8 de abril 2022
“Karla” intentó aplicarse hace dos semanas la dosis de refuerzo contra la covid-19 en Nicaragua, pero la brigada del Ministerio de Salud (Minsa) que la atendió le dijo que su tarjeta de vacunación no “vale” en Nicaragua y la instó a inmunizarse con dos dosis adicionales, asegurándole que la cartilla era un requisito para la atención médica en centros de salud. Ella viajó en 2021 a Honduras para completar su esquema de vacunación de Moderna, porque consideraba que en el país no “había sueros seguros” para su grupo de edad.
“Me dijeron que no vale acá —la tarjeta de vacunación de Honduras—. Si me funciona para salir del país y hacer gestiones en Honduras, pero en mi país no. Que si yo quería hacer algún tipo de gestión, pasar consulta en el hospital no iba a poder ser atendida por obvias razones. Me decían que tenía que volver a iniciar el ciclo de vacunación y me daban la opción de vacunarme con la AstraZeneca o la Sputnik ”, relató la joven de 25 años, quien se negó a vacunarse en esas condiciones y solicitó se reservara su identidad para evitar represalias.
Una fuente del sector salud ligado al Hospital Alemán Nicaragüense (HAN) confirmó que desde inicios de 2022, la mayoría de centros de salud y hospitales solicitan la cartilla de vacunación contra la covid-19 y la orientación es invalidar documentos sanitarios que no correspondan al Minsa. “Si no presentás tarjeta no te reciben en admisión (para consulta externa), pero en Emergencias si lo omiten por las circunstancias”, aseguró.
A mediados de marzo, “Carmen”, de 50 años, asistió a un centro de salud en Managua porque tenía mucha tos y requería una consulta general. Al llegar al lugar, una enfermera solicitó su cartilla de vacunación contra la covid-19 y le dijo que era un requisito para ser asistida. Ella le explicó que no la traía consigo, pero les aseguró que había completado su esquema de vacunación incluido el refuerzo. Sin embargo, le respondieron que sin la tarjeta no la podían atender.
Al ver que la señora se marchaba, los enfermeros le propusieron vacunarla nuevamente. Ella se negó y reclamó porque le estaban violentado su derecho a la salud. Finalmente, después de tantos alegatos, las autoridades accedieron a revisarla, relató.
Aunque el discurso del régimen, desde el inicio de la vacunación contra la covid-19, en marzo de 2021, se ha centrado en la voluntariedad. “Karla” considera que de cierta manera hay una exigencia entre líneas. “Ellos te dicen no es exigida, es voluntaria, pero obviamente al indicar de que no podés ser atendido por x o y motivo que presentés algún problema y que querrás ir atenderte, uno va a ser rechazado al no quererse vacunar”, expresó.
En otra zona del país, “Carlos”, de 24 años y también vacunado en Honduras, no tuvo problemas con su tarjeta de vacunación. Al joven le aplicaron el refuerzo en Estelí y sin presentar su tarjeta de inmunización hondureña. La enfermera permitió que escogiera entre todos los sueros disponibles y le inyectaron Pfizer, que supuestamente solo se aplica a embarazadas y niños con padecimientos crónicos. Él considera que es probable que en Managua haya más control sobre las vacunas que en los departamentos, donde comprobó que eran más flexibles.
Minsa debe reconocer cualquier tarjeta de vacunación
El epidemiólogo Leonel Argüello explicó que el Minsa tiene la obligación de recibir el carnet de vacunación de una persona, aunque este sea del extranjero, ya que es parte importante de la historia médica del paciente. Y aseguró que no es necesario comenzar de cero como sí la persona nunca se hubiera vacunado, ya que “desde el punto de vista de la inmunidad o defensa, tu cuerpo tiene una memoria que no olvida”.
Sin embargo, desde el 10 de marzo, el Minsa inició lo que llamó “una nueva etapa de vacunación contra la covid-19”. Las personas desde 18 años y con tres meses de haber completado su esquema de inmunización pueden vacunarse con dos dosis, que en términos prácticos, es cuarto y quinto refuerzo aplicados con un mes de diferencia.
“Lo ideal es enfocarse en completar los esquemas de vacunación, que todavía no llegamos al 80% por grupos de edades y territorios y enfocarse en la tercera dosis o refuerzo”, subrayó Argüello.
La población del Caribe nicaragüense con el esquema completo de vacunación se situaba entre un 21 y 45%, según un análisis de datos de CONFIDENCIAL con base a cifras del Mapa Nacional de Salud. En el resto del país, superaba el 60%. Hasta el 1 de abril, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Nicaragua ha completado el esquema al 65.6% de su población.
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En total se han aplicado un poco más de 10 millones de dosis según OPS, pero se desconoce cuántas de estas corresponden al tercer refuerzo. Y con el nuevo esquema de vacunación, que según la vicepresidenta, Rosario Murillo, hasta el 5 de abril se habían inmunizado a 850 000 personas, equivalente a más del 19% de la población, tampoco permite determinar el alcance real de la vacunación en la ciudadanía nicaragüense.
Argüello explicó que sí se inicia un nuevo esquema de vacunación en personas ya vacunadas, en realidad no son nuevas dosis, sino “los refuerzos cuarto, quinto y sexto y estos pudieran ser perjudiciales por un sobreestímulo”. Esto aún se investiga en países donde han puesto varios refuerzos, pero principalmente, con sueros de Pfizer, Moderna y Johnson and Johnson; vacunas que no se están aplicando en Nicaragua, a excepción de Pfizer para grupos reducidos.
Desde la perspectiva epidemiológica y para el control de la covid-19, Argüello insistió en lograr que más del 80% de la población este vacunada con sus dos dosis y refuerzo. “Vacunar a la gente que ya está vacunada, le ayuda a subir sus defensas pero no contribuye al control de la enfermedad, ya que hay muchas personas que no están vacunadas y por lo tanto son susceptibles a enfermarse y complicarse”, expresó.
¿Cuartas y quintas dosis?
El Minsa inició la aplicación del nuevo esquema de vacunación sin brindar algún argumento científico sobre la decisión. Varios estudios a finales de 2021 demostraron que las terceras inyecciones o refuerzos de las vacunas contra la covid “fueron efectivas” para garantizar un poco más de protección contra la variante ómicron, señala un artículo de la Revista Nature.
“Estamos en un territorio totalmente desconocido para la vacunología”, dijo Danny Altmann, inmunólogo del Imperial College London a la Revista Nature. "Nos hemos topado con un programa de facto de refuerzos frecuentes de ARNm como medida de emergencia, pero esto realmente no parece ser el camino a seguir", aseguró en enero de este año.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó este 29 de marzo, un cuarto pinchazo o segunda dosis de refuerzo de las vacunas Pfizer o Moderna para personas mayores de 50 años y ciudadanos inmunocomprometidos.
La FDA basó su decisión en datos del Ministerio de Salud de Israel, tras administrar 700 000 cuartas dosis de Pfizer a mayores de 60 años, cuatro meses después del primer refuerzo y evaluar que no hubo problemas de seguridad y favorecían a mayor protección contra el SARS- CoV-2 y sus variantes.
El debate científico sigue abierto sobre cómo se deben aplicar las siguientes dosis contra la covid-19, tomando en consideración, que a medida que pasa el tiempo, la inmunidad generada por las vacunas disminuye.