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Paro ciudadano: rechazo total a la dictadura

“Considerando que fue convocado de un día para otro, esto es un éxito notable”, dijo el doctor Carlos Tünnermann

Aún en las horas pico, las calles de Managua y las principales ciudades del país, las oficinas y centros comerciales lucieron visiblemente vacíos. Foto: Carlos Herrera.

Iván Olivares

24 de mayo 2019

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El cuarto paro nacional contra la dictadura de Daniel Ortega convocado por la Alianza Civica por la Justicia y la Democracia (AJCD) –un paro empresarial, ciudadano, y de consumidores-- vació la calles de Nicaragua este jueves 23 de mayo.

La mayoría de las empresas medianas y grandes, los principales establecimientos comerciales, y una variedad de negocios, cerraron sus puertas en demanda de la libertad plena de todos los presos políticos y el respeto a las libertades constitucionales conculcadas por el orteguismo.

Aún en las horas pico, las calles de Managua y las principales ciudades del país, las oficinas y centros comerciales, lucieron visiblemente vacíos, mientras las empresas que si abrieron y los comercios de los mercados, resintieron la merma de consumidores.

Solamente la actividad gubernamental y las entidades públicas, mantuvieron su funcionamiento regular.


A pesar de las amenazas del régimen en contra de las empresas, el paro contó con un respaldo de al menos 80%, según las apreciaciones personales de los miembros de la Alianza entrevistados por CONFIDENCIAL.

Otra derrota para la dictadura

“Esta es una victoria del pueblo nicaragüense, y una derrota de la dictadura”, dijo el académico Carlos Tünnermann Bernheim, integrante del equipo negociador de la Alianza, explicando que no sería posible tener una apreciación colectiva del grupo porque decidieron no reunirse este jueves (pues eso implica salir a la calle, y de alguna manera vulnerar el paro mismo), aunque sus consultas telefónicas les mostraron que había “una respuesta amplia”.

Si bien se mostró reticente a usar números para calificar el éxito de la respuesta ciudadana, el también diplomático valoró que la respuesta pudo haber superado el 80%, lo que le pareció “un éxito notable”, en especial considerando que “fue convocado de un día para otro”.

Juan Sebastián Chamorro, su colega en la Mesa de Negociaciones con el Gobierno, también lo consideró “un enorme éxito”, calculando que las ciudades estarían más vacías “con el paso de las horas, en especial, después de mediodía”.

El sector privado también confirmó el éxito de la convocatoria.

Vista de la llamada "Pista Solidaridad", durante el paro nacional convocado por la Alianza Cívica, este 23 de mayo. // Foto: EFE

Sergio Maltez, presidente de la Cámara de Industrias de Nicaragua (Cadin), dijo a CONFIDENCIAL que su sistema de monitoreo -realizado fundamentalmente a través de los catorce gremios que integran la Cámara- les señaló que cerró entre 90% a 95% de las industrias y de las oficinas administrativas.

En el caso de las plantas industriales, se calcula un cierre de 75% a 80%, tanto en Managua como en los departamentos, y que aquellas que sí operaron, lo hicieron porque cedieron a las amenazas del régimen, o simplemente porque era imposible que cerraran, “pero operaron a la mínima expresión”.

Aunque todos reconocen que las amenazas de retirar licencias y cancelar concesiones; los avisos de auditorías del Ministerio del Trabajo, el Instituto de Seguridad Social o de la Dirección General de Ingresos, o el recordatorio de que la Ley concede al Estado la posibilidad de multar a las empresas, detuvo a algunas de ellas, al final el paro fue exitoso, porque así lo decidió la ciudadanía.

Tres paros complementarios

Según los voceros de la Alianza, coincidieron –al menos- tres tipos de paros, comenzando en la mañana por el menos mediático de los tres: “el paro colegial”, como lo denominó Chamorro.

Desde un día antes del paro, las redes sociales se llenaron de copias de las circulares con las que diversos colegios o institutos informaron a los padres de familia que cerraban operaciones por un día. Una lista en la que simpatizantes de Daniel Ortega pedían represalias en contra de los negocios que se sumaron al paro, incluía al menos siete colegios privados de la capital.

Los otros dos paros, de cuya combinación nace la mayor parte de ese 80% que mencionaba el Dr. Tünnermann, son el paro empresarial y el paro ciudadano de consumidores, que se complementaron mutuamente, aunque el último terminó de condicionar al primero en los casos en que las empresas sucumbieron al chantaje.

“Se combinaron de forma efectiva el paro de negocios, con el paro de consumo, para los negocios que abrieron. Casi ningún colegio privado abrió”, resumió Maltez.

