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Cuba: dos realidades cada vez más distantes

La narrativa de la cúpula gobernante: como Trump, vive en una realidad aparte, una especie de universo paralelo

La narrativa de la cúpula gobernante en Cuba: como Donald Trump

Circles Robinson

25 de julio 2021

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Las protestas desatadas a lo largo de Cuba el pasado 11 de Julio, fueron el colofón de una alarmante crisis que ya venía afectando al país.

Echando una ojeada a la narrativa que la cúpula gobernante ha venido presentando de estos hechos, uno podría pensar que vive en una realidad aparte, una especie de universo paralelo. Su postura recuerda a la asumida por Donald Trump durante su mandato presidencial, secundada por la cadena Fox News. La gran diferencia es que Trump y Fox News no eran la única fuente legal de noticias en EEUU.

El monopolio total sobre los medios de difusión en Cuba es una poderosa herramienta que el gobierno emplea para incidir en la opinión pública, machacando una y otra vez el mismo discurso. El descrédito y denigración constante de todas y cada una de las voces que critican las políticas y líderes gubernamentales, sin ofrecer a la víctima el derecho a réplica, es parte vital de la Verdad Absoluta que el PCC pretende y muchas veces logra imponer.

Por supuesto que no todo lo dicho por los medios oficiales es falso, pero como sus reportes y su versión de los acontecimientos nunca se somete a crítica o revisión, obviamente no gozan de credibilidad entre aquellos que reflexionan de manera imparcial sobre cuestiones políticas.

Dirigentes del gobierno cubano en la Mesa Redonda conversando sobre los acontecimientos del 11 de Julio.


La Mesa Redonda es el mejor ejemplo de esta realidad aparte en la que el gobierno parece o pretende vivir. El programa de televisión suele invitar a líderes del Partido Comunista, altos miembros del gobierno y especialistas afines al gobierno o que trabajan para este. Al final, invariablemente, coinciden en todo. La Mesa Redonda funciona como un calmante para aquellos que se conforman con respuestas simples para los cada vez más complejos problemas sociales.

Son, además, especialistas en mostrar cuan mal les va a los países cuyo sistema político está en las antípodas del implantado en Cuba, especialmente Estados Unidos. “El mundo se está cayendo a pedazos; no estamos tan mal, después de todo.”

El problema con esta estrategia es que la realidad aparte que venden en los medios es cada vez más distante de la que se vive en las calles; universos paralelos que nunca se tocan.

El 11 de julio miles de personas se atrevieron a protestar masiva y abiertamente. Sus reclamos dejaron al descubierto una realidad que nunca, ni por asomo, aparece en las pantallas de televisión.

La severa escasez de alimentos y medicinas, y un manejo negligente de la pandemia fueron el combustible de estas revueltas. La canción “Patria y Vida” fue el himno de las marchas; “libertad” la palabra más coreada.

La respuesta inmediata de Díaz Canel fue un llamado a todos los revolucionarios a combatir contra los que protestaban pacíficamente. La mayoría de los cubanos tenían una vaga conciencia del poder represivo que el gobierno podría desplegar en estos casos. Pero esa vaga conciencia se transformó en certeza, y sus teléfonos inteligentes captaron para la historia las garras que el sistema puede desplegar cuando es cuestionado por ese pueblo al que dicen defender.

Una cara ya bien conocida por aquellos disidentes que alguna vez se atrevieron a alzar su voz, pero apenas por la vasta mayoría de la población; mucho menos los visitantes extranjeros.

Durante las protestas una anciana gritó: “Nos quitamos el ropaje del silencio.” El gobierno respondió a su vez quitándose la máscara de bondadoso y tolerante. Resultado, más de 500 personas detenidas y el comienzo de vergonzosos juicios sumarios en plan escarmiento. Culminando en penas de prisión para muchos de los arrestados.

Juicios sumarios, sin acceso a legítima defensa; es así como los dirigentes del gobierno cubano interpretan el Imperio de la Ley. Creen que actúan con todo derecho; las víctimas y sus familiares están sufriendo.

Haciendo visible la realidad de la gente en Cuba

Foto: Juan Suárez

Los cubanos, obviamente, desean ver su realidad reflejada en los medios.

La película “Suite Habana”, del aclamado director Fernando Pérez, retrata una realidad que es el contrario de lo que pinta la Mesa Redonda. El filme, galardonado como Mejor Documental y Mejor Director en el festival de Cine de La Habana, 2003, casi sin diálogos, muestra y dignifica la dura realidad diaria de personas ordinarias: trabajadores, viejos, personas discapacitadas… gente que lucha muy duro por la vida.

Muchos salían del cine llorando, de tristeza y/o de orgullo, al ver plasmada una realidad totalmente ignorada por los que están en el poder y el eterno monólogo de los medios oficiales de difusión.

18 años después poco ha cambiado. De hecho, la brecha entre las dos realidades: aquella que vemos en la televisión, y la otra de los barrios urbanos y las comunidades rurales, no ha hecho más que crecer.

Captura de pantalla de Suite Habana

Hoy, después de lo que vimos el 11 de julio, después del grito desesperado de furia mezclado con euforia por las cadenas rotas, el gobierno continúa ignorando la realidad.

La Mesa Redonda y otros programas continúan alimentando esa realidad paralela donde el enemigo pagó a miles de mercenarios y delincuentes para promover el descontento y las protestas, y continúan calumniando a los pensadores críticos sin darles el derecho a réplica.

Mientras tanto, los medios independientes, todos ilegales, y las redes sociales, que no siempre están apegadas a los hechos, continúan ganando en credibilidad.

Como primer paso para salir del cenagal, los medios oficiales, encabezado por la Mesa Redonda, podrían dar voz a quienes piensan diferente, dejando atrás la verdad absoluta y aceptando en su seno, por primera vez en su historia, un debate real; propicio para la generación de ideas y políticas novedosas.

De otra manera nos quedaríamos varados en la inercia tan conveniente al estatus quo, sabe Dios por cuánto tiempo.

Ellos van a hacer lo que Raúl Castro y otros líderes del Partido decidan, pero lo evidente es después del 11 de julio la estrategia de los mundos paralelos está perdiendo el piso en que se afinca.

Publicado en Havana Times


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