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“Nicaragua traicionó a los migrantes”

El sacerdote critica el papel del gobierno de Ortega frente a los miles de migrantes africanos, cubanos y haitianos que pedían pasar por Nicaragua

El Sacerdote Alejandro Solalinde.

Colaboración Confidencial

Carlos Salinas Maldonado

22 de julio 2017

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La semana pasada el sacerdote Alejandro Solalinde se paseaba por los pasillos de la Universidad Centroamericana, en Managua, deteniéndose de tanto en tanto por las solicitudes de “selfies” que le hacían los estudiantes. “¡Padre, permítame!”, “¡Padre, tómese una foto conmigo!” “¡Qué Dios lo cuide, Padre, gracias por el trabajo que hace!” Solalinde se ha ganado el cariño de estos jóvenes por su misión cristiana en defensa de los derechos de los migrantes centroamericanos, una labor a la que ha entregado su vida y por la que ha recibido amenazas y hasta ha sido encarcelado.

Ha ayudado a centenares de estos migrantes, que viven una pesadilla en el camino de cumplir su sueño de llegar a Estados Unidos. Es por eso que Solalinde –que se ha enfrentado a las autoridades mexicanas para pedir justicia ante las crueldades que sufren los migrantes, tanto de las bandas criminales como de las fuerzas de seguridad de México– critica la decisión del presidente Daniel Ortega de cerrar las fronteras a miles de cubanos, haitianos y africanos que buscaron Nicaragua en su ruta hacia Estados Unidos. Solalinde lo considera una “traición” y una muestra de “ingratitud” del gobierno nicaragüense.

En esta entrevista concedida a CONFIDENCIAL, el sacerdote de los migrantes ¬–que estuvo en el país para participar en el Congreso Centroamericano de Estudios culturales organizado por el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, de la UCA– también reflexiona sobre Donald Trump, el gobierno de Peña Nieto y las amenazas a las que se enfrentan los centroamericanos que llegan a México huyendo de la pobreza y la violencia que los azota en sus países.

¿Cómo surge este proyecto de apoyo a los migrantes centroamericanos que llegan a México?
Surge por la necesidad, primero de darles seguridad, pero también asistencia. Nos dimos cuenta que eran muchos los daños que ellos traían y decidimos implementar el albergue para darle una ayuda integral, que significa una enfermería con dos médicos, dos enfermeras, un departamento de psicología para apoyarlos en la contención emocional con tres psicólogos. Tenemos también un área de computadoras para que puedan comunicarse con sus familias. Todos los servicios son gratuitos. Y les tratamos de dar algún acompañamiento. Últimamente tenemos muchos niños, familias que le dan un toque diferente al albergue. Empezamos por eso, porque los migrantes estaban como ovejas sin pastor. Nadie los atendía.


¿Cómo califica el rol del gobierno mexicano en el trato a los migrantes centroamericanos?
Incierto. Peligroso. México, el gobierno de México, se ha convertido, a través del Instituto Nacional de Migración, que yo digo el Instituto Criminal de Migración, en un azote para los migrantes. Ahora mismo tenemos una denuncia de un nicaragüense, Elvis Garay, que fue víctima de los abusos dentro de una estación migratoria. Llevamos tres o cuatro años en esto.

¿Qué pasó con él?
Unos policías cobardes, asociados con agentes de Migración, lo golpearon, lo torturaron y lo violaron. Era un joven que salió de Nicaragua casado con una mexicana. Entró regularmente al país, tuvo una discusión con la esposa, ella lo denunció y cayó en desgracia. Inmigración hizo todo eso y pensaron que con deportarlo a él se iba a olvidar. Y no. Se ha vuelto una persona paradigmática, la única de todos los miles que ha pasado, que se ha quedado a exigir que se haga justicia.

¿En qué situación está su caso?
Le aplicaron el protocolo de Estambul. Salió positivo. Las autoridades corruptas de México le ofrecieron millones para que se callara. Le ofrecieron darle la regularización definitiva de sus papeles y dijo que no quiere nada más que justicia. Él es hijo de excombatiendes y tiene un sentido de la dignidad muy grande y por supuesto yo lo estoy apoyando.

