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Cambios positivos en el BCIE, pero falta más

La decisión de los gobernadores constituye un golpe a la ineficiencia, al clientelismo, y al matrimonio del BCIE con dictadores violadores de DD. HH.

Asamblea del BCIE

Vista de la LXIII Asamblea de Gobernadores del BCIE, en Punta Cana, República Dominicana. Foto: EFE / Orlando Barría

Ottón Solís Fallas

15 de mayo 2023

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Dante Mossi perdió contundentemente y sin ambigüedades en sus aspiraciones a la reelección como presidente ejecutivo del BCIE. Fracasa entonces en el objetivo, muy por encima de cualquier otro, que ha guiado su gestión en el BCIE: seguir disfrutando, por cinco años más, de los privilegios, los viajes, los viáticos millonarios, el uso de recursos del Banco para asuntos personales y de su familia y de los abrazos y elogios de dictadores y narco-Gobiernos de la región.

En la búsqueda de ese objetivo, Mossi no solo deterioró seriamente la situación financiera del BCIE sino que instauró en buena parte su staff más cercano, una decadente cultura, donde la mentira, su herramienta favorita, se convirtió en arma de encubrimiento y negociación.

Por ello la decisión unánime de los gobernadores constituye un saludable y efectivo golpe a la ineficiencia, al clientelismo, la mentira, al desperdicio y el abuso de recursos. Es un golpe a una ética vergonzosa que no merecen ni los centroamericanos ni nadie en el mundo. Es también una derrota al matrimonio del BCIE con dictadores violadores de los derechos humanos.

Contrario a lo que ha insinuado y afirmado reiteradamente Mossi en su vocación por la mentira, él no tiene ningún mérito por tres grandes logros del BCIE: el incremento del capital de USD 5000 millones a USD 7000 millones, la incorporación de la república de Corea del Sur como socio y el logro de la calificación Doble AA, la mejor de entes financieros en América Latina. Todo esto estaba listo cuando el 1 de diciembre de 2018 Mossi asumió la presidencia. Obedece en su totalidad a la austera y eficiente administración liderada por su antecesor Nick Rischbieth.


Lo que si se le debe a Mossi, además de haber deteriorado la moral dentro del Banco, es haber prácticamente duplicado los gastos de funcionamiento, al elevarlos de USD 52.4 millones a USD 100.7 millones, haber incrementado la planilla en más de un 30% y haber deteriorado indicadores críticos para la solidez financiera del Banco y su ranking por las agencias calificadoras, tales como el Índice de eficiencia administrativa, el cual se elevó de 0.53 a 0.63 durante su gestión.

Me atrevo a hacer una respetuosa sugerencia. Una vez que salga Mossi —noviembre— el BCIE debería congelar su actividad por seis meses, excepto en lo que se refiere a girar recursos de proyectos en ejecución, recibir pagos y cancelar intereses y deudas. No debe aprobar nuevos créditos ni cooperaciones, ni debe endeudarse. Y debe posponer la elección de su sustituto.

Durante ese período debe nombrarse, por los gobernadores, una Junta de Notables, para que con total independencia lidere una auditoría financiera, una auditoría administrativa, una auditoría ética y una auditoría sobre su gobernanza.

Una primera recomendación de esa Junta debe ser eliminar las antidemocráticas y antiéticas normas de confidencialidad que protegen al BCIE del escrutinio a que todo ente público debe someterse. Esas normas son las que han permitido los abusos y excesos, mucho de los cuales, tales como la abusiva remuneración de los directores, se originan en decisiones de los Gobiernos de los países socios.

Precisamente, dentro de la auditoría sobre gobernanza, esa Junta debe también analizar el papel de los directores, sus privilegios y su salario. Gran parte de los problemas recientes del BCIE se originan en que el directorio, con contadas excepciones, se ha acomodado a las nefastas prácticas de Mossi, porque este les ha colaborado entusiastamente en la defensa de privilegios y remuneraciones. El directorio no ha cumplido con su responsabilidad fiduciaria por ese conflicto de interés y porque ante sus enormes privilegios y su gigantesca remuneración ha carecido de autoridad moral para enfrentarse a los abusos y mentiras constantes del presidente ejecutivo. La Junta de Notables debe recomendar una reducción sustancial del salario y los beneficios de que disfrutan los directores.

Finalmente, esa Junta, la cual debe someter todos sus informes y sugerencias para la aprobación de los gobernadores, debe, a partir de sus hallazgos, delinear los requisitos que deben incluirse en la convocatoria para el nombramiento del nuevo presidente ejecutivo.

Debe explicarse a las agencias calificadores y a los cooperantes del BCIE, que el objetivo de la ruta aquí sugerida no es otro que recuperar y mejorar los indicadores financieros y el desempeño ético del Banco.

El viernes 12 de mayo de 2023 fue un buen día para el BCIE y para Centroamérica, pero la buena decisión de ese día no estará completa si no se procede con la propuesta aquí sugerida u otra que logre los mismos objetivos.

*Economista. Exdirector del BCIE por Costa Rica

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Ottón Solís Fallas

Ottón Solís Fallas

Político y economista costarricense. Líder del Partido Acción Ciudadana (centro-izquierda). Fue diputado entre 2014-2018.​ Ejerció brevemente como representante de Costa Rica ante la Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Ha sido candidato presidencial en 2002, 2006 y 2010.

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