26 de mayo 2024
Con sol primaveral y los brazos abiertos, el movimiento sueco de solidaridad con Nicaragua recibió a Sergio Ramírez. Ante salas de seminarios abarrotadas en Estocolmo y Uppsala, el escritor habló de su último libro y de estar exiliado por segunda vez en su vida.
Invitado por la Asociación Sueca para la Democracia y los Derechos Humanos en Nicaragua (Nicadem), el escritor nicaragüense y exvicepresidente Sergio Ramírez visitó Suecia del 12 al 15 de mayo. La invitación contó también con el apoyo del Instituto Cervantes (España) y de las oenegés suecas Diakonia y Civil Rights Defenders.
En la capital, Estocolmo, se reunió con varios exembajadores suecos en Nicaragua, con el exministro de Cooperación al Desarrollo, Pierre Schori, así como con representantes actuales del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Parlamento sueco.
En Estocolmo, dio una charla sobre el tema “La literatura – resistencia y fuente de esperanza” en el Instituto Cervantes (el Centro Cultural del Estado Español), y participó en un seminario de la Asociación Educativa Obrera (ABF) sobre la situación actual de Nicaragua. Finalmente, fue el orador principal en la Universidad de Uppsala (fundada en 1477) tratando el tema de “Libertad académica y democracia”.
Sergio Ramírez habla de sus exilios
Antes de su visita a Uppsala, Sergio Ramírez concedió una entrevista al periódico local Upsala Nya Tidning en la que comparaba sus dos experiencias de exilio forzoso. En los años 60 y 70, estuvo exiliado por el dictador Anastasio Somoza, y actualmente lleva tres años en exilio por la dictadura de Daniel Ortega.
“Cuando me uní a la lucha contra Somoza, abandoné la escritura para dedicarme a la acción política, pero solamente de manera temporal. Es una perspectiva que he mantenido durante toda mi vida. El régimen actual me reprime por la forma en que retraté a la esposa del presidente Ortega en uno de mis libros más recientes, donde ella es uno de sus personajes. Esta vez, la literatura me ha obligado a exiliarme, no la política, pero por supuesto está relacionado”, declaró a Upsala Nya Tidning.
El libro que le obligó a exiliarse de nuevo fue la tercera y última parte de una trilogía policíaca, “Tongolele no sabía bailar” (Alfaguara, 2021). El libro fue detenido en Nicaragua y el régimen emitió una orden de detención contra Sergio Ramírez.
Aunque se considera principalmente un escritor, su mensaje en Suecia fue que no se ha dejado silenciar políticamente. En sus columnas en varios periódicos de habla hispana, no escatima críticas al régimen nicaragüense ni a los líderes autoritarios del resto de América Latina.
Sergio Ramírez llevó a Suecia su último libro “El caballo dorado” (Alfaguara, 2024), y lo firmó en una librería en el centro de Estocolmo. Ese libro no es tan polémico, políticamente, como el anterior, pero afirma que no se autocensura.
“Sabía que mi libro anterior (“Tongolele no sabía bailar”) tendría consecuencias, pero la idea de autocensurarme no existe. Habría sido conformarme y entonces sería mejor no escribir nada. Siempre hay riesgos al escribir, ya que a los poderes puede no gustarles lo que uno escribe, pero si no puedes soportar eso, has elegido el oficio equivocado”, subrayó.
“Construir una oposición política”
Aunque muchas de las conversaciones en Suecia versaron sobre la literatura, la atención también se centró en la política y la situación actual en Nicaragua. En un seminario, le preguntaron a Sergio Ramírez qué pueden hacer por su país los muchos nicaragüenses que hoy se han visto obligados a exiliarse.
“Hay que construir una oposición política. Los nicaragüenses deben unirse por el bien de su país. En el exilio, a menudo surgen diferencias entre las ideologías y la dirección política. Es importante ponerse de acuerdo para sentar las bases de algo nuevo que no nos lleve a otra dictadura”, dijo Sergio Ramírez.
Preguntado por el futuro de Nicaragua, bromeó primero diciendo que para responder a eso tendría que cambiar su sombrero de escritor por el de analista. Acto seguido enfatizó que lo primordial es seguir luchando en las maneras factibles, e ir sentando las bases para la unidad en acción, tan pronto que eso sea posible.
“Tenemos que estar preparados, para evitar que se genere un vacío el día que, otra vez, se tambalee el régimen. Solamente unidos, de manera amplia, lo podremos alcanzar”, comentó.
También se dirigió directamente al Gobierno sueco y a todos los Estados miembros de la UE. Por diversas razones, “es posible”, dijo, que “en la situación actual no puedan dar prioridad a Nicaragua, pero no deben olvidar a ese país y las graves violaciones de los derechos humanos que allí se cometen”. “Tienen en sus manos diferentes canales para brindar apoyo a la lucha. Al fin y al cabo, la democracia se tiene que defender en todos los rincones del mundo”, sentenció.