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Universitarios: “La dictadura aplastó mi sueño de graduarme en la UCA”

Estudiantes temen persecución y expresan su dolor por el cierre abrupto de su casa de estudios. “No quieren que seamos críticos”, afirman

UCA

Ciudadanos caminan frente a la entrada principal de la Universidad Centroamericana (UCA). Foto: Tomada de la UCA

Redacción Confidencial

27 de agosto 2023

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“Nunca imaginé que la dictadura de Daniel Ortega me robaría y aplastaría mi sueño de graduarme y trabajar en lo que amo”, dice con la voz entrecortada Enrique, un universitario de 22 años que estudiaba tercer año de Derecho en la recién confiscada Universidad Centroamericana (UCA).

Para este joven, originario de una comunidad rural en el sur del país, es la segunda vez que se encuentra “como un precipicio”. En abril de 2022 se quedó sin beca, cuando el régimen excluyó a la UCA del Consejo Superior de Universidades (CNU). La casa de estudios jesuita dejó de percibir la partida presupuestaria del 6% constitucional con la que entregaba cientos de becas.

“Desde entonces tuve que empezar a llevar menos clases y buscar trabajo para poder mantener mis estudios”, relata.

Enrique explica que apoyaba a un abogado, amigo de su madre, para irse familiarizando con el trabajo que añoraba. “El discurso de la dictadura es que la UCA era un lugar de burgueses, pero eso es una gran mentira porque en esa universidad estaban desde los más pudientes hasta los más pobres”, sostiene. 


“Muchas veces me quedaba estudiando hasta noche sin almorzar o comiendo apenas un quesillo en todo el día”, dice este joven. Él no quiere estudiar en la Universidad Nacional Casimiro Sotelo, inaugurada por el régimen tras el robo de la UCA.

Comparte que no sabe si el título de esa nueva universidad “tendrá peso algún día”, pero su mayor temor es que “ahora todo en la nueva universidad sea valorado por quién les besa más las botas a los dictadores”.

“Muchos de mis compañeros están previendo que exista una persecución contra todos los estudiantes. Contra los que protestaron, los que publicaron algo en sus redes o los que simplemente no son sandinistas”, apunta Enrique. 

“Me quedé a una clase de graduarme”

Mariana estaba por cursar su última clase para culminar su carrera de Psicología. Ahora describe como “inexplicable” lo que ha ocurrido desde el 16 de agosto, cuando la dictadura de Ortega acusó de “terrorismo” a la UCA y ordenó la confiscación de todos sus bienes.

“El único sentimiento que te puedo describir, como similar de cómo me siento, es como cuando un familiar bastante cercano se muere, porque es un duelo lo que estoy pasando. Se siente una impotencia de querer gritar”, asegura la universitaria.

La primera imagen de ese dolor que viene a su mente es cuando vio cómo estaban quitando las letras de la entrada de la universidad. “Estaba revisando mi correo de la UCA, sacando todos mis documentos, mis libros, cuando de repente lo cerraron y en ese momento lloré”, recuerda Mariana.

Cree que todos los universitarios de la UCA tenían “el sueño de salir de una universidad de prestigio, en la que nos enseñaron a tener un pensamiento crítico”. 

“Sentí tan largo llegar al fin de mi carrera, que ahora que se robaron la UCA cuando solo me faltaba una clase para graduarme, la sensación es que mataron todos mis sueños”, lamenta la universitaria. Pero también cree que arrebataron “el sueño y sacrificio de mi madre de ver a su hija menor graduada”. 

Vista de un letrero en el interior de la UCA, instalado previo a la confiscación a manos de la dictadura. Foto: Tomada de la UCA

“Van a intentar adoctrinar”

A una clase graduarse también se quedó Carlos, pero de la carrera de Marketing. El universitario empezó a estudiar en la UCA en 2019, cuando el régimen de Ortega castigó con una drástica reducción del presupuesto del 6%, en castigo por haber refugiado a los estudiantes durante las protestas sociales de 2018. 

“Apliqué a una beca, pero no me la dieron porque no había posibilidades, por lo que mis padres debieron hacer muchos esfuerzos para costear mis estudios estos últimos cuatro años”, dice. Ahora describe como “difícil” lidiar con todas las noticias de los últimos días.

“Tengo mucha ansiedad, mucha incertidumbre, porque somos muchos jóvenes los que estamos viviendo esto, sin saber qué va a pasar con nuestra carrera universitaria”, explica. 

Carlos cree que las nuevas autoridades de la Casimiro Sotelo, al ser afines a la dictadura, “van a intentar adoctrinar a todo el que se quede estudiando ahí”.

Universitarios esperan respuesta de centros jesuitas

Los días del universitario, desde el robo de la UCA, son para enviar correos a las universidades jesuitas de El Salvador y Guatemala. “Esperamos una respuesta pronta, somos muchos los que hemos solicitado apoyo”, expresa. 

De no recibir respuesta, admite que tendría que quedarse en la nueva universidad. “Pero eso nadie lo quiere, porque va contra nuestros principios, nuestros valores y nuestras creencias”, insiste. 

Esa misma respuesta está esperando Laura, estudiante de cuarto año de Marketing. “Nos dicen que están en proceso para poder ayudarnos, pero entiendo que es difícil poder apoyar a más de 5000 estudiantes que nos quedamos sin nuestra carrera universitaria acá en Nicaragua”, reflexiona. 

A esta universitaria le faltaba una clase y defender su tesis para graduarse de la UCA. “Estaba a tres meses de cumplir ese sueño por el que me esforcé y luché durante cinco años”, apunta. 

