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Nicaragua vive la calma antes del rebrote de covid-19: ¿Por qué "no se ven" los contagios?

Hospital Alemán Nicaragüense, destinado a covid-19, retoma “normalidad”; especialistas llaman a no bajar la guardia ni fomentar “relajamiento”

Aun en visitas a los centros hospitalarios, varios nicaragüenses no usan mascarillas o no las llevan correctamente pese a que la covid-19 continúa siendo una amenaza. // Foto: Nayira Valenzuela

Confidencial Digital

1 de octubre 2020

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La pandemia es cosa del pasado en el Hospital Alemán Nicaragüense. Los negocios de la entrada han vuelto abrir; las farmacias y clínicas en derredor atienden con regularidad; el área de consulta externa ha vuelto a funcionar; y ha desaparecido el gentío en el Portón No. 2, que se popularizó con colas de familiares esperando noticias de sus parientes enfermos.

La disminución en los contagios y las muertes por el coronavirus ha devuelto la “normalidad” al nosocomio, que entre mayo y mediados de junio no se dio abasto para atender a pacientes de la pandemia, que colapsó el frágil sistema de Salud nicaragüense. Sin embargo, los especialistas advierten que se trata de un tiempo de calma antes del rebrote de covid-19.

Entre mayo y junio, el Alemán Nicaragüense se convirtió en el hospital de referencia nacional para la atención de pacientes graves por covid-19. Los casos más severos eran derivados desde cualquier otro centro departamental, y la demanda fue tal que las autoridades hospitalarias cerraron el área de Consulta Externa, ya que el edificio sería acondicionado —según fuentes del nosocomio— para atender a más enfermos con síntomas de coronavirus.

A finales de mayo, trabajadores del hospital relataron a medios de comunicación que el centro estaba desbordado hasta en la morgue, y que los cuerpos de los fallecidos por la covid-19 se “amontonaban uno sobre otro”, a unos cien metros del acceso al Portón No. 2, donde se estableció el área específica para atender a los pacientes infectados con el coronavirus.


rebrote de covid-19

A pesar de todo lo que vivió el hospital, en ese primer brote de la pandemia, los sanitarios actualmente circulan sin mascarillas. Un equipo de CONFIDENCIAL recorrió el área de Emergencia y Consulta Externa, y observó que la mayoría de trabajadores no usan tapabocas, mientras los pocos pacientes sí las llevaban.

Ese tipo de relajamiento en las medidas de prevención es criticado por expertos en Salud, quienes alertan que Nicaragua sigue expuesta a un rebrote de la pandemia. Se esperaba que a finales de agosto o inicios de septiembre se incrementaran nuevamente los contagios y las muertes por la covid-19; sin embargo, los pronósticos fallaron.

CONFIDENCIAL confirmó que al 30 de septiembre, el Hospital Alemán Nicaragüense registraba doce pacientes ingresados por covid-19, entre ellos tres pacientes intubados y cuatro menores de edad, sin fallecidos en las últimas 24 horas.

Mientras tanto, es hospitales privados como el Metropolitano Vivian Pellas se registraban dos; en Monte España uno, y en el Militar dos en las últimas 48 horas hasta este 30 de de septiembre.

Nueva previsión: “más temprano que tarde”

El epidemiólogo y exfuncionario de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el país, Rafael Amador, explica a CONFIDENCIAL que “al revisar las proyecciones que se hizo para el primer brote, lo que habíamos pensado es que se daría el despegue exponencial a fines de abril y comienzo de mayo. El hecho fue que arrancó a fines de mayo y comienzos de junio. Si se toma este hecho como un margen de error en la predicción del nuevo brote, este se estaría dando a fines de septiembre o comienzo de octubre”.

Freddy Espinoza, doctor matagalpino y máster en Salud Pública, agrega que la ausencia de medidas de prevención y el incremento de las actividades masivas gubernamentales, más la desinformación, son condiciones propicias para que el rebrote “se dé más temprano que tarde”.

“Ante esta aparente calma, realmente, lo que se esconde detrás es precisamente una olla de presión, de un incremento de los casos”, apostilló.

En un artículo de opinión, publicado en CONFIDENCIAL, el infectólogo Carlos Quant, miembro del Comité Científico Multidisciplinario (CCM), señala que “la pandemia no se terminado. Los casos continuarán apareciendo a lo largo del tiempo mientras no contemos con una vacuna eficaz y segura, pero sin generar el impacto de la primera ola”.

Subraya que, según el Imperial College de Londres, a partir de este mes se vería “un incremento progresivo de casos, con brotes aislados, en diferentes comunidades. Alcanzando su pico máximo, en diciembre y enero, para luego agotarse en febrero y marzo de 2021”.

El epidemiólogo Leonel Argüello, también del CCM, destaca que “la acumulación de contagio y sus resultados se van a ver antes de que finalice el 2020”, aunque admite que es “muy difícil precisar si esta segunda ola será mayor, menor o igual” que el primer brote, “pero no veo señales que diga que no va a ocurrir”.

Extensión en al campo dificulta registro

Estadísticas del independiente Observatorio Ciudadano COVID-19 muestran que en los más de seis meses de pandemia se han dado unos 10 258 casos sospechosos, mientras unos 2721 ciudadanos han muerto con síntomas del coronavirus o por neumonía.

