14 de abril 2019
Las protestas cívicas contra la dictadura de Daniel Ortega se mantuvieron en Nicaragua este sábado, a casi un año del estallido de la rebelión cívica reprimida brutalmente por policías y paramilitares, dejando un saldo de 325 muertos confirmados, además de miles de heridos, decenas de desaparecidos, decenas de miles en el exilio y cientos de miles en el desempleo, debido a la crisis social, política y económica.
Las calles de diferentes ciudades fueron colmadas de papeletas o globos de colores azul y blanco, de la bandera nacional, que hoy es un símbolo de subversión contra el Gobierno, en respuesta a una convocatoria de la Unidad Nacional Azul y Blanco, que reúne a más de setenta organizaciones de la sociedad civil y movimientos autoconvocados surgidos a raíz de la protesta cívica.
La @UnidadNic convocó a los nicaragüenses a pintar de azul y blanco el país. @LevisLibre se sumó a esta expresión de protesta y lanzó globos del color de nuestra bandera nacional. Pueden seguirlo en su cuenta de Twitter y Facebook. "Queremos que más personas se animen", dijo. pic.twitter.com/ORDU04B8LT
— Maynor Salazar (@Maynorsalaz) 13 de abril de 2019
Los nicaragüenses derramaron pintura azul y blanca sobre algunas pistas, colocaron rótulos azules con letras blancas en los que se pudo leer "Por la libertad" o "Nicaragua libre", y en algunos bulevares escribieron "Vamos estudiantes".
La particular protesta, denominada "huella azul y blanco", fue convocada por la Unidad Nacional para mostrar repudio hacia la dictadura y en recuerdo de los primeros manifestantes muertos en el estallido social de abril de 2018.
Aniversario en Semana Santa
La Unidad Nacional también convocó a participar en las celebraciones religiosas de Semana Santa, organizadas por la Iglesia católica, para “reflexionar y reforzar” el compromiso cristiano en la lucha por “la dignidad del ser humano en Nicaragua”.
Violeta Granera, miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional, señaló en una entrevista en el programa Esta Semana, que se transmite este domingo, que la convocatoria no es política, pues cuando se defienden los derechos humanos y se lucha por las libertades de los pueblos, no existen fronteras entre una perspectiva religiosa y política.
“La lucha por la dignidad del ser humano en Nicaragua tiene que llevarse no sólo a la acción, sino también a la reflexión y hasta la oración”, dijo Granera.
“Estamos dando una batalla por la dignidad del ser humano. También resaltando que la lucha por la dignidad del ser humano en Nicaragua tiene que llevarse no sólo a la acción, sino también a la reflexión y hasta la oración. Esta es una lucha espiritual, al final, porque no se puede entender como el pueblo de Nicaragua ha soportado un año con semejante dolor”, agregó.
Obispo Mata exhorta a mantener "viva la llama"
El obispo de la diócesis de Estelí, Abelardo Mata, emitió, por su parte, un mensaje por el aniversario del estallido social, que calificó como un "proceso de lucha cívica-pacífica, con verdaderos avances hacia una visión de patria".
"Hemos potenciado los valores que nos identifican como nicaragüenses: la solidaridad, la creatividad, la constancia, la resiliencia, la valentía, etcétera. Hemos aprendido a organizarnos, dentro y fuera del país, abriendo camino a la unidad en la pluralidad", dijo el obispo crítico de Ortega.
Mata afirmó que el rescate de los valores "son hechos concretos por los cuales debemos de darle gracias a Dios y continuar manteniendo viva la llama que los jóvenes encendieron el 18 de abril de 2018. Es nuestro deber moral".
El obispo valoró que los nicaragüenses celebran "en medio del dolor, el primer aniversario de un despertar de conciencia, que ha sacudido los cimientos de una dictadura y ha puesto al descubierto ante el mundo entero las graves violaciones a los derechos humanos, de las que hemos sido víctimas en Nicaragua".
