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El amor como prisión

La codependencia es una adicción. Se requiere que la persona tome conciencia de que el problema está en él o ella, no en los demás

Rachel Hofton | Flickr.com | Creative Commons

Ana Salgado

8 de febrero 2016

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“Él me trata mal, me hace sufrir, pero es que yo lo amo”

“A pesar de los problemas, yo estoy con él por mis hijos”

“Es que pobrecito él. Él reacciona así porque su mamá no lo entiende/no tiene trabajo/tiene problemas de dinero/cualquier otra excusa”

Estos son comentarios que todos hemos escuchado de personas que están en relaciones personales, de pareja, familiares, de amistad e incluso laborales en las que sufren profundamente pero de las que no logran alejarse.


Es que es tonta”, es el comentario general de las personas que ven el escenario desde fuera y escuchan constantemente las quejas y las atrocidades que vive la persona que está en la relación.

Dejalo”, es el consejo generalizado. Pero la persona sigue ahí porque tiene una enfermedad: es codependiente.
La codependencia es una adicción a una persona y a las relaciones que establecemos con ésta. El codependiente se caracteriza por:

• Venir de una familia donde habían relaciones codependientes. La codependencia surge en la infancia y por tanto se convierte en la única clase de relación que el codependiente sabe establecer.
• Olvidar sus propias necesidades y centrarse en los problemas del otro (su pareja, un familiar, un amigo, entre otros).
• Relacionarse con personas problemáticas. Sus favoritos son adictos, huérfanos emocionales y princesas o príncipes que “necesitan” ser rescatados. Rescatarlos es la única forma que conoce para crear un lazo que los una.
• “Rescatar” controlando. Como nadie puede controlar a un adulto y eventualmente la otra persona no responde como el codependiente espera, éste se frustra e intenta controlar todavía más.
• Deprimirse al acumular frustración o tristeza extrema por su incapacidad de cambiar a la otra persona y/o sentirse mal físicamente por el estrés.
• Necesitar sentirse necesitado. Esto le da una falsa sensación de que el otro nunca lo abandonará. Pretende generar esta necesidad “ayudando” constantemente.
• Ser capaz de perdonar sin límite. Esto porque confunde la adicción que lo une al otro con un amor tan grande que todo lo puede.
• Pensar que no hay otras personas con las que pueda establecer una relación. De aquí surge la incapacidad del codependiente de alejarse de una relación enfermiza por sí mismo, por más sufrimiento que ésta le cause.
• Ser desconfiado, hipervigilante, perfeccionista, evitar hablar de sentimientos, tener problemas con la intimidad y comportamiento protector.

Como con toda adicción, hay solución, pero se requiere que el codependiente tome conciencia por sus propios medios de que el problema está en él y decida hacer algo para cambiar la manera en que se relaciona con los demás.

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Consulte el blog de la autora.

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Ana Salgado

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