¿Cree que pueda hallar justicia en su caso?
Dado que hay un alto índice de corrupción e impunidad puede ser que no. Pero hay dos esperanzas de que sí prospere. Una: Que en 2018 se vaya este gobierno corrupto que tenemos y entre uno más honesto o que vayamos a instancias internacionales. Es muy posible que nos vayamos a instancias internacionales.

El investigador mexicano Jorge Castañeda dijo en 2015 que México hace el trabajo sucio a Estados Unidos en el tema de la migración, ¿está de acuerdo con esa afirmación?

Por supuesto. Lo sigue haciendo. Ahora más que nunca este gobierno de Peña Nieto y el canciller aprendiz que tenemos, Luis Videgaray, son totalmente incondicionales de Trump. Y siguen haciendo ese trabajo sucio a pesar que tenemos leyes muy buenas sobre migración. Leyes de defensores de derechos humanos y periodistas, sigue haciéndolo al revés.

Sin embargo, con la llegada de Donald Trump al gobierno de Estados Unidos aumentaron las solicitudes de asilo de centroamericanos en México.
Una cosa es la cantidad que piden y otra la cantidad que les dan. Sí han aumentado la cantidad de concesiones de refugio, pero es muy poco en comparación con lo que realmente se demanda en cantidad. ¿Qué les espera? Bueno, quedarse en México un tiempo mientras sale Donald Trump. Yo sinceramente no creo que dure mucho.

¿Qué opinión tiene del presidente de Estados Unidos?
El presidente Trump es una vergüenza para el país. Lo eligieron como una persona enferma. Es una persona desequilibrada, es una persona enferma social. Tiene misoginia, tiene xenofobia, racismo, homofobia, todas las fobias las tiene este señor. Pero además él es adicto. Es una persona adicta al dinero, vive para eso. Él vive para tener y se ha olvidado del ser humano y de Dios, aunque sea religioso. Una persona puede ser religiosa y puede ser atea y una persona atea puede ser más obediente al propósito de Dios que una persona que realiza muchos actos de culto. Donald Trump es un suicida y está acabando con su vida.

¿El discurso antiinmigrante de Trump puede frenar la migración de centroamericanos a Estados Unidos?
No. Claro que no. Yo tengo muy claro que de enero para acá, ha entrado el 30 por ciento del flujo migratorio que pasa por México. Es una cantidad altísima. No me pregunte por dónde, yo sí sé. No le digo porque todos los que pasan nos hablan y nos dicen cómo pasaron y ya están allá millones y nunca los va a poder sacar.

Usted ha hecho un importante trabajo de denuncia sobre las bandas que controlan el tráfico de personas. ¿Quiénes están detrás de este negocio criminal?
¡Quiénes no están detrás de estas bandas! Hablamos del crimen organizado y del autorizado. Tenemos unos ejemplares increíbles de gobernadores y altos funcionarios corruptos, ladrones que están metidos en tráfico de todo, pero sobre todo tenemos aquí a personas que están metidas en el narcotráfico. Yo podría definir al gobierno de México como un narcoestado, pero también una cleptocracia. Son ladrones. Todos los gobernadores de alto nivel. De cinco gobernadores ladrones, cuatro son del PRI. Nunca habíamos tenido un gobierno tan corrupto.

¿Hay lazos entre estas bandas y las fuerzas de seguridad mexicanas?
Por supuesto. De hecho son lo mismo. Si usted ve las noticias ahora acaban de asesinar a varios policías federales. Están tan infiltrados que ellos, no hay una línea divisoria entre la seguridad y la violencia. Y esto no es nuevo. Esto es desde que estaba Felipe Calderón.

¿Cómo funciona la extorsión de estas bandas contra los migrantes?
Primero ellos ven en la llegada de migrantes, una llegada masiva, una oportunidad de dinero. Con extorsiones, tráfico de personas, tráfico de órganos, con la prostitución, la trata. Los niños también se venden. Todo, en parte vivos o muertos. Eso es en parte el comercio humano. Y eso lo descubrieron los Zetas, esa industria terrible del cachuco, cachuquear, es sacar dinero de las personas centroamericanos.

