3 de octubre 2017
La vitrina ha sido rota
A las burguesías latinoamericanas se les avisó, que la vitrina que los Estados Unidos hizo de la encantadora isla de Puerto Rico desde 1952 –después de 54 años de dominación colonial pura y dura desde 1898—, ha sido trágicamente devastada, primero, por el huracán “Irma” y rematada después, el 19 de septiembre, por el huracán “María”. No hace falta agregar que los vidrios rotos los pagará como siempre el pueblo puertorriqueño, mientras tanto, el gobierno imperial ha mostrado más indiferencia que deseos de ayudar.
Se supone que el negocio de la reconstrucción lo emprenderán, cuando les dé la gana, las numerosas empresas norteamericanas que de su territorio han hecho sus mejores negocios, sin gastos sociales ni reparos burocráticos en asuntos de soberanía. Es de imaginar también, que el espejo que allí construyó la metrópoli junto a la vitrina para deleite de su clientela internacional, también se les rompió. Las imágenes que de sus rostros miraban esas burguesías en el espejo puertorriqueño, tendrán que guardarlas en su corazón, por el momento.
El modelo seguirá en pie
Es bueno informar esto a las burguesías criollas, pues les servirá de estímulo para no olvidar cómo las transnacionales supieron aprovechar la generosa sombra que la dominación colonial les ha brindado por siempre. Sobre todo, se espera que la ruptura de la vitrina no las desanime en el empeño histórico de convertir y manejar a sus respetivos países como unas empresas norteamericanas más, en tanto no puedan –lo que no han podido en casi doscientos años— dominar lo suficiente a sus pueblos como para obligarlos a reconocer las ventajas que significarían convertir a cada país en un Estado Libre Asociado a los Estados Unidos.
Lo difícil que les ha significado a “nuestras” burguesías lograr ese cambio democrático, hace prever que la desgraciada situación histórica de Puerto Rico, será reforzada por el poder colonialista que le ha dominado durante los últimos 119 años. El modelo básicamente no se perderá, pues muy recientes ejemplos quedan de su efectividad y beneficios para las empresas gringas que pudieron apoderarse de las tierras de la Isla para montar sus laboratorios y campos de prueba de los productos químicos de exportación para la agricultura. El negocio lo redondearon monopolizando el mercado local y externo para sus productos industriales y los de consumo humano.
Los beneficios del colonialismo
El 85% de los alimentos del consumo isleño lo compran en la metrópoli, y para demostrarles a los nacionales que no son nadie para competir con sus empresas, les dejaron en sus manos el 15% de la producción agrícola, pero con la esperanza que de ahora en adelante, por las ruinas que les causaron los huracanes, se harán del ciento por ciento del mercado alimentario local. Otra jugosa ventaja colonial para los gringos, está en la producción en Puerto Rico –al estilo zona franca— y su venta en el al exterior. Las medicinas, por ejemplo: un producto médico farmacéutico se vende en Europa con el sello colonial “Made un USA”, y ese mismo producto retorna a la Isla… ¡con un precio de venta mucho más alto que en España!
Mentes colonizadas.
“Nuestras” burguesías tienen mucho que enseñar en asuntos de sumisión, pero aún pueden aprender más y también envidiar. Ya tienen la buena intención de aprender, pues cuentan con algunos regímenes cipayos que les crean las condiciones para su mayor enriquecimiento, pero aun teniéndolo todo y creer que todo lo pueden, en realidad les falta el consentimiento de sus pueblos. Podrían envidiar el papel del gobernador cipayo de la colonia libre asociada, quien desconcertado, no tuvo más reacción frente a la tragedia que pedir ayuda a la metrópoli con más miedo que autoridad. Y solo ha recibido la arrogancia imperial. Pero ha declarado cosas insólitas: que no tenía cómo hacer llegar a los damnificados las pocas cosas de que disponía… ¡porque no tiene choferes!
