5 de noviembre 2019
Al menos uno de cada tres trabajadores de la empresa tabacalera British American Tobacco (Batca), en Nicaragua, fueron despedidos este lunes, como consecuencia de la disminución de sus ventas a nivel nacional, causado, según fuentes de la industria y gremiales consultadas por CONFIDENCIAL, por el crecimiento desmesurado del contrabando de ese producto.
Los despidos en la tabacalera, de hasta un tercio de su estructura comercial y de distribución de cigarrillos en todo el país, incluye “más de 60 puestos de trabajo bien remunerados”, según confió una de esas fuentes.
La tabacalera, como se le conoce —a pesar que dejó de ser la Tabacalera Nicaragüense (Tanic) a inicios de este siglo, cuando el socio British American Tobacco (Batca) compró las acciones—, prácticamente salió sin abolladuras de la crisis generada por la violenta represión gubernamental en contra de los ciudadanos que se sumaron a la Rebelión de Abril de 2018.
“Recordá que los vehículos que llevan los cigarrillos a las pulperías no son muy grandes ni llevan distintivos, así que fue más fácil que la empresa pudiera mantener surtidos los puestos de venta en todo el país”, dijo la fuente del sector industrial.
El problema: reforma tributaria
El problema llegó con la reforma a la Ley de Concertación Tributaria, que entró en vigencia el 1 de marzo, y que en la práctica impuso impuestos por 40 córdobas a cada cajetilla de 20 unidades, duplicando el precio de los cigarrillos, hasta alcanzar los 75 córdobas.
El resultado fue una caída de las ventas, que incentivó el contrabando, y deprimió aún más las ventas, al punto que, hasta este momento, se calcula una caída de casi el 70% de las ventas, cifra que está fuertemente condicionada por el hecho que entra de contrabando el 43% del producto que se consume en el país.
210% de impuesto adicional… y creciendo
Dos números explican el desplome de las ventas: los 35 córdobas que se pagan por una cajetilla de cigarrillos que entró al país de contrabando, fabricado principalmente en China, India y Belice, versus los 75 córdobas que cuesta el producto importado legalmente.
Esto significa que cada cigarro de contrabando que se venda suelto (por más que eso esté prohibido), cuesta dos córdobas, mientras el tabaco lícito pasó de costar 2.50 antes de la reforma tributaria, a oscilar entre cinco a seis córdobas después de eso.
Carolina Berríos, gerente general de la Asociación de Distribuidores de Productos de Consumo de Nicaragua (Adiprocnic), explicó que “las tabacaleras fueron afectadas con un 210% de aumento de impuesto y para poder continuar en el mercado, invadido de marcas ilícitas, no han podido trasladar dicho costo al consumidor final”.
“Solo para hacerlo más sencillo de entender: se requiere de 40 córdobas por cajetilla de cigarrillos para cubrir solo los impuestos, y en la actualidad hay marcas de cigarrillos ilícitos que se comercializan por un valor menor a este. Hace dos años, se hablaba que los cigarrillos ilícitos representaban un 5% del mercado. El último valor registrado fue de un 43% y sigue en aumento”, detalló.
Los riesgos del cigarro ilegal
Aun cuando no pretenden defender su producto, o sugerir que es inocuo, los ejecutivos de la industria siempre han cuestionado la calidad del cigarro de contrabando, alegado que “estudios de la industria legal, han encontrado de todo en el producto ilegal: tabaco con aserrín, heces de animales, etc.”.
El problema para el negocio local del tabaco no termina ahí: a partir del 1 de enero, los impuestos al cigarrillo subirán otro 25%, por lo que existe el temor fundado de que, algunos de los que se salvaron de la barrida de este lunes, recibirán una mala noticia similar a inicios del próximo año, en especial, si no se resuelve el problema del contrabando.
En total, 2000 córdobas es el impuesto que pagan cada 1000 cigarrillos en 2019. En 2020, ese monto subirá 25%, para llegar a 2500 córdobas, y otro 38% sobre ese nuevo precio, para llegar a 3450 córdobas por cada millar en 2021, según los artículos 189 y 190 de la LCT reformada.