Guillermo Rothschuh Villanueva
31 de enero 2016
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Solo a riesgo de poner en entredicho su prestigio, un medio de comunicación obvia su naturaleza de contrapoder
I
Dos informaciones recientes —una relacionada con el naufragio en la costa caribe donde fallecieron trece personas y otra vinculada con el proyecto de construcción del canal interoceánico— bastan para comprender como inciden las noticias en el imaginario de las personas, el grado de credibilidad que generan, su impacto en la agenda mediática y su creencia y sostenibilidad en el tiempo. El domingo 24 de enero dos medios impresos de circulación nacional —La Prensa y El Nuevo Diario— destacaron en sus primeras planas:Trece ahogados en Corn Island y Trece muertos en naufragio. El contenido en el cuerpo noticioso de los dos medios era casi idéntico: daban crédito a las afirmaciones del contralmirante, Marvin Elías Corrales, jefe de la Fuerza Naval del Ejército de Nicaragua. Este afirmó que la desgracia se originó por desobedecer las órdenes de no zarpar debidoal mal tiempo. El lunes 25 el coronel Manuel Guevara —en su calidad de vocero—reiteró que la posición de la institución castrense era la emitida por el jefe de la Fuerza Naval. No dijo más.
El martes 26 La Prensa introdujo una variante significativa, publicándolas declaraciones de Shura Welcome, Juez Local Único del municipio de Corn Island. La funcionaria del Poder Judicial contradijo las afirmaciones de Corrales. Sostuvo que “frente a Corn Island el mar estaba calmo y se observaba mucha tranquilidad, aunque había escuchado que durante el día o la noche habría mal tiempo”. Desde el domingo 24 las redes sociales circularon versiones similares a las ofrecidas por la juez Welcome. El miércoles 27 La Prensa fue categórica. El capitán de Two Friends, Leonel Estrada,afirmó al periodista Sergio León Cáceres“que no había autoridad naval, civil o militar, que controlara los zarpes el día de la tragedia”. El titular de la Prensa: Fuerza Naval no atendióS OS subraya las aseveraciones de Estrada, quien recuperó del agua a 9 de los 13 ahogados ysalvó a los restantes pasajeros de la tragedia acuática. Dijo“que avisó del incidente a las autoridades de la Naval pero nunca respondieron al auxilio”. La situación se agrava con la afirmación que 4 de las 14 lanchas de la zona zarparon el mismo día del accidente.
La otra información se produjo como resultado de la última encuesta de Opinión Pública,realizada por la firma Cid Gallup entre el 7 y el 12 de enero en Nicaragua, (#82 comprendida dentro del programa de Investigación de Centroamérica, Panamá y República Dominicana, iniciado en 1977). La pregunta básica se refiere al interés que muestran actualmente los nicaragüenses sobre el canal, (“un asunto para fortalecer el orgullo nicaragüense y como una esperanza para la creación de fuentes de trabajo que tanto hacen falta en el país”.) Durante los últimos tres años el canal ha sido presentado a través de los medios oficiales y oficiosos —pese a consideraciones técnicas y legales acerca de las repercusiones negativas que tendría su construcción— como panacea para mejorar sustancialmente el desarrollo de Nicaragua. (El tema ha provocado una fuerte disputa mediática). Las respuestas obtenidas indican que el 33% considera que es pura propaganda, el 25% que hacen falta estudios técnicos y el 13% que hace falta dinero para hacerlo. ¿Cunde el desencanto?
II
La otra cara de la moneda de la competencia discursiva está determinada por la Contraloría que ejercen los medios. Solo a riesgo de poner en entredicho su prestigio, un medio de comunicación obvia su naturaleza de contra poder. La debilidad de los medios oficiales y oficiosos obedece a su apego ciego al discurso de quienes están al frente de las instituciones del Estado. Su política informativa no entra en contradicción con el discurso oficial. En eso radica su porosidad. Tampoco vaya a pensarse que los medios ajenos a la tutela oficial siempre dicen la verdad. El fiel de la balanza está determinado por la necesidad y urgencia de ser creíble. Las sociedades actuales son altamente mass-mediatizadas. Los medios operan como un sistema omniabarcante. Todo queda atrapado dentro de su encuadre. El Nuevo Diario peca por sus constantes omisiones. Se interesa muy poco por dar a conocer otra versión que no provenga de fuentes oficiales. Poco contrasta. Para El Nuevo Diario solo existe el discurso del poder que nunca se equivoca.
Ambas informaciones permiten formular varias interrogantes. ¿Creerá el ejército que callando logra aquietar las aguas? ¿No teme que su silencio erosione su discurso? ¿Pensarán que la avalancha cotidiana de acontecimientos terminará por sepultar o pasar el hecho a un tercer o cuarto plano? ¿No sería más ventajoso para su prestigio nombrar una comisión que investigue y esclarezca lo hechos? Se trata de un tema engorroso que costó la vida a trece personas. Hay que recordar que la credibilidad se gana, pierde o achica. No se obtiene de una vez y para siempre. Las instituciones están sujetas todos los días al escrutinio ciudadano. La credibilidad se basa en la confianza que el medio atribuye a las fuentes. En la sinceridad, honestidad y competencia de las instituciones yen el cumplimiento de sus labores. Si la juez y el capitán del barco mienten ¿por qué no los rectifican?El prestigio de la Naval ha sido puesto en duda. Todavía hay tiempo para demostrar ante la opinión pública—con documentos en manos— que Hilario Blandón fue advertido y no atendió la orden.
Los comentarios de Olda M. Acuña, — directora de Proyectos Especiales de Cid Gallup para Latinoamérica— afirmando que la construcción del canal está perdiendo vigencia resta credibilidad al discurso oficial. La oferta de megaproyectos y su falta de concreción —la construcción de la refinería por ejemplo— meten en apuros al gobierno. El silencio oficial tiene antecedentes en el silencio del ejército. Una constante del cuerpo armado ha sido callar ante señalamientos de los medios. ¿Será que está convencido que le resulta más ventajoso eximirse de hacerlo que responder ante hechos de impacto en el imaginario nacional? El canal dejó de ser tema prioritario en la agenda gubernamental. Ningún medio oficial y oficioso se ocupa del tema con la sistematicidad que lo venían haciendo. El tiempo transcurrido entre el anuncio y la falta de inicio de su construcción les desacredita. Los hechos duros se cuelan en el torrente sanguíneo de los medios. Ambas noticias merecían —por derecho propio— ser conocidas por la opinión pública nacional.¡No había de otra!
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Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.
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