8 de mayo 2023
El operativo nocturno que ejecutó el régimen de Daniel Ortega en contra de al menos 57 nicaragüenses, entre los que había periodistas, activistas y víctimas de la represión, la noche del miércoles tres de mayo en diferentes municipios de Nicaragua, fue algo “planificado” y con el objetivo de obligar a estas personas —y todo el que sea considerado opositor o que pueda generar protesta— “a que se marchen del país”, valoraron activistas políticos en el exilio durante un panel en el programa Esta Semana.
En menos de 12 horas estas personas fueron detenidas por la Policía en sus municipios de origen y trasladadas hasta la Dirección de Auxilio Judicial, en Managua. El Ministerio Público los acusó por los supuestos delitos de “conspiración y menoscabo a la integridad nacional” y “propagación de noticias falsas”, mientras el Poder Judicial celebró audiencias exprés en las que les impuso la medida de libertad condicional.
“Esta modalidad indica que ya los tenían mapeados a todos”, advirtió la activista Ivania Álvarez. Valora que lo sucedido no es algo que al régimen se le haya ocurrido en una noche cualquiera sino todo lo contrario, “es una cosa preparada” y “tiene un montón de tiempo de estar haciendo mapeo de la gente” que es considerada opositora.
La mayoría de estas personas que fueron detenidas y ahora están en libertad condicional “estaban siendo asediadas”, enfatizó Álvarez. Por esa razón estima que ahora “estamos frente a una nueva estrategia” de represión. “Ya no es necesario que vaya la Policía a estar afuera (de la casa). Ya no es necesario que vaya el paramilitar a tomarte fotos. Vos (como ciudadano) vas a tener que ir todos los días” a reportarte a la Policía.
El politólogo y preso político excarcelado, José Antonio Peraza, advirtió que el régimen de Ortega “quiere matar civilmente a las personas”, ya que al obligarlos a presentarse diariamente a una delegación policial o un juzgado limita sus posibilidades de subsistencia. Situación que al final podría obligarlos a tratar de huir del país.
“Lo que el régimen quiere hacer en este momento es tratar que todo aquel que ya ha sido identificado opositor se marche del país”, explica Peraza. También es parte del proceso cíclico de Ortega de “ir llenando las cárceles para tener siempre un colchón de presos con el cual estar amenazando a las personas", agregó.
“Van a matar a la gente de hambre”
Mientras tanto, Álvarez afirmó que con esta nueva estrategia “cruel” y “despiadada” el régimen “va a matar a la gente de hambre”, debido a que trabajadores como maestros, abogados, estudiantes o gente de la Zona Franca, simplemente “no van a poder ir a trabajar".
Los empleadores “no quieren” que los relaciones con estas personas perseguidas políticas. De tal manera que esta situación “también te estigmatiza”, porque “ahora que sos un perseguido político en todo el país nadie quiere darte trabajo, nadie quiere visitarte en tu casa, nadie quiere estar cerca de tu familia”, comentó la activista.
Por otro lado, Álvarez precisó que el régimen está “especializando sus formas de vigilancia”. Muestra de ello es que la lista de presos políticos pasó de 37 personas en marzo pasado a más de 60 a finales de abril. A este dato hay que sumarle las 57 personas que fueron detenidas el tres de mayo y que están siendo procesadas en libertad condicional.
“Entre procesos judiciales y personas que están en la cárcel, ya estaríamos contando entre 120 o 130 personas”, puntualizó la activista.
Peraza, por su parte, consideró que esta nueva forma de represión refleja “un gran temor de la dictadura” de que la población vuelva a manifestarse de forma masiva. El régimen “sabe que viene el 30 de mayo, que es una época muy significativa para los acontecimientos que sucedieron en el mes de abril y mayo de 2018 y por tanto es una dinámica preventiva”, agrega.
Resistencia “silenciosa” en el país
Sin embargo, el arresto de tantas personas en una sola noche demuestra que “no es cierto que no haya alguna resistencia cívica”, apuntó Peraza. Valoró que esta resistencia cívica está presente prácticamente en todo el país aunque de manera “silenciosa”.
El politólogo valoró que esa “resistencia silenciosa” también se mantiene dentro de las filas del régimen. Además recordó que cuando estaba preso en El Chipote algunos policías expresaban que no estaban de acuerdo con lo que estaba sucediendo y manifestaban alguna inconformidad sobre el comportamiento de la institución.
“En Nicaragua siempre ha habido esa dinámica de que los órganos represivos generalmente se pliegan al dictador o al represor de turno. Sin embargo, hay descontento. No podemos meter a la Policía y a los órganos represivos en una sola canasta. Hay diferencias y hay malestar”, insistió Peraza.
Además de la “resistencia interna”, el politólogo aseguró que en el exilio “estamos en intensas conversaciones” para buscar una solución a la crisis sociopolítica de Nicaragua y “en algún momento tendrá que haber esa vinculación para iniciar el proceso de transición democrática”.