“Una nomenclatura racional y simple para Managua”

El ingeniero Modesto Armijo Mejía, uno de los fundadores de la Asociación Nicaragüense de Ingenieros y Arquitectos (ANIA), relanzó el viernes pasado durante la inauguración del Primer Congreso Internacional de Ingeniería de Nicaragua, su propuesta para establecer una nomenclatura racional y simple para la ciudad de Managua.

En una entrevista realizada en el programa televisivo Esta Semana, el maestro de varias generaciones de ingenieros civiles, dijo que que el objetivo es que todas las propiedades urbanas puedan ser localizadas de manera inequívoca para lograr la mayor eficiencia económica de las instituciones y aliviar las insoportables penalidades físicas y emocionales de los capitalinos.

Explicó que no tener un sistema ordenado de direcciones entorpece las actividades y provoca que las instituciones se recarguen con información que muy difícilmente puede digerirse, y que no aporta a resolver el conflicto con los procesos de control y evaluación que existen en el mundo.

Hace más de 90 años la ciudad adoptó un “sistema oficial” de nomenclatura, basado en cuatro cuadrantes (noroeste, noreste, sureste y suroeste), con números de calles que se repetían hasta ocho veces.

En ese entonces la ciudadanía restó importancia a la iniciativa y continuó usando (hasta hoy) el autodenominado “sistema popular”, que se generó de forma espontánea y bajo el argumento de que con el “sistema oficial”, había que memorizar o anotar mucha información, y que no funcionaría en una población analfabeta.

Desde entonces, en Managua las direcciones se fijan usando como puntos de referencia locales públicos o comerciales, esquinas, lugares emblemáticos, que al ser sustituidos y mudarse a otra dirección, provocan el absurdo de indicar “de donde fue…”, provocando mayor confusión y pérdida de tiempo.

El actual sistema popular de dirección no se presta para el uso de GPS, pues a este se le tiene que introducir la dirección que está en un catálogo para brindar una ruta, no obstante, en el país las ubicaciones están basadas en referencias que en ocasiones ni existen.

“Mientras no corrijamos esa situación no podremos aprovechar los beneficios que ofrece la modernidad tecnológica. Los costos innecesarios afectan a las instituciones públicas o privadas, comerciales e industriales y a los propios ciudadanos. Estos pueden ascender a centenas de millones de córdobas anuales”, reflexionó el ingeniero.

El proyecto empezó hace diez años

El ingeniero Armijo Mejía recordó que realizó una propuesta de nomenclatura simple y racional, cuando Dionisio Marenco era alcalde de Managua (2004-2008). No obstante, no se brindó un seguimiento a su idea.

“Está bastante avanzada, pero continúa sujeta a revisión. Se han identificado las zonas en que se divide la ciudad desde el punto de vista de la nomenclatura, se ha hecho una colección racional de nombres de calles. Este es un proyecto que es realizable”, consideró el ingeniero.

Armijo Mejía sostiene que la implementación de una nomenclatura racional para Managua, constituiría un acto trascendental de justicia social, pues aliviaría la deplorable condición de peatones, ciclistas y usuarios de transporte colectivo.

El sistema que ha propuesto contempla la subdivisión de la ciudad en zonas con nombres genéricos, confinadas por arterias principales, arterias de enlace, bordes de barrancas o cerros, costas del lago Xolotlán y lagunas.

En cada zona, las vías se designarían con nombres congruentes y en orden alfabético. No existirían restricciones para los nombres que se apliquen a las arterias confinantes, aunque se subordinarían a las reglas para la numeración.

“Tiene un costo económico grande pero todavía estamos a tiempo de hacerlo. No es demasiado tarde y ya no podemos tomar como excusa la falta de conocimiento. Alguien que maneja un celular tiene la capacidad para apuntar una dirección y comprenderla”, argumentó.

De llegar a materializarse la propuesta, el ingeniero Armijo Mejía, considera que bastará con un pequeño mapa que muestre las zonas en que se subdivide la ciudad, para explicar gráficamente el sistema de numeración. Además, no será necesario invertir en costosas guías que exigen ciudades semejantes a Managua en cuanto a población y tamaño.

“Esta aportación está dedicada a todos mis compatriotas pero en particular a los habitantes de nuestra querida capital, y constituye una especial invitación a sus arquitectos, ingenieros, urbanistas y otros profesionistas pertinentes, para que desplieguen su mejor empeño en analizar, criticar y enriquecer estas ideas rectoras, coadyuvando con la Alcaldía de Managua a acelerar el proceso de definición, gestión e implementación. Espero que esta propuesta de nomenclatura sea recibida como mi legado a la ciudad Managua”, afirma Armijo en una ponencia que distribuyó en el congreso de ANIA.

Maestro de generaciones de ingenieros

El ingeniero Modesto Armijo, recibió el viernes pasado de parte de la Universidad Americana (UAM), un Doctorado Honoris Causa por su amplia trayectoria en el campo de la ingeniería en Nicaragua y México.

La destacada carrera del ingeniero Armijo Mejía incluye su servicio como ministro de Fomento y Obras públicas en Nicaragua de 1954 a 1959, cuando  promovió el desarrollo de obras de infraestructura como la modernización del puerto de Corinto, el puente de Paso Caballos y la Central Hidroeléctrica Centroamérica. También diseñó una cartera de proyectos que forma parte del acervo nacional sobre obras de infraestructuras que el país debe desarrollar, entre otros, proyectos hidroeléctricos y el aprovechamiento de las aguas de los lagos para riego.

En México, donde ha desempeñado la mayor parte de su carrera profesional, fue presidente de la Compañía Mexicana de Consultores en Ingeniería. Mezcala, Papagayo, Pueblo Nuevo, García Sela, Nuevo Texcapa, Carrizo, Espinosa, Belisario Domínguez, son parte del portafolio de puentes que Armijo ha diseñado. Muchos tienen una altura de 240 metros.

El proyecto que le ha representado un mayor desafío profesional, como obra de ingeniería, y el que más orgullo le da, es la construcción del puente Tampico, en México, con una longitud de 1600 metros.

“Era un puente que tenía que cruzar un río, sujeto a socavaciones gigantescas de veinte y tantos metros, en el que no podían ponerse pilas intermedias, sometidos a vientos de más de 300 kilómetros por hora. Fue un reto. Las cosas convencionales distorsionaban la economía del proyecto, entonces concebí una configuración para puentes de ese tipo de gran altura que ahora se adopta en los puentes del mundo”, narró el ingeniero Armijo Mejía.

La clave para que un proyecto funcione, dice Armijo Mejía, es el reconocimiento de que el proceso creativo es intelectual y emocional, en el que si no existen ideas torales, termina siendo una copia que no garantiza el éxito.

“La ingeniería es exacta en los manejos de los factores físicos para lograr el objetivo de diseñar o construir una obra, pero en la distribución, en la concepción, hay que asignar el valor correcto a la mano de obra. Entonces, la meta del proyectista es conciliar las grandes diferencias dentro de la misma técnica, dentro de los mismos conocimientos científicos y tecnológicos que ha generado la humanidad”, detalla.

A sus 94 años de edad, el ingeniero Armijo Mejía dice que no planea retirarse y utiliza un aforismo para explicar su decisión: “La verdadera vejez es cuando el trabajo no da placer, y el placer si da trabajo”.