30 de octubre 2015
Miles de millones de dólares han sido prestados y donados a Latinoamérica, pero saber en qué obras fueron invertidos los fondos recibidos de la Banca Multilateral de Desarrollo (BMD), cómo fueron administrados y a quiénes beneficiaron son preguntas pendientes de respuesta. El Banco Mundial (BM), inició operaciones en la región en 1946, su actual misión es reducir la pobreza y elevar los niveles de vida mediante el crecimiento sostenible e inversiones en las personas.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), comenzó en 1959, para acompañar a los países latinoamericanos en sus esfuerzos para institucionalizar la transparencia en la gestión, facilitar la rendición de cuentas y consolidar mecanismos de prevención y control de la corrupción, construyendo capacidad, generando y diseminando conocimiento relevante, y ofreciendo asistencia técnica y financiera. El Fondo Monetario Internacional (FMI), sin ser un BMD, es el hermano mayor que los cobija y avala, en diferentes oportunidades, las políticas de estas organizaciones han causados efectos negativos en las economías de la región.
Pareciera que dos de las estrellas de la BMD para Latinoamérica, se han alineado en reducir la pobreza BM e institucionalizar la transparencia BID. Pero, ¿qué tan acordes son los intereses de los gobiernos de los países prestatarios de Latinoamérica con los intereses de los BMD? En principio, considero que existe un abismo complejo de aproximar. Algunos BMD tienen más de 60 años de operar requiriendo a los países miembros reducir pobreza y establecer transparencia. Pero, estamos lejos de lograr estos objetivos. Un ejemplo reciente es el incumplimiento de algunas de las Metas del Milenio. A fines de septiembre de 2015, los 193 países miembros de Naciones Unidas acordaron 17 objetivos, denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), para ser cumplidos de aquí al 2030. ¿Existen en Latinoamérica las instituciones con la capacidad técnica y la autoridad moral para lograr tal cumplimiento?
En sus mejores años en Latinoamérica, los BMD iniciaron sus operaciones financiando proyectos de infraestructura y sociales. Después de deuda externa de los países; préstamos de ajuste estructural y sectorial; fondos sociales y de emergencias; mediana y pequeña empresa, sectores marginados en áreas urbanas y rurales, etc. A pesar que los BMD enfrentan problemas institucionales y de recursos humanos y muchas instituciones de los Estados latinoamericanos padecen ineficiencia y falta de transparencia, hay unidades en ambas entidades que con un importante número de servidores públicos internacionales y funcionarios de gobierno, que sirven a sus países y comunidades de manera eficiente y responsable, genuinos gestores de los recursos financieros y materiales y cumplidores consecuentes con su responsabilidad.
Sin embargo, las instituciones gubernamentales, reformadas numerosas veces, continúan siendo improductivas y corruptas: sistema de educación ineficiente y de acceso limitado, analfabetismo y deserción temprana; preparación inapropiada de educadores y remuneraciones miserables; sistema de salud inadecuado, difícil acceso a centros de salud y medicinas; sueldos insuficientes para los servidores del sistema de salud; déficit de viviendas sociales y construcción indebida; oferta de empleo deficitaria; incremento del empleo informal y empleo indigno; desnutrición y falta de alimentación balanceada; supervisión deleznable e inconsistente al sistema bancario y financieras de los países; sistemas impositivos ineficientes, obstruidos por la corrupción de los gobiernos y sus administradores tributarios, complicado por contribuyentes que no desean pagar impuestos (evasores fiscales por naturaleza).
Otras condiciones –la cultura, recursos humanos y estructuras de la BMD-, agravan la situación anterior y dificultan alcanzar las metas de desarrollo y progreso de los países. El interés principal de las BMD es aprobar préstamos (tienen exceso de recursos), y como no hay riesgo de perder, porque los gobiernos son sus garantes, se descuida su viabilidad y calidad; representan los intereses de países donantes importantes, que producen bienes y servicios que desean vender en países prestatarios; dialogan y negocian con los gobiernos de turno y acceden a sus peticiones e intereses, los que no siempre son los intereses y necesidades legítimas del país; inciden en gastos excesivos de remuneraciones, beneficios y retiros; convenciones extravagantes; oficinas lujosas y equipos innecesarios; producen información acorde con requerimientos de los gobiernos, siendo a veces equivocada e inconsistente.
Los BMD contratan personal altamente calificado: ingenieros, economistas, abogados, administradores, contadores, etc., pero con dos limitantes: su restringida inteligencia emocional y su reducida capacidad de diálogo y convivencia social. El personal que trabaja con los países desea que su criterio prevalezca, obstruyendo el diálogo con los prestatarios; su comportamiento es prepotente y tratan con arrogancia al personal de los países, y con frecuencia critican al país anfitrión. A estos funcionarios les evalúan su desempeño en función del número de préstamos aprobados y no en función de su calidad.
El drama humano de Latinoamérica presenta un horizonte poco amigable con el progreso, desarrollo y cumplimiento de los ODS. Seguimos estancados en la pobreza crónica y desigualdad económica y social; escolaridad reducida; inapropiados niveles de enseñanza en primaria, secundaria y universidad; desempleo endémico; falta de transparencia y corrupción enraizada en los grupos sociales (tráfico de influencias, extorsiones, sobornos y chantajes); supremacía y control del crimen organizado sobre los gobiernos, sector privado y comunidad; acciones violentas en el actuar de la vida cotidiana; dependencia del alcohol y las drogas; tráfico de seres humanos, armas y drogas; comercio de órganos de personas.
De manera adicional, ocurren circunstancias complejas en la naturaleza de los BMD y en los países donantes y prestatarios, que dificultan el cumplimiento del progreso y su desarrollo. Con regularidad es eludida la identificación de problemas, causas y efectos, convirtiéndose en obstáculos endémicos, que limitan conocer qué funciona y qué no; las diferencias en políticas públicas, “conciliadas” durante la negociación de los préstamos, para luego seguir sus rumbos, en ocasiones antagónicos; la modificación de intereses a medida que evoluciona la vida del préstamo. Durante la negociación y firma de contratos de préstamos parecen ser similares. Durante la ejecución, el interés de los BMD son los desembolsos, para el prestatario es la ejecución de la obra en forma independiente y discrecional, de ser posible sin supervisión; información inconsistente, incompleta y alterada de las partes, que contribuye a que las decisiones se basen en premisas desacertadas y conduzcan a inexactitudes en la ejecución de proyectos.
Es alarmante, que la asistencia para el desarrollo continúe en manos de entidades con limitaciones en la efectividad y eficiencia de su gestión, reducida gobernabilidad y ausencia de transparencia. ¿Cómo será el futuro liderazgo y gestión de estas organizaciones ante el desembolso de nuevos miles de millones de dólares; Se lograrán los nuevos ODS; Habrá verdaderas innovaciones en los BMD, los países prestatarios y donantes? Esperamos que sus reingenierías no sean cosméticas y altamente costosas como las sucedidas en el pasado.
El monitoreo y las auditorías sociales tendrán mucho que decir al respecto. Los préstamos, la filantropía, las donaciones y las buenas intenciones no han resuelto el problema del progreso y el desarrollo, en particular, la pobreza y la desigualdad. Para lograr la identificación legítima de objetivos, se necesita que todos los involucrados participen de manera permanente, constituidos sobre siete pilares: Honestidad, Responsabilidad, Compromiso, Conocimientos, Excelencia en la Gestión, Espíritu Innovador y Aplicación de los últimos avances de la Ciencia y Tecnología, acompañados por un vínculo inquebrantable de servicio con la comunidad, quien deberá ser el centro de los proyectos.