Hasta el martes pasado, las autoridades del Ministerio de Salud (Minsa) reportaron 5073 casos confirmados, y unas 149 muertes por la pandemia.

Aunque en términos totales hay una enorme brecha entre las cifras oficiales y las del Observatorio —integrado por una red de médicos y voluntarios de toda Nicaragua—, en las últimas semanas ambos registros reportan datos similares de nuevos casos.

Los especialistas han señalado que una posible razón para observar menos casos, es que la covid-19 se ha extendido a las zonas rurales, donde se hace más imposible rastrear el comportamiento de la pandemia.

“Si en las zonas urbanas, ha sido imposible conocer el verdadero impacto de la epidemia debido al ocultamiento de datos de parte del Gobierno, será más que imposible medir dicho impacto en las regiones apartadas del Pacífico debido a factores culturales y mayor escamoteo de información de las autoridades de Salud”, mencionó Quant.

El régimen ha negado información sobre el número de pruebas que ha realizado y se ha limitado a informar del número de casos confirmados, las muertes y los ciudadanos recuperados.

Situación de países vecinos

La falta de información evita también que se pueda comparar la situación nicaragüense con el resto de la región, principalmente con los países vecinos como Honduras y Costa Rica, que actualmente sufren un incremento en los contagios.

En Costa Rica, el presidente de la Comisión Nacional de Emergencias (CNC), Alexander Solís, afirmó la semana anterior que ese país está en una “etapa crítica” y “podría no tener disponibilidad de camas en unidades de cuidados intensivos entre el cinco y el nueve de octubre próximo”.

Hasta el amanecer de este primero de octubre, en Costa Rica, se registraban 75 760 casos positivos, de los que 904 han fallecido por el coronavirus, desde el seis de marzo cuando el Gobierno reveló el primer caso. Al viernes de la semana anterior, los casos eran 66 689, con 760, evidenciando el incremento de los días recientes.

En Honduras, desde marzo pasado, la covid-19 ha dejado 2323 fallecidos y unos 76 098 contagiados, que son casi 3000 contagiados y más de cien fallecidos más que hace una semana, según el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager). En ese país, la curva de la pandemia sigue en alza, sin que se conozca la magnitud de su expansión porque las pruebas de laboratorio, según fuentes médicas, siguen siendo pocas.

Argüello aclara que Costa Rica sufre una “primera ola”, pues desde marzo lograron retrasar el ascenso de la curva de contagios. Mientras, Honduras ha vivido “cuatro picos u olas en diferentes momentos, la última ola menor que las anteriores”.

Nicaragüenses evitan hospitales

Para Álvaro Ramírez, exdirector de epidemiología del Minsa, otro factor que “complejiza” el verdadero impacto de la pandemia, es “la actitud del pueblo de Nicaragua, donde la gente no va a los hospitales porque no tienen confianza”.

Señala que los casos “severos” son los que aumentan la demanda hospitalaria, pero que estos “no los estamos viendo en este momento”.

El epidemiólogo Leonel Argüello, del CCM, indica que los pacientes con la covid-19 “siguen llegando a los hospitales”, aunque estos no se han “saturado” como al inicio del primer brote del coronavirus.

Fuentes hospitalarias de diversos departamentos destacan que se ha dado una baja en los casos que llegan a los hospitales o que se atienden con médicos privados, pero que estos no han desaparecido.

En Chinandega, uno de los primeros departamentos que sufrió el embate de la pandemia, las fuentes reportan que la unidad covid del Hospital España, “solo tiene pacientes en observación”.

A mediados de mayo pasado, ese hospital se convirtió en un foco de la covid-19, con más de 30 miembros del personal de Salud contagiados, entre ellos el director y subdirector del hospital, el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos y la persona a cargo del área de Enfermería.

Sanitarios están mejor preparados

Amador compara el primer brote —cuando había desconocimiento y desinformación de la enfermedad— con la situación actual, y explica que, durante los primeros meses, todos los pacientes acudían “a los servicios de salud al mismo tiempo y en fase tardía”, pero que seis u ocho semanas después del ascenso de casos y muertes, la ciudadanía se comenzó a atender más tempranamente, lo que ha evitado que los contagiados “desarrollen la fase severa” y ha disminuido “la mortalidad intrahospitalaria”.

Para Quant, un elemento importante es “la mayor experiencia y conocimiento” de los profesionales de la Salud sobre los progresos científicos en el manejo, tanto ambulatorio como hospitalario, de los casos graves de la covid-19.

“De marzo a septiembre la disponibilidad de información es abundante, y aunque no hay tratamiento específico contra la covid-19, los abordajes clínicos han mejorado el pronóstico y reducido la letalidad”, escribió el infectólogo.

Pese a la vasta información de los trabajadores sanitarios, son precisamente estos los que más han sido golpeados por la pandemia: 807 contagiados y 108 muertos, según un reporte del Observatorio Ciudadano, hasta el 16 de septiembre. El último caso fue la muerte del doctor Juan Benito Reyes, que era un cirujano general que no estaba tratando casos de covid-19 directamente, pero se contagió de coronavirus en el Hospital Antonio Lenín Fonseca.


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