8 de junio 2022
Victoria Cárdenas recuerda que hoy hace un año su casa fue “violada” por un numeroso grupo de policías que entraron “de una forma sumamente violenta” a secuestrar a su esposo, Juan Sebastián Chamorro, por ese entonces aspirante a la carrera presidencial. Este miércoles cumplen también un año de prisión ilegal Félix Maradiaga, Violeta Granera y José Adán Aguerri.
“Fue un momento muy traumático”, repite. Estaban los dos solos preparándose para cenar y empezar a hablar sobre una citación que tendría el 9 de junio de 2021 en la Fiscalía.
“No logré despedirme, ni siquiera verle el rostro, porque lo desaparecieron en cuestión de segundos. Después se quedaron por cuatro horas conmigo sin saber qué iba a pasar, pero revisaron toda mi casa”, dice.
En ese momento, Cárdenas supo que debía dejar su hogar “mientras Juan Sebastián no regresara” y tomó la decisión de irse al exilio. Desde ahí ha participado en decenas de foros, reuniones y plantones para demandar la libertad de su marido y de todos los presos políticos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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Esta semana se encuentra en Los Ángeles para participar en el foro: “¿Presos por qué?: Personas presas por motivos políticos en Cuba, Nicaragua y Venezuela” que organiza Race and Equality, un evento paralelo a la Cumbre de las Américas. “Mi idea es seguir exigiendo libertad para mí esposo y para todos quienes están encerrados injustamente”, insiste.
En entrevista para Esta Noche, Cárdenas explica que Juan Sebastián pidió clemencia a los policías. “Él inmediatamente se arrodilló, subió los brazos, dijo que estábamos desarmados y que por favor, no me hicieran nada. Segundos después lo vi de espalda, y no nos pudimos siquiera despedir”, señala.
Juan Sebastián Chamorro cumple este 8 de junio un año de estar encarcelado. ¿Cuántas veces ha podido ser visitado?
En un año solo ha recibido siete visitas y en esos encuentros de dos horas solo sus hermanos y mi sobrino lo han podido ver. Así que toda la información que yo tengo de él, es a través de ellos. Ha sido sumamente difícil, además de la incomunicación a la que ha sido sometido, primero tras su desaparición por tres meses y después largos períodos de incomunicación donde no sabemos nada de él.
Lo más duro también ha sido para mi hija y para mí que no se nos haya permitido ningún contacto con él en este año, ni una llamada telefónica, ni una carta, absolutamente nada.
¿Cuál es la situación de salud de su esposo actualmente?
No te podría decir, ya que hace casi un mes y medio no sabemos nada de él y bajo esas condiciones que se encuentran tan precarias, no te podría decir cómo está. Así me levanto todos los días, así me acuesto con esa angustia, con esa incertidumbre de no saber si está bien, si está enfermo, de no saber absolutamente nada. Esto después de tanto tiempo te va quebrando, es lo más difícil que he vivido realmente en mi vida.
En estas siete visitas te han tenido que describir a Juan Sebastián. ¿Cómo te lo imaginas físicamente?
Cada visita ha sido diferente. Creo que la peor, fue después de los tres meses de desaparición que lo encontraron sumamente delgado, sumamente débil, fue una de las visitas más duras, pero nos alegró saber que estaba vivo y conocer su paradero que estaba en El Nuevo Chipote.
También nos dimos cuenta bajo las condiciones gravísimas que se encuentran los presos políticos. Voy a cumplir 24 años de casada con él y mi cuñada me ha dicho que si lo veo entrar a este cuarto ahorita no lo reconocería, entonces eso también me asusta porque ya no es el Juan Sebastián que yo vi hace un año. No sé cómo está, cómo te digo bajo las condiciones extremas, que no cumplen con las mínimas condiciones que debía tener un sistema carcelario.
The New York Times habló de un encuentro entre el Gobierno a través de Laureano Ortega y Estados Unidos, que finalmente fue cancelada. ¿Sabés algo de eso?
Lo único que yo sé es que mi esposo y el resto de presos políticos son inocentes y necesitan estar en libertad. Han estado secuestrados demasiado tiempo encerrados, por eso mi demanda y mi grito es de libertad para todas estas personas que no necesitan seguir sufriendo en esas cárceles. Lo que pido a la comunidad internacional, a los defensores de derechos humanos, a los empresarios y a la sociedad civil es que nos apoyen porque este es un tema humanitario, esto no es un tema político, son personas que están sufriendo, cuya salud se deteriora día a día y cuya vidas corren peligro.