3 de diciembre 2015
El caso reciente de los migrantes cubanos varados en Costa Rica ilustran el hecho que en el entorno internacional de hoy cualquier situación referente a la migración, sea de refugiados, asilados, o migración política o económica personal o en grupo, se desenvuelve en un problema fronterizo y diplomático, por decir poco. Sin embargo, hay consideraciones específicas que diferencian una realidad humanitaria de otras de carácter de seguridad nacional que permiten aclarar puntos que por oportunismo político oscurecen los términos mismos del motivo por la que unos salen.
El contexto, la dinámica migratoria, las repuestas de los estados y las opciones de solución son cuatro elementos que no pueden ignorarse para entender lo que pasa y a la vez interpretar su significado.
El contexto
Para nadie es un secreto que históricamente los cubanos han emigrado de su país en gran parte por razones políticas y más recientemente por razones económicas. Las condiciones políticas del régimen dictatorial en Cuba han sido un factor clave de la emigración de más de 40,000 personas cada año. En respuesta, Estados Unidos ha permitido que cualquier cubano que toque el suelo de este país pueda obtener residencia legal mediante su status de refugiado. Mientras tanto la crisis económica Cubana que se profundiza a fines del 2000 conduce a una nueva ola migratoria de personas buscando mejores condiciones.
De hecho, no puede ignorarse tres puntos clave para el gobierno Cubano, cuando se trata de sus emigrantes. Primero, las remesas han representado una fuente de ingreso muy importante para la economía Cubana y ha dependido de una continua masa migratoria. El volumen de remesas estimado en más de US$1.6 mil millones es una de las fuentes principales de divisa y una fuente que apoya a más de 600,000 hogares en la isla. Segundo, no solo la migración ha sido una válvula de escape muy importante para la economía Cubana, pero las reformas económicas mismas contaban con el aumento de las remesas, y con la inversión de cubanos en el exterior y cubanos receptores de remesas para trabajar en la economía local. Tercero, la apertura de concesiones de pasaportes para salir aumenta el volumen migratorio y coincide con la política Ecuatoriana de no requerir visa a cubanos. Cuando Estados Unidos propone reanudar sus relaciones diplomáticas con Cuba hace un año, el rumor que la opción del llamado “pie seco-pie mojado” desaparecería causó temor en muchos cubanos que dio lugar a un aumento migratorio.
De hecho, como muestra el cuadro abajo, la migración cubana al exterior y a Estados Unidos crecientemente ha seguido una tendencia de viajar por tierra a partir de su arribo por Quito, Ecuador.
Emigración Cubana, 2010-2015
Periodo | Migracion | A Estados Unidos | Via México | Por visado de
residencia desde La Habana |
2010 | 58,439 | 53,890 | 3236 | |
2011 | 59,128 | 46,036 | 5,316 | 2934 |
2012 | 62,235 | 41,535 | 10,315 | 4584 |
2013 | 57,464 | 41,487 | 11,932 | 4827 |
2014 | 17,459 | 5992 | ||
2015 | 25,000+ |
Fuente: Anuario Demográfico de Cuba 2014; US Department of Homeland Security; https://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/cuba-es/article42109152.html#storylink=cpy; US Department of State, Visa Statistics, 2015.
La dinámica
Lo que cambió en la migración Cubana en los últimos dos años fue un movimiento indirecto hacia Estados Unidos usando terceros países y apoyado de redes migratorias que incluyen coyotes. Este movimiento no es nuevo pero refleja cómo los cubanos está usando las mismas redes migratorias que otras nacionalidades usan para lograr llegar a su destino. Esta es una trayectoria cara que incluye gastos mínimos de US$7,000 y hasta más de US$12,000 por viaje.
El proceso incluye un extenso viaje que parte de Cuba hacia Quito, Ecuador, y pasa por Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala, y México. Estos miles de cubanos ya estaban pasando por Centro América desde hacía años. Lo que cambió en la dinámica fue el resultado de un resquebrajamiento de redes de trasiego de personas que emergió en función de la demanda misma. El aumento de emigrantes cubanos da lugar a un creciente número de intermediarios para facilitar el paso por Sudamérica y Centro América que empiezan a aumentar precios y fijar tarifas a cubanos, mientras al mismo tiempo la opción de tomar la oferta crece dentro de esta población que mira la ruta Ecuatoriana como una opción económicamente viable.
Las respuestas
Hasta recientemente, fines de Septiembre 2015, los cubanos pasaban por estos países mediante el apoyo de los coyotes, y en Costa Rica recibían un salvoconducto para cruzar la frontera. Nicaragua dejaba pasar a éstos porque los números eran ‘controlables’ hasta que se desarticuló la red migratoria y muchos migrantes empezaron a quedarse estancados en Panamá o Costa Rica.
