5 de marzo 2024
En la Nicaragua de hoy, cuando decimos que la cosa está fea todo el mundo concuerda.
Dentro del contexto, "la cosa" se ha convertido en sinónimo de la dictadura.
Y tienen razón. Tenemos razón. La cosa está fea. Y no sólo está fea, sino que cada día se pone más horrible.
Los trabajos escasean, los buenos salarios escasean todavía más, te callés o no te callés, igual te jodés, porque simplemente, en El Carmen, cosas como garantizar una mejor vida, salario, seguridad, presente o futuro a los nicaragüenses, no son ni de cerca prioridad.
La prioridad en la guarango-guarida son cosas más mezquinas, como la envidia, el resentimiento, la venganza y la bilis que es consumida al mismo ritmo que los frijoles en los hogares nicaragüenses, es decir, desayuno, almuerzo y cena.
La dictadura no quiere gobernar, le aburre y, además, por supuesto, no puede hacerlo. Lo que quiere, lo que le gusta, es mandar. E insultar, amenazar, intrigar, pasar cuentas. Si la misma energía que ponen en cómo joder a los nicas la pusieran en, no sé, conquistar el espacio, ya viviríamos en el Sistema Solar Sandinista.
Se levantan cada día buscando enemigos con quienes ajustar cuentas, son tan tóxicos que, incluso cuando se deshacen de ellos como forzándolos al exilio, ahí andan después mencionándolos a cada rato o inventando estupideces para seguirlos persiguiendo allá donde estén, porque en su enferma cabeza, sin villanos, ellos no pueden venderse como héroes. Por lo tanto, son codependientes de ellos y si esos tales villanos no existen, se los tienen que inventar.
Para muestra un botón, el Poder Judicial. La dictadura lo destruyó convirtiéndolo en una herramienta de persecución contra cualquiera que se opusiera a ella, no contenta con eso, después decidió ir contra los mismos miembros de ese poder que le sirvieron para joder al resto sacando de ahí a toda esa gente que, según ellos, “no era de fiar”. ¡Pero adivinen! Ni siquiera sus más leales serviles resultaron ser de fiar, porque hasta encima de ellos se han ido, y hoy día no existe más ley en el país que la que no salga directamente de la boca del régimen.
Esto los nicaragüenses ya lo sabemos, pero es importante repetirlo para que lo sepa también el resto del mundo. Es vital que los Gobiernos tengan clara la situación de Nicaragua y no actúen ante los caprichos del régimen contra sus ciudadanos, a los que, por cierto, desconoce cuando les conviene, cuál si fueran requerimientos de un gobierno legítimo y honesto y no de una dictadura señalada de crímenes de lesa humanidad, como en verdad es.
En Nicaragua existirá verdadera justicia cuando ya no exista el régimen de los ORMU. En Nicaragua habrá un verdadero proceso judicial cuando éste no esté sujeto a los caprichos de una dictadura, así que no se presten, propios y extraños a ser cómplices de sus atrocidades.