La participación en Semana Santa
En distintas actividades religiosas que la Iglesia católica ha convocado, los nicaragüenses han compartido los símbolos religiosos junto a la bandera nacional. Ocurrió en agosto, con la llamada gritería chiquita de León, y en diciembre, con las celebraciones de La Purísima y Navidad, que lucieron "altares vandálicos", de colores azul y blanco. Lo "vandálico", en Nicaragua, se usa tras la rebelión en tono de identificación con la protesta cívica que el Gobierno de Ortega y su esposa Rosario Murillo tratataron de descalificar, calificando de "delincuentes".
Hace una semana, también, los promesantes que iban en la tradicional peregrinación a Popoyoapa, en Rivas, decidieron poner en sus carretas tiradas por bueyes y caballos los colores azul y blanco, por la bandera nacional, y blanco y amarillo, por la de la Iglesia, pese al acoso policial. Para esta Semana Santa, la ciudadanía también planea llevar los colores patrios.
Granera aseguró que esperan que la Policía "no cometa el error" de querer agredir y de coartar esa libertad que tienen los nicaragüenses de poder ir a una procesión vestidos como quieran o portando los íconos o símbolos que deseen.
“Ortega está jugando con fuego. De cometer el atropello de atentar contra un acto religioso va a provocar mucho más rechazo y muchas más molestias de las que ya tenemos en Nicaragua por las violaciones a los derechos humanos de esta dictadura”, afirmó Granera.
Ante el cuestionamiento de si la Unidad Nacional había hablado con los obispos o sacerdotes de cada lugar, respecto a la invitación que esta organización política hace a la ciudadanía, Granera respondió que se han sostenido conversaciones informales para asegurarse “de que existe una comprensión de la necesidad de aprovechar esta conciencia para llamar al pueblo a una reflexión profunda, sobre lo que significa la pasión de Cristo y las similitudes que tiene con el calvario que ha vivido el pueblo de Nicaragua, durante estos once meses; y también, para asegurarle a nuestra Iglesia que tampoco la Unidad Nacional está pretendiendo aprovecharse de esta coincidencia, sino simplemente juntar lo que nosotros vemos absolutamente legítimo con el compromiso que la Iglesia Católica ha mostrado durante estos meses”.
Marchase mantiene para miércoles 17 de abril
La Unidad Nacional también convocó este viernes a una movilización masiva para el próximo miércoles 17 de abril, con el objetivo de exigir justicia para las víctimas de la masacre orteguista y libertad para los presos políticos.
“Convocamos a una movilización cívica y pacífica para exigir justicia para las víctimas del régimen, la liberación inmediata de todos los presos y presas políticas, y el restablecimiento pleno de la democracia”, indicó la Unidad, en un comunicado.
Granera destacó que esperan contar con la valentía y la determinación que ha demostrado el pueblo de Nicaragua para no desmovilizarse y seguir luchando por la libertad, justicia y democracia.
Explicó que el pueblo ha resistido y se ha movilizado de diferentes formas, ajustadas a las realidades actuales, como la prohibición de las marchas de parte de la Policía Nacional.
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“Los nicaragüenses que están en el exterior han sostenido también esta lucha y en este mes es imposible que no reconozcamos el justo anhelo y derecho del pueblo de Nicaragua de conmemorar un año de la gesta histórica que inició en abril del año pasado y lo vamos a hacer en el mismo espíritu de unidad y transnacionalidad que ha caracterizado la lucha contra la dictadura”, agregó.
La convocatoria se hizo a pesar de que la Policía Nacional prohíbe las protestas contra el Gobierno, una medida criticada por diversos sectores, porque viola la Constitución nicaragüense.
Granera señaló que han cumplido con los requisitos solicitados por la Policía Nacional --que realmente no deberían de ser necesarios-. para evitar que el régimen tenga una excusa para no permitir la movilización.
Aseguró que algunos municipios y departamentos están organizando sus propias actividades, ajustadas a las particularidades de cada lugar.
Además, insistió en aprovechar el hecho de que la gesta histórica de abril se conmemora en la fecha de Semana Santa, para hacer un recogimiento y una reflexión desde la propia fe cristiana. Remarcó que no desea que se politicen las celebraciones religiosas, pero sí que “vayamos teniendo en nuestra mente y corazón el sufrimiento de este pueblo que realmente fue encarnado en la pasión de Jesucristo, en la muerte y crucifixión de Jesucristo”.