15 de agosto 2021
SAN JOSÉ, COSTA RICA-. “Ellos piensan que uno es ignorante, pero lo que pasa es que uno no reclama por miedo a perder el trabajo”, dice "Patricia", una migrante nicaragüense que trabaja como empleada doméstica en Costa Rica. Se refiere al pago del seguro social que su jefe le deduce de su salario y no lo asume él, tal y como acordaron al momento del contrato.
“Patricia” migró a al vecino país hace once años para encontrar un trabajo que le permitiera pagar la universidad de sus hijos que viven en Nicaragua. Desde hace siete años trabaja como doméstica en Liberia, Guanacaste, y cuenta con permiso laboral, lo que le permite tener una condición migratoria regular en el país y gozar de ciertos derechos, como acceder a servicios de Salud a través la Caja Costarricense de Seguridad Social (CCSS), pero sabe de otras trabajadoras domésticas que no cuentan con documentos migratorios ni seguro.
El trabajo doméstico en Costa Rica ha sido una ocupación con una relativamente alta participación de las mujeres migrantes, principalmente de origen nicaragüense, aunque tener un dato exacto de cuántas nicaragüenses como “Patricia” trabajan como domésticas no ha sido posible, ya que en muchos casos se trata de una migración temporal y no siempre regular, indica Gustavo Gática, investigador del Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (Cicde) de la Universidad Estatal a Distancia (Uned). La gran mayoría son mujeres que salen de su país de origen porque no hallan empleo o el pago es mejor en la nación vecina. Mientras el salario mínimo para este tipo de trabajo en Nicaragua es de 177 dólares, en Costa Rica es casi el doble.
30 mil empleadas domésticas migrantes
Según datos de la Encuesta Continua de Empleos del Instituto Nacional de Encuestas, INEC, la cantidad de mujeres nacidas en el extranjero que laboran en el servicio doméstico ha ido en aumento en los últimos años. Para 2019, antes de la crisis sanitaria de covid-19, INEC registró cerca de 160 000 empleadas domésticas en Costa Rica, de las cuales más de 40 000 eran extranjeras.
Para 2020, con la pandemia hubo una disminución del total de trabajadoras domésticas. Ese año se contabilizaron casi 30 000 mujeres extranjeras laborando en este rubro, el 28% del total.
“Marielos”, otra nicaragüense de 32 años, tiene un año y ocho meses de haber regresado a Costa Rica. Va y viene, desde hace diez años trabaja como doméstica para ayudar económicamente a su familia en Managua.
“Me llamó mi actual patrona en diciembre de 2019. Yo estaba en Nicaragua. Me dijo que me contrataría como doméstica, con ‘dormida adentro’ y que también me iba a pagar el seguro”, narra “Marielos”. Viajó en enero de 2020 hacia Costa Rica, con la esperanza de tener un permiso laboral, que también le habían prometido, pero no se lo tramitaron.
“Marielos” inició a tramitar la residencia por sus propios medios. Tampoco tenía seguro, sino hasta hace dos meses que sus empleadores le empezaron a pagar la cuota del seguro, pero le advirtieron que una vez tuviera su cédula ella debería asumir el costo del seguro.
A “Blanca”, otra empleada doméstica nicaragüense que vive en Costa Rica desde hace 35 años, tampoco le pagan su seguro en el lugar en el que ha trabajado durante más de 13 años consecutivos. “Como mis últimos tres hijos nacieron acá, sacamos, mi esposo y yo, la residencia. Entonces ellos me pagan el seguro”, indica “Blanca”.
“Patricia”, “Marielos” y “Blanca”, son los nombres que escogieron las entrevistadas, que pidieron usar un pseudónimo por temor a que sus empleadores les llamen la atención o las despidan al hacer la denuncia de esta irregularidad. “Este mismo miedo es lo que permite que pasen por encima de nuestros derechos, pero quiero hablarlo porque no es justo que se aprovechen de nuestra necesidad”, explica “Marielos”.
Una de cada tres domésticas migrantes asegurada
Las tres entrevistadas tienen "suerte" de tener seguro, pero no es el caso de la mayoría de empleadas domésticas extranjeras en Costa Rica, ya que solo una de cada tres están aseguradas ante la CCSS.
Para junio de este año, 10 560 trabajadoras extranjeras estaban registradas en planillas de patronos con ocupación de Servidora Doméstica indicó a CONFIDENCIAL el Sistema de Recaudación, de la Caja.
El aseguramiento permite acceder a la asistencia médica mediante el Régimen de Enfermedad y Maternidad, así como una cobertura al final de la vida laboral, a través del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte. Para las trabajadoras migrantes va más allá de la atención médica, pues esta condición es además un requerimiento para regular y mantener su estatus migratorio.
“Si no contás con seguro y no tienes las cuotas al día, no podrás sacar tu residencia o permiso laboral ni renovarlo, y muchas están trabajando de forma irregular porque los patronos no gestionan los permisos laborales”, indica Carmen Cruz, presidenta de la Asociación de las Trabajadoras Domésticas de Costa Rica (Astradomes).
Salarios bajos y limitadas condiciones de aseguramiento
El aseguramiento es un derecho que las trabajadoras domésticas deben tener en Costa Rica aunque sean extranjeras, indica Cruz, pero lo que se observa es que la mayoría de las mujeres que llegan a tener seguro lo asumen ellas mismas o se los cubre un familiar, pero no todas pueden hacerlo.
