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Biografía completa sobre la Mama Grande

El libro contiene expresiones que resumen el aporte de Balcells, de convertir a Barcelona en centro imantado de los escritores latinoamericanos

Carmen Balcells y Gabriel García Márquez, una amistad a prueba de infortunios.

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La biografía monumental sobre Carmen Balcells, escrita por Carme Riera (Penguin Random House Editorial, 2022), ofrece una panorámica completa de sus avatares por el mundo de las letras. La Mama Grande, como acertadamente la llamó Gabriel García Márquez, fue ángel tutelar de decenas de escritores sometidos a explotación por las casas editoriales. En sus deseos por ofrecer una visión totalizante, Riera se introduce hasta en los rincones más íntimos de Balcells. Para curarse en salud advierte que no trataba de escribir la hagiografía de una mujer llena de claroscuros. ¿Acaso no todos lo estamos? ¿Buscaba cerrar paso a otros investigadores tentados de continuar escribiendo libros y tesis de grado sobre la catalana? Carmen tuvo la osadía de plantar cara a quienes hacían y deshacían en el mundo editorial.

La dureza con que Balcells es tratada durante los primeros capítulos no deja de asombrar. Para evitar ser enjuiciada Riera se asiste de una amplia bibliografía y entrevistas personales. ¿Una forma de anteceder reclamos? Mi primer desconcierto surgió a partir del título, Carmen Balcells, traficante de palabras. ¿Cómo no iba a generar sospechas ante la utilización de una palabra cargada de simbolismos negativos? Sus connotaciones no se compadecen con expresiones afectivas. Vivimos en un mundo plagado de traficantes de drogas, niñas, personas, honra y reputaciones. El diccionario de la lengua española la define: “1. adj. Que trafica o hace negocios, especialmente de forma ilícita”. Como miembro de Real Academia Española la primera en saberlo debió ser Carme Riera. ¿La escribió con ánimo ofensivo?  

¿Qué espinas deseaba sacarse escribiendo este libro? Sus anatemas pesan más que las sobadas de espalda que dispensa a Balcells. Mala leche brota a borbollones. Envolver su biografía con lisonjas y alabanzas no implica nada. Más bien sirven de coartadas. ¿Un caramelo envenenado? El peso y significado de Balcells es tan grande que difícilmente puede ser opacado recurriendo a argucias discursivas para exponer sus trapos sucios en media plaza pública. El hecho de citar a una diversidad de escritores elogiando y otros emprendiéndola furiosos contra la agente literaria, no implica ningún asomo de equidad o paridad. La manera que los usa sirven para airear las animadversiones que algunos escritores sentían por una mujer dueña de un carácter volcánico y autoritario. ¿A qué se debe?  

En Nicaragua existe una expresión que encierra una gran verdad. Con amigos como este para qué quiero enemigos, dice el refrán. A mí tampoco me hubiese gustado que hiciese un panegírico. Eso dejémoslo a los aduladores. Tampoco comparto situarse en las antípodas. Hay formas de comprobar su dualidad. Un libro puntilloso. Abunda en detalles muchas veces innecesarios. Cuando conviene a sus intereses encuentra el dato o sale en su búsqueda.  Señala a Balcells de envidiosa. Dice que sentía celos terribles de Magda Olivier por “su cultura y cosmopolitismo, por su aspecto físico, por sus kilos en absoluto excesivos, por su delgadez, a la que la comida parecía no pasarle factura, su buen tipo —llevaba vaqueros que le quedaban divinamente— por sus historias sentimentales…”. Un cruzado en rostro.


En función de sus objetivos es dada a la especulación. Siguiendo con el elogio que le dispensa a Magda Olivier, se pregunta si Carmen sentía celos por ella. “A lo mejor uno de sus autores la preferían a ella? Se llevaba bien, demasiado bien con muchos. ¿Tendría que ver ella sentimentalmente con alguno? ¿Se habría acostado con fulano o mengano a sus espaldas? … ¿Y si quisiera montar otra agencia arrebatándole a sus escritores?” … “según me dijo un autor que trató a las dos”, añade después. Una escritora que no tiene reparos en ventilar la intimidad de su autobiografiada, ¿por qué protege el nombre del autor? Es tan meticulosa que cuando Carmen no supo concretar el día que Gabo la llamó desde México para comunicarle que había ganado el Nobel suplió el vacío: era un miércoles 20 de octubre.

Considera impropio que Carmen Balcells se interesara por la vida de sus representados. A muchos gustaba. Es seguro que otros lo rechazaran. Los testimonios de García Márquez, Vargas Llosa, Cabrera Infante, Carlos Fuentes, Isabel Allende, los pesos pesados de su agencia literaria, apuntan en una sola dirección. Se sentían satisfechos y agradecidos que su agente en Barcelona fuese capaz de resolverles hasta lo más nimio. En relación a Gabo resulta importante conocer lo apuntado por Gerald Martin, su biógrafo autorizado. “Balcells es, sin lugar a dudas, el contacto más relevante de García Márquez en Barcelona y la mujer más importante en su vida tras Luisa Santiago y Mercedes”. Se vuelve apropiado recalcarlo. La simpatía y complicidad entre ambos forma parte de sus historias personales.