Fachada de la Universidad José Simeón Cañas, en El Salvador. Foto: Tomada de redes sociales

Ella quería estudiar una maestría en el extranjero y siente mucho dolor de ver sus planes frustrados. “El esfuerzo también fue de mis padres, porque yo inicié pagando, pero en el transcurso de la carrera logré la beca del 100% y ahora me arrebataron todo”, expresa.

Para Laura, quedarse en la nueva universidad es su “última opción”. “Para mí sería una deshonra y una vergüenza llevar un título que no lleve el nombre de la UCA (…) pero pensando con la cabeza fría, pero si no llegamos a conseguir otra universidad, será la única alternativa que nos queda”, lamenta. 

Actualmente trabaja en una empresa “en la que me aceptaron porque venía de la UCA”, aunque no está en el área de Marketing, esperaba poder escalar y lograrlo. “Hoy no sé qué pasará conmigo”, se queja. 

“Recibí una clase en la UAM, pero nos rechazaron”

Alcides estudiaba tercer año de Psicología en la UCA, pero cuando fue confiscada de inmediato buscó otra opción y su mamá lo matriculó en la Universidad Americana (UAM). 

“Se notaba que estos últimos días estaban haciendo el esfuerzo por recibirnos, hasta por el hecho de que inventaron una beca improvisada para todos los que veníamos de la UCA”, detalla. La UAM —propiedad del Ejército de Nicaragua— había ofrecido a los estudiantes convalidarles las clases y establecer una cuota mensual de 150 dólares. 

El joven cuenta que recibió una clase y fue bien recibido por los docentes y los otros universitarios. “Me había hecho bastantes ilusiones, dentro un campus nuevo y bonito”, explica. Sin embargo, lo citaron a su Facultad, al igual que al menos 600 estudiantes, para informarles que se les había retirado la matrícula. 

“Muchos de mis compañeros buscaron opciones en otras universidades y cada uno puso sus peros para no recibirlos. Al parecer la UAM era la única que estaba haciendo el esfuerzo por recibirnos, pero de repente decidieron retirarnos matrícula a todos los recién trasladados y según lo que se nos dijo fue por órdenes de gente que rige la universidad”, subraya. 

Ante esa nueva frustración, Alcides volverá a su plan inicial de terminar lo que resta del año en la nueva universidad y buscar opciones después. Detalla que le encantaría quedarse en Nicaragua “rodeado a mis familiares y seres queridos”, pero admite que no sabe qué pasará en los próximos días. “Si se me da la oportunidad, probablemente me iría del país a finalizar mi carrera o para comenzar de cero mis estudios”, afirma. 

“Mis estudiantes están desesperados”

Armando, profesor de la UCA hasta su confiscación, sabe que sus estudiantes están desesperados, en especial, porque muchos no lograron gestionar sus certificados de notas. Planea salir del país y no es el único. Varios de sus colegas no están dispuestos a buscar un aval político o una credencial del Frente Sandinista para seguir trabajando, asegura. 

“Creo que todos van a buscar opciones fuera del país o se van a dedicar a otras cosas. ¿Qué va a pasar? vas a tener una masa pensante de intelectuales haciendo otro tipo de trabajo que no generan conocimiento, que no generan ciencia, que no hacen que todos lo que sabemos pueda ser compartido con las nuevas generaciones”, lamenta. En todo caso, tampoco cree que las autoridades orteguistas se queden con la planta académica de la UCA, tal como pasó con la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), donde hubo “barrida” de personal.

Dictadura acusó -sin pruebas- a la UCA de ser un "centro de terrorismo" y seguido confiscó sus bienes. Foto: UCA

Universitarios “no tenemos futuro en Nicaragua”

Desde el segundo año de su carrera, José obtuvo una beca como estudiante de Diseño Gráfico, aunque su beca fue disminuyendo por los recortes presupuestarios que sufrió la UCA. “Una persona amiga me apadrinó para lograr tener el 100% y poder seguir estudiando”, explica. 

Este año terminó su carrera. “Estaba a punto de tramitar mi título cuando arrebataron la identidad de la UCA. Ahora me preocupa, porque dudo que salga con el nombre de la UCA y seguro saldrá con el nuevo nombre”, sostiene el universitario.

Dice que algunos de sus compañeros ya habían pagado el trámite y solo esperaban que los llamaran para ir a retirar su diploma. 

“Creo que el futuro de los jóvenes en Nicaragua es de mayor pobreza y nos lo han dejado claro con el arrebato de estas instituciones privadas, como la UCA. También porque no existe la libertad de expresión”, expresa José.

La misma desesperanza siente Raúl, estudiante de Ingeniería Industrial, quien estaba en tercer año de la carrera y quien preferiría empezar de cero que graduarse en la Universidad Casimiro Sotelo

“Nos van a perseguir por haber protestado en 2018, porque el régimen no quiere que seamos críticos, que tengamos un pensamiento propio, quiere que seamos sus súbditos”, afirma. 

Este joven de 23 años cree que será difícil ser un profesional, pero no se da por vencido. “Esto acabará, y aunque el tiempo perdido no nos lo van a reponer, esta dictadura no durará para siempre y lo que debemos luchar es por el futuro del país”, insiste Raúl. 

Por su parte, María espera que la UCA vuelva a funcionar algún día. “Estoy segura que volverá a abrir sus puertas, a brindar esa educación de calidad que yo llegué a recibir y la que quiero para mis hijos y nietos”, sentencia.

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Redacción Confidencial

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Confidencial es un diario digital nicaragüense, de formato multimedia, fundado por Carlos F. Chamorro en junio de 1996. Inició como un semanario impreso y hoy es un medio de referencia regional con información, análisis, entrevistas, perfiles, reportajes e investigaciones sobre Nicaragua, informando desde el exilio por la persecución política de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

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