La respuesta de Costa Rica inicialmente fue la de otorgarles una visa temporal y transitoria por 7 días para que por razones humanitarias ellos continuaran su trayectoria. Nicaragua respondió cerrando las fronteras y aduciendo diferentes razones, una que la decisión Costarricense era de provocación, por lo que no permitiría a estos migrantes por razones de seguridad nacional. En otro momento, legisladores Nicaragüenses adujeron que en todo caso, si dejaban pasar a una nacionalidad, lo tendrían que hacer con otras también. Finalmente, manifestó ante el SICA que el país no se prestaba a “legitimar políticas ilegales (migratorias)”.
Las repuestas de ambos países reflejan la trayectoria de su política exterior. La política exterior costarricense ha mantenido la promoción y defensa de derechos humanos, y el respeto a la autodeterminación como ejes claves de su país, acompañado de otros principios. Además, en lo concerniente al escenario internacional, no es accidental que Costa Rica ha mantenido una posición pro-democracia y de desacuerdo al régimen Cubano, situación que se acentúa en los años setenta durante la cancillería de Gonzalo Facio. En este sentido, la decisión de Costa Rica de otorgar una visa, responde a una mezcla de consideraciones humanitarias e ideológicas referentes a Cuba. Pero no hay que equivocarse, si bien es cierto lo ideológico cuenta, lo humanitario ha tenido un fuerte peso en sus decisiones. Anualmente cruzan las fronteras cienes de inmigrantes Africanos y Asiáticos por este país los cuales también pasan por diferentes métodos de visado para cruzar la frontera y los han recibido. En algunos casos para aquellos que pasan sin documentos, reciben citatoria para obtener refugio pero eventualmente se van.
La política exterior nicaragüense se ha guiado históricamente por principios ideológicos más que de carácter universal. Su relación internacional y su política han sido dirigidas por el partido dominante y mantenido un eje ideológico de apoyo e incluso subordinación a Cuba—y Venezuela más recientemente.
De igual forma es un país cuya manifestación por la protección de derechos humanos ha sido mínima y subordinada a la directriz ideológica. Nicaragua ha mantenido un silencio ante violaciones recientes a derechos humanos en muchos países, no solo Cuba, pero también Siria bajo Assad y Ucrania después de la invasión Rusa de Crimea (en vez de apoyar una resolución de Naciones Unidas de preservar la integridad territorial de Ucrania, Nicaragua apoyo la anexión de Crimea a Rusia) y un país que felicitó al dictador Kim Jong-Il por su dedicación por la paz y la prosperidad de Corea del Norte, por mencionar unos cuantos.
En lo referente a migración, el país carece de política migratoria y ha mostrado muy poco interés y compromiso en mantener una relación con los miles de migrantes nicaragüenses que salen del país cada año por razones tanto económicas como políticas. De gran manera la respuesta Nicaragüense se ha percibido como inmadura, subordinada a su relación con Cuba y una expresión de soberbia y ego. En vez de abordar la problemática del estado de estos cubanos migrantes ha buscado modificar el debate hacia Estados Unidos y manejar un discurso revanchista contra ese país. En este sentido, la respuesta nicaragüense era de esperarse, aunque muy lamentablemente.
Las soluciones
La situación de los cubanos no se resuelve con una o dos medidas. Requieren de pasos múltiples y acciones conjuntas, acompañadas de varias etapas de trabajo. La decisión Ecuatoriana de requerir visa ha sido un paso que si bien cierra parcialmente una puerta, permite en el corto plazo dar un espacio a los países, Costa Rica en particular, para buscar una alternativa para los ya 5,000 cubanos en tránsito. Sin embargo, la salida de cubanos también responde a la política de Estados Unidos de manos abierta a cubanos por lo que Estados Unidos necesita responder. Este elemento es crucial, porque mientras Estados Unidos aumentó sus operaciones de captura en el mar a cubanos intentando entrar a Estados Unidos, los cubanos han optado por la travesía más larga.
En el corto plazo, la solución para los 5,000 cubanos es imperativa y como tal es importante que lleguen a su destino final, ya sea por un corredor aéreo o hasta marítimo que no pase por Nicaragua. En el largo plazo, Estados Unidos y Cuba tienen que acordar mecanismos de control y migración en pro de los cubanos que se han ido y de los que se quieren ir. Esto implica reconocer que hay una crisis de refugiados, con más de 25,000 que entraron por tierra este año. Sin embargo, de igual forma, Estados Unidos no puede ignorar que más de 100,000 Centroamericanos está cruzando el suelo de Estados Unidos (más unos 15,000 Nicaragüenses que entra a Costa Rica) por las mismas razones que motivó a muchos Cubanos a dejar su país, y la simetría es importante. Todo esto apunta a que mientras las economías y políticas de Centro América y el Caribe se empeoran, la migración está aumentando.
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*El autor es investigador del Diálogo Interamericano.