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¡Basta de desposeídos por la pandemia!

Los gobiernos que han acaparado cientos de miles de dosis de vacunas deben redistribuirlas inmediatamente a los países con bajas tasas de vacunación

Mark Malloch-Brown

20 de octubre 2021

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La covid-19 dividió al mundo como casi ninguna otra cosa: los países más ricos disponen de suficientes dosis de vacunas para proteger a su gente de los estragos del virus, pero los países más pobres, no. Quienes están en el Norte Global también cuentan con los medios para evitar la calamidad económica y los trastornos sociales con gigantescos paquetes de estímulo, mientras que cientos de millones de personas en el Sur Global fueron empujadas a la extrema pobreza. Esta división desigual deja a la humanidad mucho más vulnerable frente a la próxima etapa de la pandemia y a otras crisis sistémicas que puedan surgir.

Como líderes de algunas de las organizaciones filantrópica más grandes del mundo, sabemos dos cosas con certeza: en primer lugar, la historia nos enseñó que el cambio transformacional casi siempre se debió a una crisis profunda; en segundo lugar, solo si nos unimos el mundo puede generar la acción audaz y urgente necesaria para revertir la gran divergencia entre los ricos y los pobres. Solo a través de la cooperación y la coordinación podemos iniciar una era transformadora de progreso.

Para ello, la Fundación Aliko Dangote, la Fundación Archewell, la Fundación Bill y Melinda Gates, la Fundación Chaudhary en Nepal, la Fundación del Children’s Investment Fund, la Fundación Conrad N. Hilton, la Fundación Ford, la Fundación Saldarriaga Concha, el Kagiso Trust, la Fundación MasterCard, la Fundación Mo Ibrahim, las Open Society Foundations, las OppGen Philanthropies, la Fundación Rockefeller y la Fundación William y Flora Hewlett unieron fuerzas para establecer una alianza mundial de fundaciones. Y estamos invitando a otras organizaciones filantrópicas a unirse a nuestra red.

En nuestra primera reunión, esta semana, acordamos que nuestras organizaciones —que hasta el momento han comprometido 3 mil millones de dólares para combatir la covid-19— movilizarán recursos, conocimientos y capacidad de apoyo adicionales para reforzar los esfuerzos mundiales. Nuestras estrategias contarán con el asesoramiento de instituciones como la Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África, así como grupos de la sociedad civil y líderes comunitarios en todo el mundo.


Durante el último año, nuestras respectivas instituciones apoyaron a las comunidades y personas que combaten en la primera línea contra la crisis, mostrando en su respuesta lo mejor que la humanidad puede ofrecer: compromiso, solidaridad, coraje y compasión; ahora, los líderes de las instituciones mundiales y los países más ricos deben hacer lo mismo.

Para estimular la acción global necesaria, nuestra coalición defenderá dos objetivos principales. El primero es que el mundo debe asumir la responsabilidad colectiva para lograr las ambiciosas metas de la OMS y vacunar al menos al 40 % de la población en los países con ingresos bajos y medios para fines de este año, y al 70 % para septiembre de 2022. Solicitamos a los líderes gubernamentales y a los responsables de las políticas —entre ellos, a quienes esta semana asistieron a las reuniones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en Washington D. C., y estarán este mes en la cumbre del G20 en Roma— que proporcionen las dosis, los recursos financieros y la logística necesarios para alcanzar esas metas.

Los gobiernos que han acaparado cientos de miles de dosis de vacunas deben redistribuirlas inmediatamente a los países con bajas tasas de vacunación en los próximos meses. Y, pensando más allá de esta emergencia inmediata, debemos realizar inversiones críticas en capacidad de producción farmacéutica a largo plazo en los países más pobres, para estar preparados en la próxima crisis de salud pública.

En segundo lugar, para impulsar la recuperación económica mundial, instamos a los gobiernos de los países con altos ingresos a reasignar al menos USD 100 mil millones en derechos especiales de giro reciclados (DEG, el activo de reserva del FMI) a los países con ingresos bajos y medios en 2021. También les solicitamos que se comprometan con la reposición de un capital de USD 100 mil millones al fondo de la Asociación Internacional de Fomento del Banco Mundial, para apoyar la respuesta a la pandemia y la recuperación económica en los países más pobres del mundo.

Creemos que las fundaciones, trabajando dentro de la nueva coalición y por sí mismas, pueden desempeñar un papel fundamental para respaldar y reforzar los esfuerzos nacionales y mundiales. Juntos apoyaremos las voces de quienes presionarán a los líderes hasta que hayan cumplido en términos de salud pública y recuperación económica.

No hay tiempo que perder, cada mes de demora conlleva más riesgos e injusticia innecesarios debido a que se favorece la posibilidad de que surjan nuevas variantes —potencialmente más mortales— del coronavirus, se expone a más personas al contagio y la muerte, se amplían las desigualdades existentes, se empuja a más gente a la pobreza, y se fomenta la agitación política y social. Debemos enfrentar todo esto en un momento en que además tenemos que lidiar con la amenaza existencial del cambio climático.

Cuanto más largas demos al asunto, más oportunidades dejaremos escapar. La inacción se traduce en más empresas que no pueden iniciar sus actividades, más horas de interrupciones escolares para los alumnos ansiosos de aprender, y más meses de desempleo para quienes están listos para volver al trabajo.

La pandemia dista mucho de ser el único problema que enfrenta la humanidad, por lo que nuestras respectivas fundaciones continuarán trabajando en muchos lugares y sobre muchas otras cuestiones cuando las crisis de salud y económica hayan pasado; pero sabemos que si no actuamos hoy, estas crisis interrelacionadas multiplicarán los desafíos a largo plazo de la humanidad. Y sabemos que, juntos, podemos enfrentar este momento decisivo, y ayudar a lograr un futuro más equitativo y sostenible para todos.


Este comentario firmado por Mark Malloch-Brown, exsubsecretario general de las Naciones Unidas y presidente de la Fundación Open Society también está firmado por , presidente de la Fundación Rockefeller; Darren Walker, presidente de la Fundación Ford; Zouera Youssoufou, de la Fundación Aliko Dangote; James Holt, de la Fundación Archewell; Mark Suzman, de la Fundación Bill y Melinda Gates; Nirvana Chaudhary, de la Fundación Chaudhary; Kate Hampton, de la Fundación del Children’s Investment Fund; Peter Laugharn, de la Fundación Conrad N. Hilton; Juan Pablo Alzate, de la Fundación Saldarriaga Concha; Boichoko Ditlhake, del Kagiso Trust; Reeta Roy, de la Fundación MasterCard; Nathalie De La Palme, de la Fundación Mo Ibrahim; Emmanuel Owusu-Sekyere, de las OppGen Philanthropies; y Larry Kramer, de la Fundación William y Flora Hewlett.

Texto original publicado en Project Syndicate

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Mark Malloch-Brown

Mark Malloch-Brown

Mark Malloch-Brown es miembro de la Cámara de los Lores del Reino Unido y asesor político y presidente de Best for Britain, una organización que hace campaña para que el RU se quede en la Unión Europea.

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