28 de abril 2018
Es crucial en estos días mantener los ojos bien abiertos sobre las maniobras del gobierno para deslegitimar la rebelión popular.
En primer lugar, el gobierno pretende dar por terminada la protesta en base a que, al verse contra la pared, llamó a un diálogo en el que la Iglesia aceptó mediar. Rosario Murillo habla de la generosidad de su comandante “en favor del amor y la paz de las familias nicaragüenses”, funcionarios expresan remordimientos y propósito de enmienda, por fin se le da una entrevista a un medio internacional. En suma, sale a relucir la piel de cordero para intentar cubrir al lobo que todos hemos visto.
Pero la convocatoria al diálogo no pasa de ser un espejismo. Hasta el momento es el gobierno quien ha decidido las condiciones. Las demandas están pendientes: Hay todavía muchos desaparecidos y cadáveres en varios sitios. No se puede dialogar mientras estos muertos estén en las gavetas de las morgues. La Cruz Roja tiene que tener acceso. Se tiene que dar cuenta a las familias, se les deben entregar a sus deudos sin condiciones, se les tiene que dar sepultura. Eso es lo primero.
Por otro lado, si bien la Iglesia aceptó mediar, los dialogantes son otros. Toca a la sociedad, a los movilizados, designar quién los representará e informárselo al gobierno. Toca decidir y consensuar las reglas y mecanismos del diálogo, así como los temas que se abordarán. Por otro lado, la Iglesia, si bien puede mediar, no tiene condiciones para ser garante. Garante solo podría ser un organismo internacional con capacidad para tomar medidas en caso se violen los acuerdos. Entonces hay que invitar una comisión de las Naciones Unidas y es al gobierno a quien le toca hacer esta invitación.
Considerando la importancia de organizar estos y otros requisitos para una verdadera y seria negociación, es obvio que se requiere de tiempo. No se puede empezar arbitrariamente el lunes como entiendo se planteó.
Un esfuerzo concertado y verdadero no puede ser un montaje de banderas rojinegras y azul y blancas en medio de una floristería, mesas con manteles de colores y canastas con rosquillas. Nada de ese show. Además, si no se transmiten en vivo, las sesiones deben ser grabadas y la población debe ser informada después de cada sesión.
No se está haciendo nada de esto. Más bien, mientras se arguye que habrá diálogo, pongan atención a la maniobra que se está perpetrando en la UPOLI. Tras el desconcierto y sorpresa inicial de sus “juventudes sandinistas”, ya se han reanudado las maquinaciones del engaño y la mentira para desvirtuar el movimiento estudiantil. Los cañones se han enfilado contra la imagen de la UPOLI como un centro de resistencia y ejemplo de valentía. Ya recompusieron y mandaron a actuar a los miembros de la UNEN, a dividir y sembrar confusión y desconfianzas. Aparecen ellos diciendo que lo de la UPOLI no lo hicieron los estudiantes sino miembros del MRS (¡!!) que, además, acusan de andar armados con pistolas 9 mm, y ser responsables de varias muertes. Lo de involucrar al MRS descubre lo burdo de su maniobra. Rehúsan creer que la enorme ola de repudio haya sido autoconvocada y recurren a falsos infundios. La UNEN es el alacrán que quieren meter en la camisa de este hermoso movimiento de jóvenes rebeldes y conscientes autoconvocados.
La situación, ahora que todos los hilos del engaño, la discordia y la manipulación se han puesto a funcionar, es muy delicada. Este gobierno ha dado muestras de ser hábil para armar telarañas y atrapar a los incautos. Alertas entonces todos. No hay que caer en esos subterfugios. Este poder está lleno de zancadillas. Hay que estar claros que un diálogo con ellos no nos devolverá la democracia, ni el país que nos secuestraron.
Quizás como antes de un divorcio, sea necesario el paso de la mediación, Monseñor Báez, seguramente, hará su mejor esfuerzo. Pero si por las vísperas se saca el día, dudo que salga humo blanco.
Gioconda Belli
27 de Abril, 2018