22 de agosto 2022
El régimen de Daniel Ortega ha mantenido secuestrados por más de 48 horas a cuatro curas, dos seminaristas y un camarógrafo en las instalaciones carcelarias El Chipote, donde fueron “trasladados” después del operativo policial ejecutado la madrugada del viernes 19 de agosto contra monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y sus colaboradores, quienes permanecieron sitiados en la Curia Episcopal de esta región durante 15 días.
La Policía informó el viernes 19 de agosto que los seis religiosos y el laico estaban en El Chipote por supuestas “indagaciones”. Sin embargo, desde esa fecha, estos permanecen encarcelados, incomunicados y hacinados, con sus familias en incertidumbre por desconocer en qué condiciones se encuentran y cuál es su situación legal.
Un familiar de uno de los sacerdotes secuestrados en Matagalpa aseguró en anonimato que sus parientes llegaron a El Chipote para consultar por este y “no les recibieron ni agua”, confió. Otra fuente familiar dijo que las autoridades no les han brindado ningún tipo de información y que conoció que lo mismo ha ocurrido con los parientes de los otros colaboradores de monseñor Álvarez que están encarcelados.
Fuentes ligadas a la Iglesia confirmaron que las siete personas secuestradas están todos hacinados en una celda pequeña, ubicada en un nuevo pabellón de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), más conocida como El Chipote.
Un abogado que pidió que solo lo identificáramos como "Carlos" para evitar represalias del régimen, explicó que la Fiscalía dispone de 48 horas para solicitar una audiencia especial de garantías constitucionales y extender hasta 90 días el tiempo que una persona puede permanecer detenida, mientras es investigada.
La medida corresponde a una reforma al Código Penal aprobada en febrero de 2021, y utilizada como arma política del Frente Sandinista contra los reos de conciencia. Hasta este domingo, no existía ningún registro de algún proceso penal en el sistema virtual del Poder Judicial contra los sacerdotes. Sin embargo, estos siguen detenidos.
Una decena de sacerdotes apresados
Daniel Ortega encarceló en menos de tres meses a diez sacerdotes de la Iglesia católica. El primero fue el cura Manuel García Rodríguez, acusado supuestamente de violentar a una mujer; el segundo, monseñor Leonardo Urbina, señalado por una supuesta violación a una adolescente.
El tercero es el cura Óscar Benavidez, que está siendo investigado durante noventa días por la Fiscalía debido a un delito "fantasma", pero del cual el Estado de Nicaragua se reconoce como “víctima y ofendido”.
A ellos se sumaron los sacerdotes José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios, primer y segundo vicario de la catedral San Pedro, respectivamente; Ramiro Tijerino, rector de la Universidad Juan Pablo II y encargado de la parroquia San Juan Bautista; el sacerdote Raúl González y los seminaristas Darvin Leyva y Melkin Sequeira.
Mientras monseñor Rolando Álvarez, también administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, está bajo casa por cárcel, en una medida que el régimen pretende disfrazar como “resguardo domiciliar”, en su vivienda de Managua, según la nota policial publicada el viernes 19 de agosto.
Del total de religiosos arrestados, seis curas y dos seminaristas se encuentran en El Chipote. El padre García Rodríguez, quien ya fue condenado a dos años de cárcel, paga la pena impuesta por el régimen en el penitenciario de Granada.
Los sacerdotes trasladados a El Chipote corresponden a la Diócesis liderada por monseñor Álvarez. Ellos acompañaron a su líder espiritual con oraciones, cantos, rezos y la celebración eucarística durante los 15 días que permanecieron sitiados por decenas de antimotines.
El grupo inicial era de 12 personas, pero tres laicos lograron salir antes del secuestro. Monseñor Álvarez fue cercado por la Policía desde el jueves 4 de agosto, cuando impidieron que se movilizara a la catedral de Matagalpa, como parte de su jornada pastoral.
La Policía justificó el encierro impuesto a los sacerdotes por estar investigados supuestamente por “organizar grupos violentos” y “ejecutar actos de odio”. “Las personas investigadas se mantendrán en sus casas”, dijo la institución.
Durante las dos semanas de encierro, la Policía impidió el abastecimiento de víveres y medicinas. Mientras tanto, monseñor Álvarez seguía clamando a través de sus homilías transmitidas por las redes sociales de la Diócesis por la paz, el perdón y la esperanza. “Estamos en las manos de Dios” se le escuchaba decir habitualmente al referirse a todos los religiosos que estaban retenidos en el edificio.
La Policía argumentó que las actividades “desestabilizadoras y provocadoras” persistían y por eso fue necesario el asalto a la Curia Episcopal en aras de “recuperar la normalidad” para las familias matagalpinas; lo cual fue rechazado por la feligresía católica, que mostró su repudio ante uno de los más fieros ataques del orteguismo contra la Iglesia católica.
