13 de agosto 2022
Durante siglos, el ajedrez ha sido una metáfora para la guerra en el mito y en la literatura. En la próxima partida del campeonato mundial, que tendrá lugar en 2023 entre Ian Nepomniachtchi de Rusia y Ding Liren de China, la comparación puede llegar a ser más apropiada que nunca, y el resultado probablemente estará definido tanto por la superioridad en el terreno de las supercomputadoras multipropósito como por el ingenio humano individual en el ajedrez. Y mientras que el nefasto desempeño temprano del Ejército ruso en Ucrania no sugiere una capacidad para beneficiarse de la inteligencia artificial en la guerra, China es lo que verdaderamente importa en ese frente.
La partida entre “Nepo” y “Ding”, como se los conoce en el mundo del ajedrez, ha surgido porque el número uno del mundo y el campeón defensor, Magnus Carlsen de Noruega, ha decidido que, habiendo ganado el título mundial en cinco oportunidades desde 2013 (no siempre fácilmente), está listo para retirarse a la edad de 31 (Nepo tiene 32 años y Deng, 29).
Nepo, que al igual que muchos atletas rusos debe renunciar a la bandera rusa para competir internacionalmente, se ha manifestado claramente en contra de la guerra de Ucrania y fue uno de los 44 principales jugadores de ajedrez rusos que firmaron una carta abierta al presidente Vladímir Putin a comienzos de marzo. “Estamos en contra de toda acción militar en el territorio de Ucrania y exigimos un inmediato cese del fuego y una decisión pacífica del conflicto a través del camino del diálogo y de las negociaciones diplomáticas”, escribieron. “Para nosotros, es insoportablemente doloroso ver la catástrofe que está sucediendo estos días con nuestro pueblo”.
Pocos comentaristas o jugadores estelares esperaban que Carlsen renunciara a su título, pero su decisión es entendible. Claramente ya se ha asegurado que lo consideren el mejor jugador de ajedrez de todos los tiempos (junto con el ruso Garry Kasparov y el norteamericano Bobby Fischer), y ha creado una plataforma de ajedrez exitosa. No quería librar otra partida del campeonato mundial sin el foco férreo necesario, que implica un nivel extraordinario de memorización, mucho más que, inclusive, hace diez años. (Irónicamente, el nombre de Nepo en ruso significa “persona olvidadiza”; él es cualquier cosa menos eso).
Los preparativos para las partidas de ajedrez cabeza a cabeza del campeonato se han vuelto cada vez más tensos. Las computadoras juegan un papel cada vez mayor –mucho más que para los torneos normales “todos contra todos” de múltiples jugadores—. En una competencia normal, llevar a cabo meses de investigación costosa basada en computadoras para ganar una sola partida contra un oponente fuerte por lo general no vale la pena. Existen demasiados partidos y demasiados torneos, y el elemento sorpresa se desvanece cuando se emplea una nueva idea de manera prominente aunque sea una vez.
Pero en las partidas cortas del campeonato mundial (la más reciente en 2021 entre Nepo y Carlsen se fijó para un máximo de 14 jugadas), un triunfo temprano puede tener un efecto enorme porque el líder luego puede permitirse empatar en todas las jugadas restantes. Si bien una sola victoria no confiere una ventaja decisiva, significa mucho más que en un torneo normal, donde por lo menos, en general, hacen falta algunos triunfos más que derrotas para imponerse.
Carlsen ganó el título mundial en 2021 de manera decisiva en el final, pero solo después de que su ponente, que jugaba su primer campeonato, se derrumbara tras perder la sexta jugada. En las primeras cinco jugadas, Nepo, que había podido poner a prueba sus nuevas ideas en la supercomputadora rusa Zhores, estuvo a punto de ganar dos veces, pero no pudo convertir contra la brillante defensa de Carlsen.
Para el match del año próximo entre Nepo y Ding, el chino muy probablemente reciba una enorme ayuda de la comunidad tecnológica de su país. No resulta claro si Nepo todavía podrá conseguir un respaldo similar de Rusia, aún si la cosmovisión ajedrecística de Putin es que el destino de Rusia es volver a estar en la cima. Dicho esto, Nepo todavía tiene muchísimo material a mano de su partido por el título de 2021 con Carlsen –material que utilizó para imponerse rotundamente en el reciente campeonato de candidatos en Madrid para determinar quién desafiaría al campeón.
Ahora que Carlsen se baja, Ding, que obtuvo el segundo puesto en Madrid, se ganó el derecho a jugar el match por el título. Ding, que bien podría ser mejor jugador que Nepo, llegó al torneo de candidatos lamentablemente mal preparado porque no había podido viajar libremente para competir desde que comenzó la pandemia de la covid-19.
Pero el jugador chino de voz suave superó a Hikaru Nakamura, que desilusionó profundamente a sus seguidores devotos. Nakamura, que es ingenioso tanto en las movidas de ajedrez como en la conversación, se ha convertido en una superestrella de Twitch, con 1.5 millones de seguidores jugando ajedrez de velocidad de alto nivel y, simultáneamente, opinando de manera inteligente de todo, desde qué tipo de coche comprar hasta citas e inteligencia artificial.
Con solo haber empatado la jugada del último round contra Ding en Madrid, Nakamura se habría convertido en el tercer norteamericano desde Fischer en 1972 en jugar un partido del campeonato. Fischer ocupó los titulares de todo el mundo cuando derrotó a Boris Spassky y ganó el título mundial, poniendo fin con ello a la hegemonía del gigante del ajedrez ruso. Si bien Nakamura es un jugador mucho más hecho a sí mismo, es de suponer que DeepMind de Google, que ha empujado las fronteras de la IA, podría haber decidido brindarle ayuda si hubiera enfrentado a un oponente ruso en el campeonato mundial.
Al ajedrez le está yendo de maravillas a nivel global. El ajedrez online explotó durante la pandemia y, si bien el auge se ha desvanecido un poco, las métricas como las membrecías en los más reconocidos sitios de juego virtual indican que el interés sigue muy por encima del nivel de hace tres años. El éxito de Gambito de dama, que fue la serie más exitosa de Netflix de todos los tiempos cuando se estrenó en 2020, y ganó un Emmy a la mejor serie limitada, sin duda ayudó. Si bien la miniserie no es exactamente para niños, de todas maneras atrajo a una nueva generación de jovencitas al ajedrez, como analiza Jennifer Shahade en su nuevo libro esclarecedor Chess Queens.
A propósito, mi predicción es que Ding será el próximo campeón mundial, aunque le haya llevado más tiempo del que yo pensaba allá por 2018. Si pierde, nos dirá no solo algo sobre la personalidad de Nepo sino también que las supercomputadoras chinas tal vez no sean tan avanzadas como pensamos.
*Artículo publicado originalmente en Project Syndicate.