19 de septiembre 2021
La muerte de doña Heidi Meza, madre del reo político Max Jerez, y la falta de sensibilidad del régimen, que no hizo nada para permitir que el joven estudiante universitario pudiera despedirse de su progenitora, conmovió al país, que acudió con impotencia a lo que Dolly Mora, integrante de la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN), calificó de un acto “inhumano”.
Jerez fue detenido de forma arbitraria la noche del 5 de julio, y trasladado a las celdas del ‘Nuevo Chipote’, donde permanece junto a una treintena de líderes opositores, estudiantiles, empresariales y gremiales, además de banqueros, empresarios y periodistas.
Desde entonces, los familiares de Jerez pudieron verle solo una vez, hasta que este viernes se lanzó una alerta para que le permitieran despedirse de su madre, que se encontraba en agonía.
La respuesta del régimen fue el silencio.
La lideresa juvenil, que estaba con Max Jerez y Léster Alemán la noche de su captura, narró en el programa Esta Semana, en una entrevista que se transmite hoy domingo en Youtube y Facebook por causa de la censura televisiva del Gobierno de Daniel Ortega, que la familia de Jerez les comunicó la mañana del viernes que los médicos que atendían a doña Heidi les dijeron que a la señora le quedaban pocas horas de vida.
Mora narra que hablaron con la familia para sacar la alerta, y que ella y el abogado llevaron la epicrisis original a Auxilio Judicial para informar sobre la situación de salud de doña Heidi, llevando la documentación necesaria, pero ahí les dijeron que no podían hacer nada. Que los trámites debían hacerse por la vía judicial, y así lo hicieron, porque ya tenían listo el escrito legal.
Al llegar a los juzgados les dicen que el personal del Complejo Judicial, y los jueces mismos, están de vacaciones y que regresan hasta el lunes, pero que hay una ventanilla única donde pueden entregar el escrito. El abogado presentó el documento en la ventanilla correspondiente, “pero no lo querían agarrar al inicio. Costó mucho que lo recibieran. Lo recibieron, pero al final no se hizo nada”, relató Mora.
“Nosotros hemos dicho, y lo remarcamos: esto es un tema de voluntad política, más allá de la burocracia y las legalidades, porque todos estos son procesos arbitrarios. Ninguno de los presos ha tenido un debido proceso o un proceso legal correcto. Max no es el primer preso en no despedirse de su mamá o de un familiar cercano que fallece. Nosotros tocamos todas las puertas y no solo en lo legal, sino también otros canales. Incluso con la Iglesia Católica hicimos distintas gestiones. Realmente no hubo voluntad, [de parte del régimen] a como no la hubo en el pasado con otros reos, para que se pudieran despedir de su familia. Es inhumano”, sentenció.
Lesther Alemán está grave
Mora dijo que, después de las visitas de 30 minutos que se le concedieron a los familiares, -y de los abogados en las audiencias judiciales- nadie ha podido ver a los reos. Ni siquiera el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que tiene entre sus misiones habituales, la visita a reos para constatar su estado.
Así como ocurrió con Max, pasó con Lesther Alemán y el resto de presos políticos, por quienes han hecho gestiones, no solo ante el CICR, sino también con el nuncio Apostólico, “y todos los canales que se han utilizado para este tipo de gestiones, y todo está absolutamente cerrado. No hay respuesta. La Cruz Roja nos dice que a ellos no les han autorizado la visita, o las entrevistas a cada preso o presa política para poder constatar cuáles son sus condiciones físicas”, relató.
En el caso de Alemán, recordó que “nosotros también sacamos una alerta”, preocupados por la descripción que les hizo doña Lesbia, su mamá, después que logró verlo en la visita. La señora salió “bastante angustiada porque Lésther de por sí es muy flaquito, y lo vio mucho más delgado, y pálido”, y les dijo que hablaba muy bajito, como que había perdido fuerza en la voz.
Mora repitió la versión de Alemán, en el sentido que no ha recibido tortura física –golpes, básicamente- pero están considerando que sí es tortura física el que se le nieguen tres tiempos de comida, en cantidades suficientes, o a las horas indicadas.
“Una semana después, en la audiencia, quien nos alerta es su abogado defensor, porque si doña Lesbia vio a Léster bastante delgado y débil, el abogado nos dijo que Lesther ni siquiera podía caminar, que los oficiales que estaban ahí le ayudaban a ponerse en pie, y eso nos dio una señal mucho más fuerte de su condición física y de salud, y decidimos sacar esa alerta”, explicó.
Después de eso, nadie sabe qué ha pasado con él: ni el abogado, ni la familia. Introdujeron recursos y escritos para solicitar que tengan el cuidado médico apropiado, aunque también en ese campo hay desconfianza porque, la revisión no la haría un médico independiente, sino uno del Instituto de Medicina Legal, que realiza las valoraciones médicas, “pero también está cooptado por ellos… igual que todo el sistema de justicia y todo el sistema del Gobierno”, enfatizó.
Finalmente, dijo que si bien “nadie está preparado para ir a la cárcel, hay esa esperanza y esa fuerza de compromiso por este país, porque al final todo lo que ocurre y lo que está pasando, es por buscar la libertad de Nicaragua. Ellos [Jerez y Alemán] son dos jóvenes muy valientes, profundamente comprometidos con este país, y nosotros esperamos que pronto puedan ser libres, junto con todas las presas y los presos políticos que están injustamente secuestrados”.