9 de noviembre 2017
El ejercicio del voto en Nicaragua fue la llave para finalizar la guerra en 1990, por eso no es casualidad que 27 años después sea todavía importante para todo el país. Sin embargo, al menos los últimos diez años el sistema electoral ha sufrido un proceso de deterioro grave que quedó en evidencia el pasado domingo durante las elecciones municipales. Aquí varios asteriscos de la primera lectura sobre la jornada electoral.
- Es lamentable que cada proceso de votaciones tenga como resultado personas asesinadas, heridas y detenidas. Algunos dirán que la violencia electoral es “normal” en el país y que lo mismo ha ocurrido en ocasiones anteriores. Pero no hay justificación posible. Toda forma de violencia es condenable no importa la circunstancia y especialmente si es cometida simplemente porque el “otro” piensa diferente. Además, el ejercicio del voto es un acto cívico y democrático precisamente para alejar la violencia de las prácticas políticas.
- El alto índice de abstención revela que el sistema electoral está totalmente quebrado y que la ciudadanía no le tiene confianza. Esa era una verdad ya sabida, pero lo que sucedió el domingo significa que de aquí en adelante ese sistema electoral no le sirve ni al mismo partido de gobierno y por lo tanto, es urgente y necesario cambiarlo en su totalidad pero no para que siga siendo, y haciendo, lo mismo sino para que devolver al voto el sentido de democracia y civismo que tuvo hasta hace poco tiempo.
- Las pocas personas que acudieron a votar lo hicieron por tres probables razones: a) porque en efecto son partidarios del gobierno, b) porque se sentían comprometidas a hacerlo so pena de perder su puesto de trabajo en el gobierno, y c) porque algunos ciudadanos todavía consideran el ejercicio del voto como un método pacífico para elegir gobernantes.
- A pesar de los números oficiales, la abstención fue tan alta y evidente que obligó a Daniel Ortega a referirse a ella cuando ya era un hecho consumado. Pero su descalificación en realidad resalta el valor cívico de la abstención y así como los votos expresaron activa y claramente la voluntad de la sociedad nicaraguense en 1990, su silencio y abstención de ahora, también. Si alguien cree que esta es una sociedad sumisa y apática, el domingo quedó demostrado que no.
- Incluso buena parte de los simpatizantes del partido de gobierno se sumaron a la ola de abstención, tal como se puede deducir de los resultados preliminares anunciados por el Consejo Supremo Electoral, pues aun con sus votos no pudieron ganar todas las alcaldías que querían y en muchas otras tuvieron que recurrir al fraude descarado. Es evidente que el partido de gobierno está en crisis.
- Siempre se ha pensado que las elecciones municipales son menos importantes que las presidenciales, pero en esta oportunidad han adquirido un nuevo valor en la medida en que la gestión de gobierno local se encuentra estancada y las decisiones centralizadas. Esa premisa es doblemente válida para ciertos municipios como los de la Costa Caribe y no es para menos. Los ciudadanos saben que los gobiernos municipales son importantes, por eso, de una manera u otra, han dado la batalla electoral antes, durante y después de las votaciones. Pensar que la gente no tiene memoria y que olvida pronto seria el peor error del gobierno.
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