14 de junio 2016
Cuando Cristina Arévalo se enteró sobre la masacre que dejó en Orlando 50 muertos y 53 heridos, se indignó y pensó que ella pudo haber sido una de las personas acribilladas este domingo por la madrugada. Sí, el país no es el mismo, tampoco las regulaciones de armas, pero para ella la situación de desprecio a la comunidad LGTB (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero) no dista mucho de un sitio a otro.
Esta activista de la comunidad LGTB en Nicaragua aseguró en el programa Esta Noche que “al final la homofobia, la lesbofobia y la transfobia, la gente la aprende a expresar (…) y la indignación es también porque te entra la duda de ´yo pude haber sido una de esas personas, una de esas personas agredidas, una de esas personas asesinadas´”, dijo.
Esta Noche dedicó este lunes, un segmento a discutir con ella y con el comunicador y activista nicaragüense, Elvis Salvatierra, acerca de este crimen de “odio” (así lo tildó el presidente Barack Obama) que se localizó en Pulse, un club gay en Florida, y cómo la comunidad LGTB en suelo nica vive la discriminación.
Para Salvatierra, Omar Mateen, el joven que disparó a los asistentes a una “fiesta latina”, “también representa a las personas que tienen fobias a personas lesbianas, homosexuales y trans en las calles de Managua, representa a los profesores del sistema educativo de este país cuando no permiten que las mujeres y las chichs trans lleguen con una identidad de género asumida a sus aulas de clase , representa también que los padres de familia, que las madres de familia echen de sus casas a sus hijos y a sus hijas por el simple hecho de ser homosexuales y lesbianas…”, explicó Salvatierra.
Él además se refirió al comunicado que el Gobierno de Nicaragua emitió este lunes condenando el incidente. En el texto, el país, da las condolencias “al Gobierno y Pueblo de los Estados Unidos, ante el terrible ataque que sufriera un Club Nocturno de Orlando, Florida” y ratifica su “inamovible Vocación, y Convicción, de Paz”.
Según Salvatierra, era necesario que las autoridades nicaragüenses mencionaran que las víctimas eran miembros de la comunidad LGTB. "Cómo vos interpretás que ni siquiera estemos nombrados nosotros en condolencias que hace el Estado de Nicaragua (…) No es posible. Lo que no se nombra no existe, ellos mejor que yo saben eso, lo que no está puesto en un papel es como que no existe (…) No somos prioridad para el Estado de Nicaragua las personas LGTBI", reclamó.
Arévalo, por su parte, recalcó que aún se lucha por asumir “otra narrativa de ejercer la sexualidad”. Una que se encuentra con el rechazo de múltiples sectores, entre ellos la “gente intelectual, gente que gana muchísimo más que el salario básico”, añadió Salvatierra.
Los enfoques de los medios de comunicación, el tratamiento de las autoridades y la promoción de la discriminación, son algunos de los obstáculos con los que se sigue luchando, admitieron. Pese a que en caso de sufrir alguna agresión las personas LGBT deben acudir a la Policía Nacional, la institución no suele responder a sus denuncias.
La Procuraduría Especial para la Diversidad Sexual, es la segunda instancia, pero esta rama de la Procuraduría General de Derechos Humanos, pasa muchos aprietos, explicaron.
Pese a esto aseguraron que su objetivo es dejar de ser considerados ciudadanos de “tercera clase” y gozar en plenitud sus derechos. Una marcha que empezará desde el Colegio Teresiano hasta la rotonda de Metrocentro, este 28 de junio, es una de las acciones para lograrlo.