Más allá que Mario haya confesado a Riera que nunca recibió los quinientos dólares que Balcells se comprometió a entregarle si dejaba de dar clases en Londres y se marchaba a Barcelona para dedicarse a escribir de tiempo completo —el sueño de toda una vida de Vargas Llosa— la verdad es que sino no hubiese tomado esta decisión, hubiera tenido retrasos en asumir una condición que anhelada desde que vivía en Perú. Solo bastó que Balcells negociara en otros términos los derechos de autor de sus obras —La casa verde y La ciudad y los perros— para convertirse en escritor profesional. Este fue siempre su norte. Sus ingresos provenientes de los libros escritos en español y traducciones en distintas lenguas, lograron que sus ingresos crecieran. Mario y Patricia se lo agradecieron.

Carmen Balcells, cuando ya Mario Vargas Llosa la había nombrado su agente literario.

El libro contiene expresiones que resumen el aporte de Balcells, de convertir a Barcelona en centro imantado de los escritores latinoamericanos y su soporte decisivo en la forja del boom. Dos logros estupendos. Como apunta Gerald Martin, “No es una exageración afirmar que al sur del continente fue conocido por dos cosas por encima de todas las demás en la década de 1960, estas fueron, en primer lugar, la Revolución cubana y su impacto tanto en América Latina como el resto del tercer mundo en general, y en segundo lugar, el auge de la literatura latinoamericana, cuyo ascenso y caída coincidieron con el auge y caída de las percepciones liberales de Cuba entre 1959 y 1971”. El “Caso Padilla” en 1971 fracturó el apoyo de muchos escritores. Gabo y Cortázar permanecerían fieles a la revolución.

El temperamento agresivo e incendiario de Balcells se debía en parte a las condiciones en que desarrolló su trabajo. Se vio obligada a tumbar puertas y abrir cerraduras, en un mundo dominado por machos. Entró fuerte. No había otra manera de hacerlo. Su misma biógrafa expone el contexto en que desplegó sus energías. Un mundo en guerra permanente. Se tiraban tarascadas como tiburones hambrientos. La plata se imponía sobre cualquier consideración. Rafael Borrás quien trabajaba para Planeta fue llamado por Jorge Herralde como “el hombre del maletín”. El mote lo ganó por cargar su maleta llena de plata para seducir escritores de otras editoriales con la intención que migraran a Planeta. En estas condiciones, ¿cómo esperaban que Carmen se comportara? ¿Cómo una oveja sumisa?

La trascendencia de la Mama Grande no se agota por haber sido la gestora del boom y situar a Barcelona como epicentro de este acontecimiento literario. También creó su propia escuela. Algunas de las mujeres que aparcaron a su lado se convertirían después en aventajadas agentes literarias. Son quienes se encargan de valorar su trabajo de manera positiva. Las tres personas escogidas por Carme Riera exponen sin empacho su relación con Balcells. Sin desconocer su carácter irascible, exaltan su influencia benefactora al juzgar a su preceptora. Eran las personas más indicadas. Podían hablar con solvencia de los motivos que inducían a Balcells a conducirse de forma altiva. No la justifican. Sobresalen las razones que tenía para increparlas. De otra manera jamás hubiese sobrevivido en ese mundo.

Antonia Kerrigan fue seleccionada por Riera por ubicarse en el otro extremo de su maestra. “Segura de sí misma, amable, sensata y sin extralimitaciones” cualidades que no eran las de Balcells, Kerrigan confiesa que debe a Carmen todo lo que ella es. Silvia Bastos llegó jovencísima. Riera le objetó que Carmen no era muy querida entre sus empleados y esta fue su respuesta: “Carmen generaba tensión, quizá porque los demás no estábamos a la altura de lo que ella esperaba, por eso trataba mal a la gente y también a su familia”. La vez que pidió a Carmen consejos le dijo que se levantara temprano y que llegara a la oficina antes que sus empleados. Algo que siempre practicó. Maribel Luque dice que Carmen “no era una mujer normal y corriente. Era una fuerza de naturaleza, un genio, una mujer extraordinaria”.

La legendaria Carmen Balcells, cuando ya se había forjado su propio mito.

Por muy duro que sea en mis apreciaciones con Riera, considero indispensable la lectura de esta biografía. Una investigación que ofrece pormenores que tal vez otros estudiosos de la vida y obra de Carmen Balcells, no se atreverán a auscultar. Soy un firme creyente que los secretos que nuestros amigos nos confían en privado, nunca deben divulgarse. Mucho menos hacerlos públicos. Disiento que Riera infringiera esta norma. La confianza no puede ni debe ser violada. Uno debe mostrarse respetuoso. Estoy seguro que los españoles gozaron con sus revelaciones de alcoba. Con la muerte de Franco y la desaparición de la censura, las revistas del corazón y la prensa rosa, gozan buena salud. Los chismes son uno de sus grandes pasatiempos. En la biografía Carmen Balcells, traficante de palabras, abundan.     

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Guillermo Rothschuh Villanueva

Guillermo Rothschuh Villanueva

Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.

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