17 de enero 2023
El comisionado general en retiro Adolfo Marenco Corea, exdirector de investigación e inteligencia de la Policía y exmiembro del círculo íntimo de Rosario Murillo y del asesor de seguridad Néstor Moncada Lau, fue detenido y enviado a la cárcel de El Chipote, en Managua, según confirmaron a CONFIDENCIAL dos fuentes vinculadas a esa institución.
El subdirector de la Policía es el primer jefe de alto nivel que cae de su puesto y es apresado, casi 50 días después del anuncio de su salida de la subdirección. El arresto se ejecutó en la residencia de un familiar en Las Colinas, en Managua. Según un reporte de 100% Noticias –que también confirmó la detención– Adolfo Marenco fue capturado el viernes en la casa de su actual pareja, donde se encontraba bajo arresto domiciliario de facto.
Marenco se encontraba casa por cárcel, tras caer en desgracia supuestamente por denuncias de corrupción, y manejo de negocios privados no autorizados, de una facción de la cúpula del régimen.
En círculos policiales, hay dos versiones que explican la acción del régimen de encarcelarlo. Una es que fue para callarlo porque lo acusan de quererse fugar del país, con lo que el círculo de Ortega estaría dando una “especie de golpe preventivo”, aseguraron las fuentes.
La otra es que se negó a continuar trabajando para los Ortega-Murillo, lo que irritó aún más a la pareja presidencial. La orden de pasarlo a retiro fue firmada por el gobernante el 25 de noviembre de 2022, luego del nombramiento sorpresivo como subdirector del ahora comisionado general Zhukov Serrano Pérez. Se trata de un alto oficial graduado en Rusia, elogiado el año pasado por el dictador, mientras atacaba a la Iglesia católica.
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El exsubdirector Adolfo Marenco no aceptó entonces un traslado en comisión de servicio al Instituto de Seguridad y Desarrollo Humano (ISSDHU), que administra las pensiones de los oficiales y también de los miembros de otras instituciones del Ministerio de Gobernación, un cargo administrativo muy distinto de las labores conspirativas que ejerció en su cargo, como director de investigación e inteligencia policial, y secretario político del FSLN en la Policía.
Marenco fue ascendido a comisionado general por Ortega, bajo la dirección de la primera comisionada Aminta Granera el 13 de septiembre de 2011, cuando promovieron también a Juan Ramón Grádiz, mano derecha de la directora; a Ramón Avellán Medal, actual subdirector general y señalado como responsable de la “Operación Limpieza”; Javier Antonio Dávila Rueda, entonces funcionario de la academia, y a Glenda Zavala, jefa de criminalística.
Para posicionarse en la estructura de una institución, Adolfo Marenco se valió de su experiencia forjada en la Dirección General de la Seguridad del Estado y en la V región, y de sus relaciones con Néstor Moncada Lau y los antiguos jefes policiales: el exinspector general Juan Báez, y el exjefe de Managua Róger Ramírez, con gran poder en su momento y movido posteriormente al Ministerio de Gobernación.
“No creo que el hecho de que lo tengan preso vaya a tener impacto porque no es un mando que haya calado por ejemplo en las bases. Él y muchos han sido ascendidos por favoritismo político. Su ascenso ha sido fugaz”, comentó otra fuente que ha dado seguimiento a la carrera del mando encarcelado en la institución.
Después de cuatro años como comisionado general, Marenco se convirtió en el virtual número dos de la Policía y el primero entre los subdirectores y comisionados generales, cuando asumió las riendas de inteligencia policial en 2015, y permaneció durante siete años hasta el cambio sorpresivo ordenado por Ortega.
Adolfo Marenco: Del “bonachón” beisbolero, al jefe represor
Antes de operar en la sombra contra opositores y personajes a quienes el régimen identificaba como enemigos, Adolfo Marenco se desempeñó como presidente de la Federación Nicaragüense de Béisbol Asociado (FENIBA) entre 2009 y 2012. Cuando renunció a este cargo alegó que se iba por razones de trabajo y lo reemplazó el beisbolista Nemesio Porras.
El jefe policial era recordado como “bonachón” en apariencia, dado que solía dar entrevistas a los medios de comunicación sobre béisbol, lo que iba en contracorriente con el perfil de quienes trabajan en esa área.
En 2018, cuando miles de ciudadanos demandaron la renuncia de Ortega en las calles con las protestas pacíficas que fueron reprimidas brutalmente por la Policía, Marenco participó en la cadena de mando de la represión integrada por la pareja presidencial, el asesor en temas de seguridad Néstor Moncada Lau, el primer comisionado Francisco Díaz —consuegro del gobernante y actual director policial—, el comisionado general Ramón Avellán (el ejecutor) y Marenco, que suministraba la información de inteligencia.
Según el informe del Grupo de Expertos Independientes (GIEI), formado por la OEA para investigar las violaciones de derechos humanos cometidas entre el 18 de abril y 30 de mayo de 2018 en Nicaragua, se debería considerar una indagación a estos mandos policiales, así como del comisionado general Justo Pastor Urbina, jefe de la Dirección de Operaciones Especiales; a los jefes departamentales y a los encargados de "supervisar" las actuaciones de los oficiales. El primero de ellos, el inspector general.
“De la información disponible se desprende que el Estado de Nicaragua ha llevado a cabo conductas que de acuerdo con el derecho internacional deben considerarse crímenes de lesa humanidad”, señaló el informe del GIEI.
El comisionado general en retiro fue en su momento, según las fuentes de un perfil publicado en marzo de 2020 en CONFIDENCIAL, un “brazo siniestro de El Carmen”, en referencia a la residencia presidencial.
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“El subdirector de la Policía aparenta ser jovial, comprensivo y agradable. Sin su uniforme, puede pasar desapercibido en una parada de bus o en un centro comercial y es casi seguro que nadie lo reconozca. Ser el centro de atención no es su prioridad, tampoco le gusta figurar dentro de la estructura de mando policial. Al menos no ante los ojos del público”, relata el perfil de Marenco.
Su salida ocurre ahora en medio de la reestructuración del área de contrainteligencia alrededor de Ortega para identificar a los potenciales “enemigos internos”. Los cambios incluyen el ascenso de figuras como el comisionado general en retiro Horacio Rocha, exjefe de la Dirección de Seguridad Personal, a quien el gobernante nombró asesor con “rango de ministro”.
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Las fuentes indicaron que la escogencia de Rocha se debe a la búsqueda de lealtad, en medio de la desconfianza en el círculo de poder tras las deserciones de funcionarios el año pasado y quienes podrían convertirse en fuentes valiosas de información en el extranjero, dado que conocen cómo funciona el sistema por dentro.