19 de julio 2022
En los meses de junio y julio de 2018, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo desplegó a un ejército irregular al margen de la ley para aplastar con saña la insurrección cívica, que puso en jaque a la dictadura con un paro ciudadano durante casi tres meses.
La denominada “operación limpieza” ejecutada por policías y paramilitares en la UNAN Managua, en Monimbó y los municipios de Masaya, Carazo y el resto del país, dejó decenas de muertos, heridos y miles de exiliados.
A cuatro años de la sangrienta operación contra la población civil desarmada, la dictadura celebra la masacre, alegando que el estallido social que demandaba un cambio democrático, era un intento de golpe de Estado. Mientras tanto, las víctimas de la represión, las madres de los asesinados, demandan justicia sin impunidad.
Cuatro víctimas de la represión conversaron con CONFIDENCIAL desde el exilio, a propósito del cuarto aniversario del brutal ataque, y contaron cómo vivieron esos días.
“Nos disparaban a matar”
Nydia Elisa Monterrey Guillén, exatrincherada en la UNAN Managua.
El 13 de julio ya había poca gente de la que había permanecido atrincherada hasta ese momento. El panorama era triste. Se sentían aires como de muerte, pero no nos imaginamos aun así el impacto, hasta que a mediodía empezamos a escuchar los disparos… ¡Paramilitares, paramilitares! Y empieza ahí el bombardeo, ¡pá pá pá pá pá!
Creíamos en muchos momentos que nos iban a matar. Fue una zozobra en todo momento. Luego logramos refugiarnos en la iglesia Divina Misericordia. Cortaron el servicio de agua. Cortaron el servicio de energía eléctrica. Las conversaciones entre los que estábamos ahí era: ¿Por dónde crees que entren? ¿Crees que entren por esta puerta o por la otra? ¿Si entran o cuando entren cómo nos ponemos? ¿Nos agarramos de las manos? ¿No abrazamos, corremos qué haremos?
Mi familia, mis amistades, me imaginaba en un ataúd, incluso pensaron cómo iba a ser nuestra llegada en ataúd a Bluefields.
Necesitamos justicia. Es todo un país afectado con cada uno de estos asesinatos durante la operación limpieza.
“Aguantamos 13 horas de fuego”
Dulce Porras, autoconvocada de Jinotepe. Se solidarizó y apoyó el paro ciudadano.
Ese es un momento inolvidable para mí. El 8 de julio de 2018 cuando yo me desperté, a las 5:30, me llamaron para decirme que saliera de mi casa, porque iba a haber una operación del Ejército y de la Policía en Nicaragua, en los municipios tomados por el pueblo donde había más resistencia. Fuimos a pedir refugio a la parroquia Santiago Apóstol a las seis de la mañana. A las 6:30 estaban masacrando a los muchachos que estaban en los tranques.
Aquello era horrible, horroroso. Era una guerra desigual de jóvenes con lanza mortero, contra un ejército bien armado… y entonces empezamos a recibir las noticias de los muertos.
Aguantamos 13 horas de fuego. Resistimos. El pueblo salió a las calles a defender a los jóvenes. ¿Qué dicen que estaban armados?, No hombre, el pueblo de Jinotepe ha sido un pueblo de coraje, un pueblo valiente.
Es horrible el sentimiento que eso despierta a cuatro años. Yo siento que ese duelo, no lo he podido cerrar. Mientras no haya justicia para todo lo que nos hicieron, para todas esas madres a las que les arrebataron la vida de sus hijos, no puede haber un duelo cerrado. Porque eso va a ser va a estar ahí para toda la vida.
“Si no hay justicia el pueblo no va a tener paz”
Óscar Manuel Cortés, excombatiente del FSLN y autoconvocado en Masaya.
Nosotros estábamos claros, y la experiencia que tenemos como combatientes históricos, porque venimos de la lucha del somocismo: “operación limpieza” es que no tenía nada que quedar, ninguna evidencia, porque tenía que limpiarse todo.
Yo siempre me encontré atrincherado en la calle de don Olinto Valle. Estábamos preparados para lo que se nos podía venir. Se resistió con lo poco que se tenía como morteros, bombas de contacto. Aquí a cuatro años, no fue en vano la lucha, porque el pueblo se sacudió de toda esa injusticia como lo que se está cometiendo también ahora.
En 2018 el pueblo explotó, como explotó con Somoza. Desgraciadamente caímos en otra dictadura y peor que la de Somoza porque nosotros lo vivimos. El pueblo demostró que el poder lo tiene el pueblo… lo hizo de una manera espectacular. Esas marchas que dicen ellos “puchitos”, no, el pueblo estaba ahí reclamando sus derechos que hace tiempo venían cortando sus derechos.
No fue algo organizado como dice el Gobierno que tuvo un golpe de Estado. El golpe de Estado lo dio Ortega hace rato.
Si no hay justicia el pueblo no va a tener paz.
“Vamos a seguir nuestra lucha por la justicia”
Susana López, madre de Gerald Vázquez, asesinado durante la Operación Limpieza en la UNAN-Managua.
Para mí la operación limpieza fue lo peor que se vivió. Nunca esperé ser víctima de la represión, víctima del Estado de Nicaragua. Mi hijo lo que quería era libertad para Nicaragua.
Cada 13 de julio de cada año, los 13 de cada mes, para mí es muy triste… Yo quisiera desaparecer los 13 de cada mes. – Mamá, sabes que yo te quiero mucho, mis amigos me van a necesitar. Voy a estar aquí porque es justo lo que estamos peleando los universitarios – Recuerdo que me dio un gran abrazo, y me dijo: te amo, vas a ver que pronto voy a volver.
Me dejó un escrito donde me decía que cuidara a sus hermanas, que las apoyara, que íbamos a volver a poner el negocio de los frescos, que quería una libertad para Nicaragua y que iba a regresar.
Como madre de Gerald Vázquez, voy a estar siempre firme. Vamos a seguir nuestra lucha. Sabemos que el Estado de Nicaragua tiene muchas formas de querernos destruir, pero vamos a seguir firmes nosotras como madres.