Eso, fue dicho por el gobernador de una Isla en donde abundan los vehículos particulares como efecto de la función de la vitrina durante más de un siglo del “modo de vida americano” que le asignaron a Puerto Rico. Como se sabe, casi cuatro millones se han ido a buscar ese “modo de vida” a las ciudades metropolitanas. El resto, en su mayoría, está sufriendo las consecuencias de los desastres –los naturales y los sociales— a oscuras, con sed, con hambre, a la intemperie y los peor: en un gran estado de desorganización, como efecto político patrocinado por colonizadores y sus cipayos, para prevenir y abortar las luchas por la su soberanía nacional y la justicia social.
Vigencia de las leyes coloniales
Se les recuerda a los pocos lectores que pudiera tener esta columna, que en los momentos en que día a día se van conociendo hechos –o avisos trágicos sobre las consecuencias de los fenómenos naturales y coloniales que sufre Puerto Rico—, se ha anunciado el levantamiento, solo por unos pocos días, de la “ley Jones”, que prohíbe el atraque de buques extranjeros –no norteamericanos—en sus puertos. La USA apoderada a la fuerza de la Isla, no se ve dispuesta a perder durante más de diez días su soberana autoridad colonial sobre la soberanía nacional de Puerto Rico.
Al fin, una actitud digna
Por su parte, los monopolios petroleros gringos y sus agentes locales se oponen a que a Puerto Rico, también desabastecido de gasolina, arribe una donación a venezolana del producto. Eso, igual que la conducta del repulsivo emperador Trump respecto a la ayuda para la Isla, ha merecido críticas en general. Y la justa reacción de la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, está lavándoles la cara a las autoridades cipayas, al proclamar con valentía y dignidad el derecho del pueblo puertorriqueño a recibir la ayuda de Venezuela y de cualquiera otra parte. Además de calificar de “ineficaz” a la burocracia norteamericana, le dio a Trump su merecida trompada crítica.
Managua y su carita sucia
Lo que aquí sucede no necesita ser anunciado, porque todos lo vemos, lo sentimos y lo olemos. Desde 1852, los managüenses han creído tener una bonita capital. Lo es en su entorno geográfico, pero también desde entonces, y más durante los últimos diez años del gobierno nupcial, los políticos se han olvidado de un hecho tragicómico: solo le han pintado su fachada, pero han permitido que el sistema del alcantarillado se vuelva obsoleto y, por lo tanto, inútil. Ahora que con cada aguacero y la gente con el agua al cuello, recuerda también que todos los gobernantes, de 1932 hacia acá, se han dedicado a limpiar la carita a Managua por donde “mire la suegra”, dejando que toda la población… ¡siga cagándose en su novio, el Xolotlán!
Aviso para los provincianos
Uso ese gentilicio aunque aquí las provincias son llamadas oficialmente departamentos, porque sería feo llamarles departamenteños a sus habitantes. Pero eso no es lo importante, sino avisarles que ellos seguirán nadando en aguas pútridas por falta de alcantarillado, porque los reales de sus impuestos municipales se vinieron para Managua “por orden del comandante y la compañera”. Dicen que servirán para pagar la pintura del “progreso” en el campo deportivo. Pero no se aflijan, podrían recibir sus compensaciones: 1) ser condecorados como próceres del deporte nacional; 2) tener entrada gratis a los estadios que ayudaron a construir; 3) en caso no lograran nada de eso, les queda la opción de aprender a remar en las aguas servidas de sus calles. (Pero hay una mala noticia… ¡que no habrá regatas en los Juegos Olímpicos Centroamericanos!)
A los conjuntivitizados
Se les avisa que a falta de la medicina recomendada para su molesta enfermedad, que no hay problema grande sin su gran solución: cuando llegue la noche y sienta aún más los estragos de su mal, busque en el lugar público más cercano a su casa un árbol de lata, quédelo viendo fijamente por lo menos durante media hora, y verá cómo se alivia y además… ¡quedará mirando la vida en lujoso tecnicolor!