaridades de la dictadura en contra de todos los sectores de oposición, no cesan. Sin embargo, queda la experiencia sobre la cual se puede emprender nuevos esfuerzos, no solo para conseguir la unidad en la acción, sino también para superar en el futuro los impedimentos ideológicos que torpedearon la unidad.

III

Aun así, queda pendiente el combate diario con los mensajes del poder interno autoritario, al que se suman expresiones de confusión ideológica inyectada en la conciencia colectiva a través de los mensajes dirigidos desde los círculos de poder internacionales.

Entre esos mensajes del exterior observamos que sectores políticos y gobernantes aliados de los dictadores Ortega y Murillo, tuercen nuestra realidad presentándolos absurdamente como líderes de una revolución –inexistente desde hace más de treinta años— y fingiendo ignorar que ahora están convertidos en neomillonarios mal escondidos detrás del discurso antimperialista de meras consignas.

Y tomemos en cuenta que, en lo interno se cuentan los sectores caídos en la trampa de las imposibles soluciones fáciles y, que, a la vez, podrían servir para frenar y entorpecer la actividad política en la etapa de la reconstrucción posdictadura.

Por todo eso, ninguna solución a los problemas políticos resultará fácil, máxime que la dictadura acorralada ha recrudecido su agresividad, como eso de encarcelar personas solo por hacer análisis de una crisis política que por sí misma exige esfuerzos por ser explicada y esclarecida la vía hacia sus posibles soluciones.

IV

Además, hay que estar conscientes de que, en posdictadura, vamos a vivir otro momento histórico tal vez más difícil, porque será también una lucha ideológica, para la que nadie está lo suficientemente experimentado.

Por ejemplo, es cierto que ya nada de lo que significa la democracia, en teoría, es desconocido para nadie. Pero, en la práctica, entonces habrá intentos para que la democracia siga reducida a las libertades formales; y dejar, con las limitaciones de siempre, los derechos democráticos, la seguridad ciudadana y a los derechos humanos.

Si en las democracias conocidas –y las autoproclamadas como tales— los derechos humanos no son extensivos plenamente a la salud, a la educación ni a vivienda de la población trabajadora… ¿Quién ignora que en Nicaragua “socialista, cristiana y solidaria” prevalece el negocio privado con estas necesidades humanas, y con mayor calidad, por sobre a la salud y la educación “gratuitas”?

Entonces, la democracia a la que debemos aspirar debe tener no solo elecciones, derechos democráticos y libertades públicas; debemos aspirar a la democracia donde se ponga en práctica, se respeten y se extiendan todas las libertades y derechos con una amplia y profunda justicia social.

No obstante, la condición indispensable para poder construir una nueva democracia, es tener conciencia de las causas que lo impedirán y ser capaz de aprender acerca de cómo irlas superando. Por ahora, mañana y no se sabe hasta cuándo, lo primero a cumplirse de la agenda nacional, es liberarse de la dictadura.

Luego, vendrá la reconstrucción nacional la que no podrá realizarse plenamente teniendo la conciencia alienada. Hay que tenerla, desprejuiciada y libre.

Al margen de estas cuartillas

*No es poco lo que falta para liberarnos, pero también debe pensarse en que el día después reclamará mayor agudeza política…

*Eso “para el día después”, es lo que hemos querido señalar, para tratar de evitar la ilusión acerca de que, desaparecida la dictadura, todas las soluciones vendrán por sí solas…

*Detrás del fin de la dictadura esperará –agazapada— la tradición politiquera con sus fauces abiertas para tragarse las nuevas esperanzas de ser y sentirse libre…

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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