28 de octubre 2021
A las 11 de la noche del 25 de octubre, “Filadelfo” decidió salir de su casa en Managua, a bordo de su vehículo, con dirección a Honduras para vacunarse contra la covid-19. Tiene 29 años, y aunque en Nicaragua ya se anunció la vacunación para ese rango de edad, él no quería que le pusieran vacunas rusas o cubanas. Prevé viajar a Europa, y prefiere una vacuna que esté aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y su mejor opción era en el vecino del norte.
En Nicaragua, según la disposición de las autoridades del Ministerio de Salud (Minsa), se aplica a los jóvenes de entre 18 y 29 años, una dosis única de la vacuna Sputnik Light, producida en Rusia, misma que actualmente no se encuentra en el listado de inoculantes aprobados por la OMS.
Tras cuatro horas y media de viaje, a las tres de la mañana, “Filadelfo” llegó a la fila que ya realizaban algunas personas en el puesto de vacunación de El Guasaule, del lado hondureño de la frontera. Explica que cruzó de forma irregular por las trabas de Migración de Nicaragua, aunque no le pagó a nadie para que lo llevara a territorio hondureño.
“Sofía”, al igual que “Filadelfo”, inició su travesía para vacunarse el pasado 25 de octubre. Junto a siete familiares y amigos, la joven, de 27 años, partió de su natal León, en horas de la madrugada, a bordo de un vehículo rumbo a El Guasaule, frontera de Nicaragua con Honduras.
“Sofia” comenta que se vacunó en Honduras porque “desconfía” de la eficacia las vacunas cubanas y rusas, y del manejo que, “en general”, ha hecho el Gobierno sandinista durante la pandemia de covid-19.
Relata que llegaron a eso de las 2:45 de la madrugada y tuvieron que cruzar de forma irregular a territorio hondureño, aunque, a diferencia de “Filadelfo”, ellos pagaron un “peaje” de 20 córdobas en una finca que queda en la línea fronteriza, a unos 10 minutos del puesto de Migración.
El grupo pagó además 80 córdobas a un “vaqueano” para que los guiara en el cruce. Sumado a lo anterior, costearon el pago de la “vigilancia” del vehículo. En total, calcula, gastaron individualmente unos 500 córdobas, incluyendo comida, bebidas y combustible.
Aglomeraciones en las filas
“Filadelfo”, “Sofía” y su grupo hicieron una fila de unos 150 metros, pero recibieron el inoculante Moderna, hasta eso de las 3:00 de la tarde.
“Cuando llegamos a la fila nos explicaron que había que esperar que llegaran las personas que vacunaban y tuvimos que quedarnos ahí hasta que llegaran. Prácticamente las indicaciones eran esperar en la fila y tener tu cédula”, relata “Filadelfo”.
Ambos ciudadanos concuerdan en que el proceso fue más sencillo de lo que esperaban; sin embargo, la fila tardó horas en avanzar porque hubo mucha desorganización, y algunas personas aprovechaban cualquier descuido para meterse en la cola.
El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, anunció el pasado 25 de octubre la habilitación de puntos de vacunación en la frontera con Nicaragua, para aplicar de 250 a 500 dosis al día a los nicaragüenses.
“He instruido a la Secretaría de Salud, Migración y Aduanas, para que puedan establecer puntos de vacunación en las comunidades para que la gente no esté aglomerada”, indicó Hernández en su cuenta de Twitter.
El periodista hondureño Cristian Escaño, de MetroTv Honduras, en entrevista con el programa Esta Noche, detalló que el Gobierno de Hernández ha habilitado al menos 20 puestos de vacunación, entre estos: dos ubicados en el municipio de El Triunfo, tres en San Marcos de Colón, y alrededor de diez en Choluteca.
La Secretaria de la Salud de Honduras informó este jueves que, del 21 al 27 de octubre, han aplicado 31 292 dosis de la vacuna Moderna a los nicaragüense.
Nicaragüenses en busca de “seguridad”
El pasado 22 de octubre, el periodista independiente William Aragón, de 53 años, se sumó a los miles de nicaragüenses que viajaron a Honduras para vacunarse. En su caso, fue por un tema de “seguridad” ante una constante persecución que vive a manos de agentes de la Policía Nacional.
El pasado 19 de agosto, Aragón fue vacunado en Estelí con la primera dosis de AstraZeneca. Ese día, cuando regresaba a su vivienda en Somoto, Madriz, fue detenido por un grupo de policías quienes sin mediar palabra le robaron su teléfono celular y amenazaron.
“Por temor a pasar esas dificultades otra vez, y viendo la oportunidad que había en Honduras, decidí viajar para vacunarme”, comenta.
Relata que intentó entrar legalmente a Honduras, pero en el puesto fronterizo nicaragüense le exigían pagar unos 50 dólares de una prueba covid-19, por lo que, a falta de ese presupuesto, cruzó a pie a través de una trocha lodosa, de unos cinco kilómetros.
El periodista detalla que, en total, gastó entre 250 y 300 córdobas, entre los taxis de ida y vuelta de Somoto hacia El Espino, y el transporte hasta el puesto de vacunación.
Destaca que el procedimiento en Honduras fue “rápido”. Esperó unos 20 minutos en una fila donde se priorizó a los mayores de 50 años. “Me pidieron mi cédula y mi tarjeta de vacuna, porque en mi caso era la segunda dosis, y me pusieron la Moderna, que es compatible con la AstraZeneca”.