30 de enero 2021
Durante seis años, como migrante nicaragüense en Panamá, Arlénika Castro trabajó en hoteles, restaurantes y --antes de que llegara la pandemia-- laboraba en una fábrica de puertas, que no resistió el embate del coronavirus, y cerró. Las dificultades que siguieron, ahora han puesto a Castro entre el grupo de más de noventa nicaragüenses que llevan más de tres semanas varados, sin acceso a un corredor humanitario que les permita regresar a Nicaragua.
Su retorno, por tierra, estaba programado para el pasado siete de enero, pero no se realizó. Los organizadores no contaban con los permisos necesarios para transitar por Costa Rica, donde la Policía Profesional de Migración debe acompañar el tránsito de los buses por su territorio, según explicó la Dirección General de Migración y Extranjería de Costa Rica a CONFIDENCIAL.
Castro no sabía nada sobre las medidas migratorias, y confió en que tendría un viaje tranquilo. Decidida a regresar a Nicaragua, entregó el cuarto que rentaba, vendió su refrigeradora, el tanque de gas, la cocina, otras “cositas”, y así se quedó con sus maletas a la expectativa de su retorno. “Me quedé posando”, relata ahora.
Ante la necesidad de viajar, los nicaragüenses varados como Castro, han buscado apoyo en la embajada de Nicaragua en Panamá, pero no han recibido respuesta. “Fuimos a la embajada nicaragüense y no nos atendieron”, reclama Jairo Gago, otro nica varado en el país canalero.
El pasado lunes 25 de enero, desesperados, los nicaragüenses varados realizaron un plantón frente a la sede diplomática y tampoco los recibieron. Aún sin éxito, también han buscado apoyo de organizaciones que trabajan con migrantes. “La situación es fuerte... hay gente que vendió todas sus cosas, y se quedó solamente con una colchoneta para dormir”, describe Gago.
Imposible pagar un boleto de avión para regresar
Las trabas migratorias descritas, solo aplican para quienes viajan por tierra. Sin embargo, aunque todos tienen necesidad y deseos de volver a Nicaragua, ninguno de ellos puede costearse un boleto de avión. En la mayoría de los casos, los ciudadanos se han quedado con el costo del pasaje por tierra --de 90 a 100 dólares-- y otros 55 dólares reservados para pagar la prueba de covid-19, cuyo resultado negativo deben obtener para poder entrar a Nicaragua.
Varada en Panamá, Castro ha sobrevivido con los ahorros que había destinado para reinstalarse en Nicaragua. Una amiga le dio alojamiento, pero reitera que la situación es difícil, porque no hay trabajo. “Estoy esperando poder salir, porque la situación aquí no se aguanta”, lamenta.
Valezka Medina, de 22 años, es madre de un bebe de 11 meses. Migró a Panamá en busca de un trabajo, en septiembre de 2018, pero no logró colocarse en ningún empleo, y empezó a cuidar los hijos de otras nicaragüenses. Así generaba sus ingresos, hasta que el coronavirus apareció. Al igual que Castro, Medina viajaría el siete de enero, pero la situación se complicó.
“Nos quedamos prácticamente en la calle”, relata a CONFIDENCIAL. Actualmente, Medina vive en la casa de otra nicaragüense, quien le ha dado donde dormir junto a su bebé. Sus ahorros se han agotado. Los utilizó para amortiguar el peso de la cuarentena por la covid-19 en Panamá. "Prácticamente nosotros ya no tenemos plata, ya no tenemos nada, en lo absoluto", lamenta. Su clamor es el mismo: poder regresar a Nicaragua.
Sin fecha para "burbuja humanitaria"
El Gobierno de Nicaragua, sin embargo, no se ha pronunciado sobre la situación que enfrentan estos nicas en el país canalero. En agosto de 2020, permitió el retorno de más de 300 nicaragüenses varados por quince días en la frontera de Peñas Blancas, que no contaban con el resultado negativo de covid-19, que el Gobierno ordenó cuando ellos ya habían emprendido el retorno. Los nicas pudieron pasar hasta que organizaciones humanitarias, en Costa Rica, costearon las pruebas ante el drama de los nicaragüenses.
La expectativa de los nicaragüenses, afirma Gago, es que se reabran las "burbujas humanitarias", a como denominan a todo el proceso de tránsito de connacionales desde Panamá.
Sin embargo, según las autoridades migratorias costarricenses, aún no hay fecha establecida para que se reabra la “burbuja humanitaria”.
Una fuente migratoria de Costa Rica, aseguró a CONFIDENCIAL, que las autoridades de los tres países (Panamá, Costa Rica y Nicaragua) ya están en conversaciones, y que “el transporte debe gestionarse una vez que las autoridades gubernamentales informen sobre el orden de las personas que están autorizadas para salir, y las fechas coordinadas para su traslado”.
La solicitud de los migrantes es poder viajar lo más pronto posible. Gago relata que han recibido apoyo de organizaciones y compatriotas, que les han llevado comida y algunos alimentos de reserva para niños y niñas. Pero sin empleo, la situación económica es insostenible --insiste-- y no hay manera de asumir más gastos, solo el deseo de retornar.