“A mí me rebajan más de 42 mil colones de mi pago”, se refiere con pesar “Patricia” al dinero que le deduce su jefe de su salario para pagar el seguro. Son aproximadamente 70 dólares, que bien podría enviarlos como parte de las remesas que hace llegar a Nicaragua.
El salario mínimo que establece el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) en Costa Rica para las trabajadoras domésticas es de 205 048 colones al mes, aproximadamente 350 dólares. Es el salario más bajo de todas las ocupaciones y muchas mujeres reciben salarios inferiores al establecido, informan en el “Boletín de Coyuntura Migratoria en Costa Rica No.1” los investigadores Koen Voorend del Instituto de Investigaciones (IIS) de la Universidad de Costa Rica (UCR) y Gática López.
Según el MTSS, “todas las personas trabajadoras domésticas aunque laboren por horas o por día, tienen derecho al pago de vacaciones, aguinaldo, días feriados, descansos semanales, horas extras, seguro social y seguro de riesgos del trabajo, así como también, el pago de preaviso y cesantía cuando corresponda. En el caso de quienes trabajan por día o por hora, estos derechos se calcularán proporcionalmente al tiempo que laboran”.
Los obstáculos que trajo la pandemia
Otras de las limitaciones que enfrentan las trabajadoras domésticas extranjeras es que el año pasado el MTSS de Costa Rica, mediante la Recomendación Técnica DNE-DML-OF-139-2020 del 22 de julio de 2020, indicó no otorgar nuevos permisos de trabajo a personas extranjeras en esta categoría.
Se trata de una medida que intenta “aumentar la empleabilidad de costarricenses y de extranjeros con cédula de residencia permanente, dado que se supone que la crisis actual ha liberado suficientes recursos humanos, adicionales a los existentes antes de la pandemia”, indica el MTSS en la recomendación.
La Dirección de Migración de Costa Rica comentó a CONFIDENCIAL que hasta que el MTSS indique lo contrario, estarán rigiéndose bajo esta recomendación, por lo que no extenderán nuevos permisos laborales a personas migrantes en este rubro.
Esta medida afectó a “Marielos” en sus planes de contar con sus papeles “en regla”, ya que sus jefes no lograron sacar su permiso laboral. “Busqué cómo sacar la residencia por mis medios”, cuenta. Hace tres años atrás “Marielos” tuvo a su bebé en Costa Rica, lo que le permitió tramitar la residencia por consanguinidad. “Si yo no hubiera parido acá a mi hija y no hubiese tenido ahorrado mi dinero, no estaría legal, ni estaría gozando de seguro”, indica.
Según los investigadores del Boletín, esta recomendación del MTSS aumenta la probabilidad de que las personas se incorporen a la ocupación de labores domésticas de manera irregular y estén expuestas a que sus condiciones laborales sean precarias. De igual manera, define dicha recomendación no realista y que fomenta la irregularidad y la desprotección de dicha población.
Acceso a la salud ante la covid-19
El Gobierno costarricense ha hecho un esfuerzo por incluir a las personas extranjeras que viven en el país en los diferentes mecanismos que han desarrollado por la pandemia. En cuanto a la atención médica en caso de dar positivo por covid-19, el Ministerio de Salud de Costa Rica indicó brindar atención y seguimiento a todas las personas extranjeras tengan o no residencia.
“A mí me dio covid antes de hacer el trámite de residencia. Me vi mal, pero me atendieron en el hospital muy bien”, asegura "Marielos".
Sin embargo, hasta la fecha, las personas en condición migratoria irregular y que no están adscritas a la Caja no pueden ser vacunadas. El país lleva hasta la fecha 2.7 millones de personas vacunadas con al menos una dosis, pero diversos sectores y especialistas han advertido que no se logrará la anhelada "inmunidad de rebaño" si no se vacuna a la población indocumentada que es significativa y está inserta en la sociedad realizando trabajos esenciales.
Algunas áreas de salud en Costa Rica anunciaron una campaña de verificación y actualización de datos, “para ayudar a todas las personas aseguradas y no aseguradas a estar preparadas para recibir la vacuna oportunamente, con el invaluable apoyo de la Universidad de Costa Rica”, indica la publicación. Para poder verificarse, es indispensable presentar el documento de identidad para realizar su consulta: Cédula de identidad (nacionales); Documento de identificación de migración y extranjería (DIMEX), Permiso laboral o Solicitud de Refugio.
A finales del mes pasado, el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, anunció que el país vacunará contra la covid-19 a las personas indocumentadas. “El tema aquí es la problemática documental, pero eso no puede ser una limitación, por un tema de derechos humanos. La dirección ha sido tener la ruta de solución, a partir del Ministerio de Salud, para que toda la población se pueda registrar… Es una solución que está en camino”, explicó el mandatario costarricense.
“Cuando escuché esta noticia me alegré, porque tengo amigas que trabajan como empleadas domésticas y que no tienen residencia ni refugio, pero quieren vacunarse”, dice “Blanca”, pero el Gobierno costarricense aún no anuncia los detalles de cuándo empezarán a vacunar a esta población.
Carmen Cruz indica que existe una gran voluntad por parte de las mujeres que trabajan como empleadas domésticas de buscar cómo regular su estatus migratorio. “Acá vienen porque quieren tener información a la mano, quieren estar de manera regular en el país, pero hemos enfrentado varias crisis continuas que han ido obstaculizando los procesos”, añade.
“Yo quisiera que a las trabajadoras domésticas se nos diera el valor que merecemos y nos consideren. No que nos regalen las cosas, pero sí tener condiciones dignas y los derechos que tiene todo trabajador”, concluye “Marielos”.