28 de octubre 2016
El dinero es un instrumento de cambio, unidad de valor que permite pagar bienes, servicios, amortizar deudas y atesorar riquezas. El concepto de papel moneda ha evolucionado a las transacciones electrónicas y el dinero plástico. En la antigüedad la primera forma de comerciar los bienes fue el trueque mediante variados objetos de valor. Herodoto atribuyó la invención del dinero a los lidios, pueblo del Asia Menor, que en el año 670 a. C. circularon monedas de una aleación de oro y plata. Los chinos inventaron el papel y la tipografía, siendo los primeros en usar papel moneda en el siglo IX, mismo que en Europa apareció durante el siglo XVI. Su valor dependía de los depósitos en oro que poseía cada país. Hoy, la mayoría de naciones tienen su propio sistema monetario e imprimen su dinero.
Cuando al dinero lo convertimos en un fin al que dedicamos toda nuestra energía, inteligencia, trabajo y dedicación, creamos un ídolo que se introduce en nuestro ADN y nos hace dependientes incontrolables. Las riquezas en sí no son objetables, pero hay que considerar cuál es su origen, y de qué manera las utilizamos para servir a los demás. Al ubicar las riquezas en el primer plano de nuestras vidas, idolatramos a: las personas, el poder, el honor, el dinero y el placer, comportamientos resguardados por la codicia, la soberbia, la avaricia y la vanidad, la osteoporosis del alma, como la llamó el Papa Francisco. A la fecha los ciudadanos de países pobres y ricos de todos los continentes, razas y religiones, hemos caído en esa trampa perniciosa, que genera desigualdades, injusticias, pobreza, violencia, terrorismo, e individualismo.
Las ideologías políticas, sociales, morales, culturales, religiosas, económicas -liberalismo, socialismo, comunismo, nacionalismo, anarquismo, fascismo, cristianismo, judaísmo, budismo, o fundamentalismo islámico, son conjuntos de ideas y principios que conducen a acciones particulares y colectivas. Por lo general transforman las realidades actuales, mantienen las existentes o regresan a ideas del pasado. Al definir pensamientos válidos o no, que se convierten en prácticas diarias de partidos políticos, doctrinas religiosas, movimientos culturales, o expresiones artísticas, ofrecen un sello distintivo a la comunidad. A partir de estas ideas se origina: el clientelismo, medio de convencimiento y dominio; segregaciones y exclusiones (grupos elite); y prácticas insanas, sustentadas en ideas falsas. Asimismo, surgen fanatismos ideológicos, idolatría a líderes, obsesiones y apegos al poder político, económico y militar.
En la historia de la humanidad se ha repetido una y otra vez la tendencia de falsear la realidad y las ideas en función de intereses personales, o de grupos elites. Durante el siglo XX algunas ideologías originaron movimientos sociales instrumentalizados por la propaganda, la violencia y la represión. De aquí parten los movimientos reales, pero con fundamentos ficticios y discursos que terminan en utopías. De manera adicional, los grupos políticos, religiosos, y empresariales, caen en la mendacidad, o mentira repetida, convirtiendo las ideas falsas y las prácticas erróneas en valores aceptados por la comunidad (la falsa idoneidad de líderes políticos, la introducción en el mercado de medicamentos alterados y tratamientos de medicina natural, la propaganda que amortigua los daños que produce el consumo de tabaco, alcohol, azúcar, comidas sin nutrientes…).
El dinero convertido en un fin y las ideologías sustentadas en principios falsos, convergen en realidades efímeras, pero letales. La combinación del poder económico y de una ideología (política o religiosa), es opulenta, dominante y eficaz. Pero, ¿por qué las sociedades todopoderosas no han resuelto la pobreza, tráfico de personas, alcohol y armas; corrupción, inequidades; falta de justicia, salud y educación? En estos países el consumo de drogas crece cada año. ¿Será que los Señores de la droga cogobiernan y comparten ganancias con los gobiernos de países consumidores y productores? ¿Por qué cuando los políticos pasan a gobernar se transforman en personajes multimillonarios y omnipotentes? ¿Existe alguna fórmula para construir emporios financieros, será que no se pagan impuestos, se obtienen prebendas gubernamentales, se pagan salarios miserables?
En el Boletín Arquidiocesano del 2 de octubre de 2016, se lee: ….los sistemas económicos y financieros, las luchas por el poder político y las dictaduras de las ideologías, son las que imponen los valores y el comportamiento humano. Las tres tienen las mismas cartas credenciales: ambición, mentira, corrupción, falsa justificación, codicia y soberbia. Este proceso deshumanizante nos lleva al homicidio, pobreza, injusticias, marginaciones….
5 de octubre de 2016