¿Cree que hay interés del gobierno de Peña Nieto de perseguir a estas bandas?
¡Pero cómo va a combatir si él es parte de esto! El Instituto Criminal de Migración es el primero que ha entregado a grupos, pero en realidad los han entregado a los Zetas para que los secuestren. Dentro de todo esto, no se ha hecho una investigación, porque el Gobierno es juez y parte. Hasta que no venga un nuevo gobierno, no vamos a empezar a hacer un recuento de los miles y miles de centroamericanos desaparecidos. Yo al menos, en mi recuento, llevamos al menos 10 mil migrantes desaparecidos. Pero el movimiento migrante mesoamericano lleva más de 70 mil desaparecidos. Son todos centroamericanos.

¿Cómo desaparecieron estos migrantes?
Lo que pasa es que ellos empezaron a pasar. En un principio cuando no podían pagar, los golpeaban y los dejaban ir. Pero después ya no. No pagaban, los mataban. Entonces, como eran muchos los que mataban ya no sabían qué hacer y los Zetas, que fueron un grupo de élite del Ejército mexicano formado en los Estados Unidos, ellos mismos empezaron a inventar la técnica de cómo desaparecerlos. Eran un sicario, un carnicero y un cocinero. Los deshacían hasta que no quedara nada, porque venían más y más y más. Si los familiares oían que los estaban torturando y no pagaban, los mataban.

¿Hay alguna salida para poner fin a este tormento que viven los migrantes centroamericanos?
Lo que pasa es que esta es una cuestión global. Podemos hablar de América, pero también de Europa y África. Este movimiento migratorio no es un fenómeno, es un hecho provocado por el sistema capitalista que ahora se tendrá que enfrentar con lo que él mismo desató. Ha provocado un movimiento migrante que no ha podido parar. Se destruyó tanto en los lugares de origen que ya no se pueden parar. Entonces, solamente nos toca ver hacia delante, el mundo que vamos a construir. Van a pasar generaciones para que el mundo pueda asimilar la aportación de los migrantes y el daño que provocó el capitalismo y puedan encontrar un camino de inculturación y no aculturación, o dominio o asimilación como pretende Estados Unidos o Europa.

¿Qué se puede hacer mientras tanto?

Primero, potenciar las posibilidades en los lugares de origen. A mí me da mucho gusto que Nicaragua no esté en las condiciones de Honduras, Guatemala o El Salvador. No está, a pesar que es un país en desarrollo, pero creo que puede brindar mejores posibilidades de arraigo que otros países. En El Salvador ,aunque lo pudieran hacer, la violencia no los deja. Honduras es el más lastimado por la violencia, por las oligarquías árabes e italianas que hay ahí. Honduras es un territorio tomado por los norteamericanos con bases militares capitalistas. Las autoridades son administradoras. Ni siquiera son gerentes, ni siquiera pueden asegurar un arraigo. En Guatemala ha bajado un poco la violencia, pero también sigue.

Sin embargo, el gobierno de Nicaragua les cerró la frontera a los migrantes cubanos, haitianos y africanos que querían pasar por el país en su ruta a Estados Unidos.
Malamente. Los migrantes no tienen la culpa. La migración no debe verse con cuestiones políticas, es gente muy lastimada. Vi con muy malos ojos, sentí mucho que Nicaragua hubiera tenido esa actitud, de dar la espalda a sus propios hermanos.

Panamá y Costa Rica negociaron salvoconductos para los migrantes, pero el gobierno de Nicaragua se negó.
¡Nicaragua fue ingrata! Cuba ayudó mucho a Nicaragua y a Nicaragua se le olvidó, no pagó con la misma moneda, les dio la espalda. Doblemente traicionó a sus propios hermanos. ¿Esa es la revolución nicaragüense? ¡Qué mal está! ¡Ese es un mal signo!

Usted ha recibido amenazas de muerte, ha estado encarcelado, ¿teme por su vida?
No tengo miedo. