12 de octubre 2021
Amor y odio, empatía y antipatía, tolerancia e intolerancia son algunos de los sentimientos encontrados muy propios e inevitablemente presentes en la conciencia de todos. Pero factibles de ser moderados con la conducta de cada quien.
Vale decir, que se revelan según cómo abordamos las contradicciones de la vida en sociedad, con los valores con los que crecemos en el hogar, el nivel cultural adquirido por medio de la educación formal o en la calle y los intereses materiales adquiridos o heredados.
De todo eso, vive en nosotros y se avivan según las concepciones políticas e ideológicas que nos hace ubicarnos políticamente en una u otra tendencia ante situaciones determinadas.
Hablo de este tema por la necesidad de enfocarme hacia un problema político actual, que tiene que ver con el periodismo, o sea, lo que se refiere a la ética y a los principios de esta profesión. En concreto, sobre la conducta del periodismo en relación a las informaciones respecto a las vacunas antivirus de procedencia cubana. De cómo se está informando o desinformando en los medios de comunicación nacionales, en particular sobre la vacuna Abdala.
II
Hace más o menos un año, la ciencia cubana anunció tener en experimentación su primera vacuna contra el covid-19 Soberna I, luego anunciaron cuatro más, la último la Abdala. Poco o nada se dijo entonces. Mejor dicho, no se dijo nada bueno las pocas veces que algún medio rompió el silencio por un breve tiempo. Y el silencio volvió a reinar.
Pero, en cuanto la portavoz de la dictadura anunció que a partir del 20 de octubre vendría esa vacuna para comenzar a vacunar a los niños dos a los diecisiete años… ¡de pronto se comenzó el público a ser bombardeado con tan peligrosa noticia!
Nicaragua fue avisada del peligro. Hubo cuestionamientos a la calidad de las vacunas cubanas sin ningún fundamento científico, solo las dudas. Se hicieron preguntas a los médicos con la obvia intención de hallar respuestas coincidentes con sus dudas.
Con esos prejuicios en ristre fueron a la calle a preguntar sobre lo que ellos mismos habían pregonado para escuchar lo que querían: dudas o el rechazo. Se escribieron editoriales señalando lo propagandístico revolucionario con las vacunas cubanas. Hubo una caricatura “ilustrando” cómo las “garras” cubanas sustraen los recursos económicos de país, con la venta de sus vacunas.
Ningún interés por demostrar –o intentar probar o siquiera mencionar— un argumento científico acerca de la calidad o el peligro que traen esas vacunas. Orfandad de ética y de principios en la “información”. La fobia política ideológica anulando la profesionalidad. La intolerancia reinando sobre la ecuanimidad.
III
Es fácil, cuando se tiene dudas y desconfianza, recurrir al insustituible recurso en el ejercicio del periodismo: investigar. Sencillamente investigar.
Hay una incongruencia en esto. Nuestros colegas hoy enfrentan toda clase de agresiones por ser fieles defensores de los intereses populares atropellados por la dictadura Ortega Murillo. Pero eso no obliga a confundir esta dura situación política que se les impone, con las vacunas por su procedencia. Con ninguna vacuna vale, porque no son armas de lucha frente al poder dictatorial.
Soy crítico de gobiernos que en nombre de una revolución que aquí no existe, les ofrecen su solidaridad a los dictadores Ortega Murillo. Comparto con los periodistas independientes el rechazo a esa solidaridad con los opresores del pueblo nicaragüense, pero trato de no confundirme ni de confundir esa situación o con el origen de las vacunas con mis opiniones políticas.
Resulta un pobre recurso utilizar la política para demeritar la calidad de cualquier vacuna, toda vez que, de donde vengan, procuran salvar la salud de todos indiscriminadamente.
Con la Internet no hay excusa para ignorar cosas. Investigar es un modo fácil cuando se desea informar bien y, el hecho de no hacerlo, pareciera demostrar más interés por no deshacerse de un prejuicio político ideológico.
El periodismo antecede a la Internet en no menos de 300 años. Hay quien sitúa el origen del periodismo en la Roma antigua, cuando esclavos alfabetizados iban al Foro a leer las noticias políticas en papeles pegados en sus paredes, y hacían una versión o resumen para luego informarles a sus amos.
El periodismo nació siendo crítico y casi permanentemente perseguido, pero siguió siendo periodismo con capacidad de investigación sobre los desmanes del poder estatal o del privado. Tenemos la experiencia en casa: el periodismo no se calla ni deja de investigar pese a la persecución y a la cárcel.
IV
Con unos pocos clics, cualquiera encuentra al menos datos generales, pero suficientes para evitar caer en penosas actitudes. Por ejemplo, descubriría que:
--El desarrollo y la capacidad de investigación científica cubana tiene una larga historia; existen institutos de reconocida capacidad científica como el Instituto Finlay, y el Centro de Inmunología Molecular (CIM).
--BioCubaFarma, que entregará a nuestro país las vacunas Abdala, está compuesta de 16 empresas productoras de 525 de los 849 del Cuadro Básico de Medicamentos del sistema sanitario cubano.
--En esas empresas investigan, desarrollan, producen, negocian y comercializan conocimientos y tecnologías relacionadas con la salud más de 22 mil personas entre científicos, especialistas y otros trabajadores en actividades operativas de todo laboratorio.
--Abdala es una de las vacunas que Cuba produce contra del Covid-19, tiene el 92.2% de efectividad y su nombre es un homenaje a una obra, así llamada, de José Martí.
--Todas las vacunas están de proceso de aprobación por la Organización Mundial de la Salud, la cual no está libre de influencia política de los países en ella representados. Sin embargo, no ha impedido su aplicación en la población de la isla que está batallando, viviendo y muriendo como todos en este mundo, pero no por causa de las vacunas, ni por falta de las vacunas.
No obstante, cabe hacernos la siguiente observación de simple lógica al respecto:
Si en Cuba la vacuna Abdala no sirviera, pero si se aplica a los niños, el 25% de la población… ¿será porque a los científicos, los médicos, las enfermeras, los dirigentes ni a los padres de familia les importa la salud ni la vida de sus hijos?
V
El periodista no se conforma con ver, leer y reproducir de manera mecánica la información internacional. Si en el mundo se ignorara sobre el tema de las vacunas cubanas, un periodista se interrogaría:
¿Por qué un país del tercer mundo, pobre y asediado durante 60 por su poderoso vecino, ha podido responder a la pandemia con sus propias vacunas?
¿Por qué causa, no todos los países ricos del mundo tienen sus propias vacunas para combatir los efectos de la misma pandemia?
Hubiese encontrado respuestas:
1) Porque pese a todas las agresiones externas, los problemas internos, las grandes limitaciones materiales, los errores que se comenten, nada ni nadie, ha podido impedirle desarrollar programas de educación de calidad gratuitos en todos los niveles;
2) Porque a la educación superior accede todo ciudadano sin ninguna discriminación, lo que permite formar muchos profesionales de todas las profesiones, particularmente en la medicina al servicio de la salud propia y ajena.
3) Porque, como consecuencia de esa educación, surgen los científicos capaces en cualquier especialidad, totalmente al servicio de la salud pública y gratuita para todos, igual que para la investigación y producción de medicamentos.
A la segunda pregunta se respondería:
1) Porque no todos los países ricos, o muy pocos, tienen programas de salud pública gratuita y de calidad, y la profesión médica solo la adquieren quienes pueden pagarla cuando la familia tiene mucho dinero o hacen tremendos sacrificios, y otros empeñan el futuro de su profesión con los usurarios préstamos bancarios;
2) Porque de esa deficiencia, se aprovecha la medicina privada, cuyos servicios de salud solo la puede pagar gente privilegiada;
3) Porque los laboratorios productores de medicamentos también son parte de los negocios privados del sistema social capitalista, lo que significa que, sin dinero, no hay atención médica.
Se puede pensar lo que se quiera respecto a lo dicho; darle o negarle crédito a este enfoque de la realidad, pero eso no le quitará sus razones objetivas, lógicas, ciertas. Eso quiere decir, que nada justifica la fobia contra las vacunas cubans. Otras razones, las veremos…
Al margen de estas cuartillas
*Es hipocresía pensar y proclamar que Cuba está haciendo un negocio no ético vendiendo sus vacunas, sabiéndose lo que cuesta producirlas, aún más bajo las condiciones de bloqueo…
*¿Acaso se pretende ignorar que la Pfizer, solo al anunciar la posesión de su vacuna antivirus, se ganó cinco mil millones de dólares por la venta de sus acciones?
*¿Acaso las empresas productoras de vacunas en los países ricos, se las están regalando a los gobiernos?
*Si hay países que donan vacunas por medio de sistema Covax y las compran, porque no las producen, es un gesto positivo…
*Pero para ellos no es un sacrificio semejante al de un país pobre; ellos tienen muchos recursos para invertir en la promoción de su geo política…
*Cuba practica la solidaridad con lo que puede, no porque le sobran recursos. Lo hace con sacrificio, por un acto solidario…
*¿Qué también eso tiene un matiz político? ¡Pues claro que lo tiene!
*Pero es un matiz político contrario al matiz político que practican las naciones enriquecidas históricamente con su colonialismo y su neocolonialismo…