26 de septiembre 2020
El Observatorio Ciudadano COVID-19 informó este sábado 26 de septiembre que la cantidad de muertes por síntomas relacionados a la pandemia en Nicaragua, incluyendo neumonía, se elevó a 2.735, 14 más que las registradas en el período del 10 al 16 de septiembre.
El Observatorio, una red de médicos y voluntarios que da seguimiento a la pandemia en Nicaragua, también reportó que el total de casos sospechosos de COVID-19 se elevó a 10.396, desde el primer caso reportado por las autoridades, en marzo pasado, tras detectar 138 nuevos pacientes.
Los datos del conglomerado mantuvieron el contraste con los del Gobierno de Nicaragua, que hasta el pasado martes, fecha de su último reporte, reconoció 149 muertes por COVID-19 y 5.075 casos confirmados.
Contrario al Ministerio de Salud, que señala casos confirmados, el Observatorio hace referencia a “sospechosos”, ya que en Nicaragua el acceso a las pruebas de COVID-19 es restringido.
El informe divulgado por el Observatorio también señaló que entre las víctimas mortales se encuentran 108 trabajadores de la salud, de los cuales 49 son médicos, 24 de enfermería, 14 administrativos, ocho de laboratorio, tres odontólogos, tres visitadores médicos y siete clasificados como “otros”.
Hasta ahora el Gobierno no ha informado el impacto de la pandemia en el sector salud, ni en otras áreas.
Con los datos recabados en hospitales, centros de salud, clínicas privadas, barrios, y comunidades, el Observatorio determinó que la mortalidad por COVID-19 en Nicaragua es de 412 muertes por millón de habitantes, “lo que la ubica en el noveno lugar” entre los países de Latinoamérica.
El Observatorio señaló que ha detectado 2.473 irregularidades que agudizan los efectos de la pandemia, principalmente la “exposición de personas en actividades que conllevan aglomeraciones”, mismas que son promovidas por el Gobierno, con el objetivo de mantener activa la economía, según han divulgado las autoridades.
El Gobierno de Daniel Ortega ha sido criticado desde diversos sectores por promover actividades masivas, no haber suspendido las clases presenciales en medio de la pandemia, y apenas establecer restricciones.
El manejo de la pandemia ha despertado preocupación en los organismos regionales y mundiales dedicados a la salud y los derechos humanos.