"No son ningunos delincuentes para que los traten de esa forma. Su único delito es evangelizar y acompañar a su pueblo encomendado", expresó con rabia una feligresa, miembro de un grupo pastoral en anonimato.
¿Quiénes son los religiosos detenidos en El Chipote?
Sacerdote José Luis Díaz: es el primer vicario de la catedral de Matagalpa y responsable del Santuario del Divino Niño. Fue ordenado sacerdote el 23 de noviembre de 2019 y es originario de la comunidad “Ocote Sur”, en Matagalpa.
Sacerdote Sadiel Eugarrios: es el segundo vicario de la catedral San Pedro de Matagalpa. Tiene 35 años y es originario de Matiguás, Matagalpa. Durante la Rebelión Cívica de 2018 se sumó a otros sacerdotes para demandar el cese de la represión en un tranque en la ciudad norteña aseguró al medio de comunicación Nicaragua Investiga.
“Nos tocó ir a defender al pueblo y desde entonces empezaron las amenazas. A partir de ahí nada está normal. Hay que andar con mucho cuidado porque uno se encuentra con personas que te agreden verbalmente y entonces uno vive este ministerio sacerdotal ya de otra manera”, dijo el sacerdote.
El padre Eugarrios fue ordenado el 24 de noviembre de 2018 por monseñor Álvarez, quien lo señaló como “un profeta en formación”, “un alma caritativa incansable” y “un amante de la libertad hasta las últimas consecuencias”.
Sacerdote Ramiro Tijerino: es el rector de la Universidad Juan Pablo II y encargado de la parroquia San Juan Bautista. Desde 2020 es el nuevo juez en la causa de canonización de Fray Odorico D’Andrea, cuya labor pastoral es recordada en el norte del país, principalmente, en San Rafael del Norte, Jinotega.
El cura respaldó totalmente a monseñor Álvarez cuando se refugió en una iglesia en Managua, en mayo pasado, por el incremento de la persecución policial en su contra. “Mi solidaridad con él en todo momento”, refirió el padre en esa ocasión a CONFIDENCIAL.
El religioso, de 50 años y 20 de ejercer el sacerdocio, es hipertenso y diabético. También es sobrino de la exguerrillera sandinista, Doris Tijerino.
En la cárcel también se encuentran el sacerdote Raúl González y los seminaristas Darvin Leyva y Melkin Sequeira, además del camarógrafo Sergio Cárdenas. En la Curia Episcopal, la Policía dejó al padre Óscar Escoto, segundo de la Diócesis de Matagalpa y vicario de la catedral de la ciudad, quien permanece bajo vigilancia policial directa.
Ataque contra obispos y sacerdotes
La agudización de la represión contra la Iglesia católica se ha centrado en sacerdotes, quienes han sido víctimas de hostigamientos, asedio, amenazas e incluso, violación a su libertad de movilización. Al menos ocho parroquias de Matagalpa, de 28 agrupados en su Diócesis, han reportado ataques, mientras la feligresía se ha volcado en oraciones por sus pastores.
La amenaza de los operadores del régimen es la misma: dejen de desestabilizar el país a través de sus homilías. La voz profética de monseñor Álvarez y el resto de sacerdotes ha resonado en los rincones de las comunidades más alejadas de Matagalpa que hoy lamentan el encarcelamiento de su pastor.
Pese a que el obispo Álvarez está secuestrado, el hostigamiento permanece en las diferentes comunidades de Matagalpa y otras partes del país, con patrullaje de policías y operadores del Frente Sandinista encargados de registrar los mensajes que los sacerdotes transmiten en las misas.
Monseñor Báez: "Hay que pedir la libertad, porque son inocentes"
Monseñor Silvio José Báez, durante su homilía dominical desde la parroquia Santa Agatha en Miami, expresó sus palabras de dolor, pero sin perder la esperanza, por la persecución de los sacerdotes en Nicaragua.
“Quiero que sepan que estoy sufriendo mucho, y estoy rezando mucho por ustedes, por Nicaragua y por nuestra Iglesia. Especialmente quiero saludar con cariño a nuestros hermanos de la Diócesis de Matagalpa y de Estelí, que están siendo privados de la presencia física de su pastor”, expresó.
“Sé que para ellos es un gran dolor. Quiero decirles a los nicaragüenses que no perdamos la esperanza, y pidamos para monseñor Rolando Álvarez, para los sacerdotes de Matagalpa y los otros que están encarcelados, los otros laicos y todos los presos políticos de nuestro país. Hay que pedir la libertad, no hay que negociar con la persona, hay que pedir la libertad, porque son inocentes. Confiemos en el Dios de la vida y la libertad, que va escuchar nuestras oraciones. Estamos con ustedes hermanos de Nicaragua”, añadió el obispo Auxiliar de Managua, quien se encuentra en el exilio por disposición del papa Francisco.