“Lo más notable es la poca circulación de personas. Hay tráfico de buses, de camiones, pero muy poca gente en la calle haciendo compras o trámites, así que los que no cerraron, casi no tuvieron clientela. La decisión de la gente, sumado al paro empresarial, fue la combinación perfecta para lograr estos niveles de éxito”, dijo Chamorro.

“Los que abrieron no recibieron consumidores, o tuvieron mínima presencia [de usuarios o clientes], así que vieron que les convenía más cerrar. Esto sucedió hasta en la banca”, graficó Tünnermann, mientras Maltez opinaba que “por más que obliguen a los negocios a abrir sus puertas, la población tiene la última palabra”.

“Esto muestra que este gobierno, con lo que hizo el fin de semana pasado, reprimiendo y matando, está perdiendo la batalla, y se está quedando sin apoyo internacional, porque la comunidad internacional ve que hay un rechazo genuino de la población en contra del régimen”, añadió el líder gremial.

Estrategia del miedo fracasó

Al enlistar las presiones ejercidas por el régimen en contra de las empresas, Tünnermann cita cómo los bancos recibieron una nota expresa de la Superintendencia de Bancos, en la que les recordaban que podían revocarles la autorización para funcionar, o imponerles multas de 500 a 50,000 dólares.

“Eso los llevó a publicar que la habían recibido, para justificar que debían abrir, pero lo que vieron fue una poca o raquítica asistencia de clientes”, describió.

Recordó que el Gobierno también hizo uso de la amenaza fiscal, de ordenar auditorías tributarias, de imponer más trabas en Aduanas con la mercadería de las empresas entrando al país… “el Gobierno usó todas las herramientas a su disposición para que las empresas no cerraran, pero muchas cerraron de todos modos”, remarcó mencionando los videos que muestran los bancos, los mercados y los supermercados vacíos.

Maltez por su parte, refirió que Conmema amenazó a los comerciantes de los mercados, y cómo se ejerció presión en contra de muchas empresas. “A algunos les provocó temor. A otros no, pero en muchas oficinas del sector privado, se dio el caso que los trabajadores se tomaron el día a cuenta de vacaciones, aportando así al paro”.

Ese comportamiento “es una manera de tratar de impedir el éxito del paro, pero el éxito se logró por la decisión de la ciudadanía de quedarse en su casa, porque las empresas que abrieron no tuvieron clientes, así que, aunque abrieron por esas amenazas, el pueblo igual no acudió a esos establecimientos”, dijo Tünnermann.

“Todo esto dice que hay que liberar a los presos políticos; que el Gobierno debe cumplir los acuerdos firmados en la Mesa de Negociación, y que la ciudadanía quiso rendir homenaje a memoria del reo secuestrado Eddy Montes, que este jueves cumplió siete días de haber sido asesinado bajo la custodia del sistema penitenciario”, añadió.

Para Juan Sebastián Chamorro, la actitud del régimen, al amenazar con quitar licencias o concesiones, o al tratar de forzar a las empresas a no sumarse al paro “muestra debilidad”.

“Este Gobierno se aísla cada día más, y cuando más presiona, es cuando menos resultado tiene. El resultado de este paro fue dejar en evidencia la unidad del pueblo”, concluyó Maltez.

Las amenazas del régimen

A los medianos y pequeños negocios, la dictadura envió inspectores del Ministerio del Trabajo (Mitrab) y del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), y oficiales de la Policía Nacional para fotografiar los comercios.

CONFIDENCIAL recibió la denuncia de un ciudadano que decidió cerrar su negocio en apoyo al paro. Este jueves por la mañana inspectores del Mitrab llegaron a preguntar a su local por los propietarios del lugar. Uno de los vecinos consultó a los funcionarios por qué estaban realizando la visita, y estos se limitaron a decir que era “algo de rutina”.

El denunciante se presentó a su negocio para atender a los funcionarios, sin embargo, estos se retiraron al poco tiempo de haber platicado con el vecino. Minutos después trabajadores del INSS llegaron al sitio a decir que habían recibido denuncias de trabajadores que estaban inconformes con el paro, pues los obligaron a participar, restando ese día a cuenta de vacaciones sin su autorización. El denunciante negó tal versión, pero los trabajadores del Estado continuaron con la misma visita “de rutina” en otros establecimientos.

A pesar de las amenazas el paro se extendió en las principales cabeceras departamentales y municipios del país, como León, Chinandega, Chichigalpa y El Viejo, en occidente. También varios colegios privados y universidades se sumaron a la protesta, aduciendo medidas preventivas y de seguridad para su comunidad estudiantil.

