16 de abril 2023
El obispo Auxiliar de Managua, Silvio José Báez, lamentó en la homilía de este domingo la división y los enfrentamientos que sigue observando en la población.
“Lamentablemente, después de años dolorosos de represión, injusticia y muerte, seguimos divididos y enfrentados en nuestros países, encerrados como en un sepulcro. La polarización es muy grande, pareciera que estamos condenados a no entendernos ni unirnos jamás”, dijo Báez desde el exilio, durante la misa oficiada en la parroquia de Santa Agatha en Miami, Florida, y transmitida a través de las redes sociales.
El religioso carmelita, uno de los más críticos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo y quien ha denunciado la represión contra los nicaragüenses y la Iglesia católica, lamentó que este enfrentamiento recíproco haga perder tiempo y energía para construir un futuro de justicia y progreso.
Su análisis bíblico lo ha pronunciado en la víspera del aniversario de la Rebelión de Abril, cuando miles de ciudadanos salieron a las calles a protestar contra Ortega y Murillo, pero fueron brutalmente reprimidos por el Estado, en una persecución que ha alcanzado a la Iglesia católica, a la que el partido de gobierno considera “golpista” y una “mafia”.
La dictadura prohibió las procesiones de Semana Santa y mantiene encarcelado al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, condenado el pasado 10 de febrero a 26 años y cuatro meses de prisión, después que se negó a aceptar el destierro a Estados Unidos que el régimen consumó para 222 presos políticos un día antes.
Báez analizó este domingo el pasaje bíblico en que Jesús resucitado se presenta ante sus discípulos, deseándoles la paz, un don que transforma corazones, según el obispo carmelita. “No hay paz social sin paz interior en las personas. Sin paz en el corazón viviremos siempre con un profundo vacío interior y solo irradiaremos sospecha, división y miedo. Es hora de ver hacia adelante”, demandó.
Báez pidió al Jesús resucitado el don de la paz para ser agente de entendimiento, unidad y concordia. En la homilía citó también cómo Jesús le mostró sus llagas a un incrédulo Tomás y aseguró que una enseñanza es mostrar que el camino de la vida “no es un camino de victorias para imponeros humillar y derrotar a los demás”.
"Las llagas de Jesús Resucitado nos traen a la memoria a las víctimas que hace cinco años ofrendaron su vida soñando con un futuro mejor para nuestro pueblo y que ya viven en el corazón de Dios", clamó.
“Los pueblos también tienen llagas”
Según el obispo Báez, hoy se hace memoria de todo esto no para odiar ni repetir los mecanismos criminales del opresor, sino recordando a las víctimas para orar por ellas y sus familias, para no repetir las injusticias del pasado, honrar su memoria y comprometerse por el ideal de quienes ofrendaron su vida.
“También los pueblos tienen llagas. Los pueblos sometidos, apresados y exiliados, privados de sus libertades e irrespetados en sus derechos humanos son pueblos con heridas sangrantes. Esas heridas van a resucitar, como las de Jesús. Creer en el Señor Resucitado es vivir con la certeza de que las llagas del pueblo no son para siempre”, afirmó Báez.
De acuerdo con datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), adscrito a la OEA, la represión dejó 355 asesinados y 2000 heridos, con lo que el Estado provocó una grave crisis de derechos humanos que se ha acentuado con el tiempo, a medida que Ortega ha prolongado su régimen político, amparado en la impunidad.