4 de octubre 2020
Las puertas de los templos católicos en Nicaragua se abrieron este domingo 04 de octubre, para recibir a los fieles comprometidos, quienes después de siete meses viendo las misas por internet y televisión, para evitar la propagación del coronavirus, volvieron a comulgar y estar en contacto con sus guías espirituales.
La apertura de los templos se hizo bajo un estricto protocolo de bioseguridad establecido por la Iglesia Católica. La mayoría de las parroquias del país, entre ellos la Catedral Metropolitana de Managua, acogieron durante la eucaristía a decenas de feligreses que acudieron con tapabocas, mientras en la entrada se desinfectaban las manos con alcohol gel o alcohol líquido.
"Ya podemos acercarnos a nuestros templos, pero con toda la prudencia, con todas las medidas propias de seguridad", dijo el cardenal, Leopoldo Brenes, durante una eucaristía transmitida por el Canal Católico.
Explicó que las diversas diócesis, a través de sus obispos y sus consejos pastorales, elaboraron "protocolos sencillos para participar en la eucaristía", que incluye el uso obligado de mascarillas para ingresar a los templos.
La cuarentena "ha sido muy difícil"
Por su parte, el obispo Rolando Álvarez, de la diócesis de Matagalpa, advirtió en una conferencia de prensa que la pandemia de covid-19 no se ha terminado y existe el riesgo de un rebrote en el país, pero "estamos aprendiendo a convivir con el (virus)". Esto lo que indica es que "tenemos que estar siempre precavidos" y "mantener estrictas medidas de protección, medidas higiénicas", dijo.
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Para monseñor Álvarez "toda la cuarentena ha sido muy difícil" porque, durante estos siete meses, no ha cumplido totalmente con su labor evangelizadora. "Yo tenía programado terminar mi primer visiteo a las más de 630 comunidades de la Diócesis y me han quedado 40 comunidades rurales por visitar... eso ha sido lo más difícil, no poder tener contacto directo con el pueblo de Dios", lamentó.
El obispo también lamentó que las autoridades nacionales "sigan promoviendo aglomeraciones y actividades masivas", ya que los médicos han advertido que ese tipo de actividades son como "un caldo muy seguro para la propagación del virus", continuó.
El protocolo
Recientemente la Arquidiócesis de Managua publicó un protocolo en el que indica que los templos deben estar desinfectadas antes y después de cada sacramento, los visitantes tendrán que pisar una alfombra con solución de cloro en una entrada única en cada templo, mantener el distanciamiento de dos metros entre personas y seguir las indicaciones de voluntarios, quienes estarán vestidos de blanco o negro para facilitar su identificación y así evitar interacciones.
Adicionalmente, no se distribuirán hojas de cantos ni libros de lectura, la paz se dará con una reverencia a la distancia y no se permitirá la permanencia de personas en las parroquias antes ni después de las misas.
Cada sacerdote utilizará mascarillas, además de alcohol en gel para evitar la contaminación de los materiales utilizados, pondrá las hostias en las manos de los creyentes, y evitará el intercambio de palabras, además, se moverá en los pasillos durante la comunión, para evitar la circulación de personas dentro del templo.
El Episcopado también recomendó que no asistan niños, ni ancianos, tampoco adultos que presenten fiebre.
Participación limitada
El arzobispo de Managua también indicó que, por el momento, la participación de los feligreses a las eucaristías es "limitada" por medidas de seguridad, por lo que pidió compresión y prudencia.
La presencia de fieles en las eucaristías estaba suspendida desde marzo pasado, cuando la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) se declaró en "autocuarentena", tras detectarse el primer caso de COVID-19 en Nicaragua. Una medida contraria a las orientaciones del Gobierno de Nicaragua, que ha mantenido su llamado a las aglomeraciones y no establece restricciones para detener la propagación de la pandemia.
Según el Ministerio de Salud de Nicaragua, hasta la fecha el país acumula 151 muertos y 5170 casos confirmados de coronavirus. Estadística que contrasta con los datos del independiente Observatorio Ciudadano COVID-19 que registra 2751 fallecidos por síntomas relacionados con la pandemia, incluyendo neumonía, y 10 513 casos sospechosos.
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