18 de noviembre 2020
Las seis familias que fueron soterradas por un deslave en el Macizo de Peñas Blancas, en Matagalpa, sabían que vivían en una zona con alta tendencia a sufrir un alud en época de lluvia. Sin embargo, en los más de 25 años que tenían vivir en ese lugar, habían salido ilesos, hasta que, el 17 de noviembre, la tragedia llegó producto de las lluvias del huracán Iota.
“La noche del 16, llovió 95 milímetros. Al día siguiente, en la finca (donde trabajan 10 miembros directos de las víctimas) no se trabajó. Solo andaban los muchachos dando vueltas. Entonces, como a la 1:00 p.m, el jefe de finca me llamó y me dijo que desde las seis de la mañana a la una de la tarde habían caído como 100 milímetros de lluvia. Entonces, estás hablando que cayeron 230 pulgadas de agua en menos de 30 horas, eso afectó y (provocó que) la roca enorme se zafara”, relata Henry Hueck, cafetalero de la zona y presidente de Ramacafe, en entrevista durante el programa Esta Noche, que se transmite este miércoles a través de YouTube y Facebook Live.
La roca se desprendió desde lo alto de la montaña y arrastró la tierra y vegetación con la que soterró a las familias. El deslizamiento habría alcanzado una longitud de entre 600 a 700 metros y unos 200 metros de ancho, según comentaron a Hueck los lugareños. El alud se extendió por unos tres kilómetros, hasta concluir en el sector Los Roque, ubicado en la comunidad San Martín de Peñas Blancas.
#EnImágenes | Comunitarios se unen a las labores de rescate en la zona del alud que soterró a varias familias en Macizo de Peñas Blancas para recuperar los cuerpos. Fotos cortesía ➡️ https://t.co/6Az12i7doB pic.twitter.com/qmPYWeK9iU
— Confidencial Nicaragua (@confidencial_ni) November 18, 2020
Según la última información publicada por las autoridades nicaragüenses, en la zona del alud se han encontrado 12 cuerpos y 19 sobrevivientes. Se conoce que entre los fallecidos hay varios niños de entre 7 meses a 10 años.
Uno de los sobrevivientes tuvo que ser traslado de emergencia a La Dalia, Matagalpa, porque al momento de rescatar a varios de sus familiares soterrados, una roca lo golpeó en la cabeza. Horas más tarde fue dado de alta.
Otras familias refugiadas se salvaron de la tragedia
En la zona por donde arrasó el alud también vivían otras familias, pero días antes decidieron buscar refugio en lo alto de la montaña.
“Yo no estoy seguro que a ellos les dijeron, pero estoy seguro que a la otra gente que vivía allí en la quebrada sí, porque esa roca caminó tres kilómetros, y a toda esa gente la habían evacuado, parece que (las víctimas) son una gente que se les dijo y no hicieron caso. Yo no te puedo decir si les dijeron, pero nosotros sí estábamos clarísimos y el hermano del jefe de la finca (una de las víctimas) también”, señala Hueck.
Las familias que fueron víctimas del deslave de tierra tenían décadas de vivir en esa zona y se dedicaban al cultivo de granos básicos. Según recuerda el cafetalero, que tiene una finca en la zona y que empleaba temporalmente a algunos de los familiares de las víctimas, hace ocho años las autoridades locales les ofrecieron reubicarlos, pero ellos no aceptaron.
“Hace tres años había ocurrido un “revenido” (deslave) un poco más pequeño y se les habían ofrecido que se fueran y ellos no quisieron porque tienen años de vivir allí. (Además) son familia grande de la comunidad”, señala.
El cafetalero descarta que el deslave hubiera ocurrido por los cultivos que las familias víctimas cosechaban, pues el desprendimiento de la roca ocurrió en lo alto de la montaña, que en su pico más alto alcanza 1745 metros y que tiene unas enormes rocas blancas que caracterizan a este sector.
La versión de Hueck, coindide con el informe de las autoridades nicaragüenses, quienes aseguraron que "estas familias en años anteriores recibieron la propuesta de reubicación de lugar por estar en zona de riesgo, pero no aceptaron, igualmente fueron visitados para que abandonaran el lugar ante la llegada del huracán, pero decidieron quedarse". Sin embargo, se desconoce cuál era el plan de reubicación y por qué estas familias decidieron quedarse.
“Es una tragedia muy fuerte, especialmente porque la persona que me maneja la propiedad está “enlutado”, él, su hermano y ocho familiares directos y todos son relacionados. Es su gente, es mi gente”, lamenta.