15 de marzo 2016
En 1976, Patricio Jerez, ecólogo e investigador de la Unan-León, realizó un estudio denominado “Las tolvaneras del occidente de Nicaragua”, en el que que exponía la dimensión del fenómeno y más de catorce recomendaciones para enfrentarlo.
León tenía apenas 166 mil habitantes, una población de 15 personas por kilómetro cuadrado y en occidente se sembraban más de 280 mil manzanas de algodón, explicó Jerez en el programa televisivo Esta Noche.
Jerez indicó que en 1956 se reportaron las primeras tolvaneras en los campos donde se sembraba algodón, en 1965 hubo un aumento y en los años 70, (en la zona donde se forma un “embudo” por los volcanes), se observaba con frecuencia grandes columnas de polvo.
“En ese momento en la carretera que va actualmente hacia Chinandega, no había ningún barrio cerca de esos campos agrícolas, por eso es que no existía un impacto social fuerte en estos lugares. Qué es lo que pasa ahora, que las urbanizadoras han crecido, pero en dirección a ese embudo, a la zona fácil, y se forman fuertes vientos que encuentran suelo seco y mullido”, mencionó el ecólogo.
Jerez insiste en que el número de manzanas sembradas de maní no tendría tanto impacto si los poblados no hubieran seguido con la expansión hacia las tierras agrícolas. “Están más cerca de las zonas de cultivo, y si a esto le sumamos el cambio climático, pues afecta más”, argumenta.
El tipo de suelo y las alternativas
Cinco años después de presentado el estudio de Jerez, el gobierno de la época realizó una campaña de reforestación y cortinas rompe vientos. La campaña fue un éxito, pues se plantaron 5.5 millones de plantas en mil 200 kilómetros lineales.
“Desde la Paz Centro hasta Telica, no hubo un efecto inmediato en los años posteriores porque las plantas estaban pequeñas, fue varios años después que nos olvidamos de las tolvaneras. Ahora vuelven a afectar porque las cortinas rompe vientos las ocuparon para leñas”, argumentó el ecólogo.
El experto indicó que el proyecto de reforestación de los años 80, se está retomando para paliar el fenómeno de las tolvaneras. “Tengo entendido que la ministra del Marena tienen un programa desde el año pasado donde está trazando cortinas viejas y nuevas”, mencionó.
Sin embargo, en una visita que hizo Confidencial en las huertas de maní, no encontramos evidencias del impacto del proyecto ni ninguna planta en la zona.
“Bueno, en los reportes que tenemos de la Asociación de Ganaderos de Chinandega, León y del Marena, que apoyan este programa, están los mapas y los aportes de todos estas instituciones, de más de medio millón de plantas”, dijo un contrariado Jerez.
También explicó que las tolvaneras golpean más a León que a Chinandega, debido al tipo de suelo. “En León es más fino, mientras que en Chinandega es arcilloso, y retienen más agua”, manifestó el ecólogo, quien agregó que el otro problema es que no se conserva el rastrojo en los terrenos de cultivos.
Respecto al reclamo de los pobladores sobre los posibles pesticidas que usan los maniceros en sus cultivos, Jerez opinó que los químicos actuales no son como los de la famosa docena maldita que se usaron para el monocultivo del algodón.
“Hoy la cantidad de pesticida que se usa en el maní, es mucho menor de la que se usaba en el algodón. Si bien es cierto, los problemas en los riñones se dan por la mucha cantidad de agroquímicos, las empresas deberían de colaborar para realizar investigaciones para saber cuáles son las causas”, recomendó el experto.
El ecólogo consideró que la solución al problema de las tolvaneras no tiene que ver con el riego, o una rotación de cultivo, sino con una propuesta entre todas las partes. “Todos los sectores deben estar involucrados, Marena, Alcaldía, productores”, destacó.