La visita de Commema

En el caso de los mercados y pequeños comercio, la actividad tambien se redujo notoriamente, aunque mantuvieron abiertas sus operaciones.. Foto Carlos Herrera.

En el caso de los mercados y pequeños comercio, la actividad tambien se redujo notoriamente, aunque mantuvieron abiertas sus operaciones.. Foto Carlos Herrera.

Algunos dueños de establecimientos tuvieron que abrir sus negocios debido al acoso gubernamental. En el mercado Iván Montenegro, la Corporación Municipal de Mercados de Managua (Commema), visitó los tramos para notificar que si cerraban este jueves, “tendrían que asumir las consecuencias”.

Un dueño de negocio del mercado Iván Montenegro explicó que luego de recibir la “notificación” de Commema, decidió junto a sus trabajadores, abrir al día siguiente pero reducidos a la mínima expresión, es decir, sin que ellos trabajaran, pero respetando sus prestaciones de ley.

En el mercado Oriental Azucena, quien solicitó el resguardo de su nombre original, contó que los dueños de la tienda para la que trabaja, no quisieron arriesgarse a una multa por apoyar el paro nacional. Agregó que el año pasado, durante la primera huelga, cerraron porque no recibieron ninguna amenaza.


“Las ventas están super bajas. No nos hemos podido recuperar desde el año pasado. Una multa afectaría más a este negocio. Y ojo, que no es una multa pequeña, estos son capaces de sacarte mucho dinero si así lo desean, ellos controlan todo”, señaló Azucena.

Indira Mendoza, vendedora ambulante de bolsos y fajas, expresó que si bien tenía el deseo de sumarse al paro, no pudo hacerlo porque de ella dependen tres niños menores de 15 años, además, que si se quedaba en su casa, lo más probable es que no hubiera ni almuerzo ni cena este día.

“El año pasado nos golpeó mucho toda la crisis, de hecho nos sigue pegando fuerte, porque nosotros los pobres somos los que más sufrimos. No digo que esté en contra del paro, pero por lo menos a mí, no me da para quedarme en la casa. Aunque bueno, la venta tampoco ha estado buena”, señaló Gómez.

La protesta ciudadana

De manera preliminar, la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia calcula que el llamado al paro nacional tuvo una respuesta ciudadana superior al 80%. Foto: Carlos Herrera

De manera preliminar, la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia calcula que el llamado al paro nacional tuvo una respuesta ciudadana superior al 80%. Foto: Carlos Herrera

Al paro empresarial y ciudadano, se sumó una huelga de consumidores que fue notoria por la ausencia de clientes en los bancos y comercios de empresas internacionales, que fueron presionados por el Gobierno a operar.

Maxi Palí, Walmart y otras tiendas de conveniencia vieron disminuida la presencia de compradores en sus establecimientos. Los consumidores llamaron a los indecisos a no realizar compras y sumarse así al paro nacional. Asimismo, instaron a los que ya estaban en esos sitios a enviar fotos de la poca afluencia de ciudadanos.

En el caso de los mercados y pequeños comercio, la actividad también se redujo notoriamente, aunque mantuvieron abiertas sus operaciones. En el Oriental Humberto Gutiérrez, cuidador de vehículos, expresó que la cantidad de carros que había cuidado hasta las doce del mediodía había sido bastante baja.

“Está palmado. Seguro es por lo del paro, porque normalmente la gente viene al Oriental y uno lo nota por la cantidad de vehículos que cuida o porque se estacionan en cualquier lugar, pero hoy no ha sido así. Me preocupa porque no voy a llevar mucho dinero a la casa para la comida”, insistió Gutiérrez.

En el Banpro, sucursal central, de las 18 cajas de servicio habilitadas, al menos hasta el mediodía del jueves, solo siete estaban operando. Servicios bancarios estaba medio vacío y la cantidad de clientes era mínima, comparado en un día normal.


En el centro comercial Metrocentro, uno de los más grandes del país, los guardas de seguridad avisaron a los ciudadanos que pretendían visitar ese lugar que todos los establecimientos estaban cerrados y que volverían a operar normalmente hasta el viernes.

A nivel nacional

El paro nacional se extendió en las principales cabeceras departamentales y municipios del país, como León, Chinandega, Chichigalpa y El Viejo, en occidente. En oriente, se sumaron Granada, Jinotepe, y Rivas. Matagalpa, Jinotega y Ocotalm en el norte del país. Juigalpa, Boaco y Camoapa en la zona central. Nueva Guinea, en la Región Autónoma del Caribe Sur. Y los municipios de Ciudad Sandino y Tipitapa en el departamento de Managua.


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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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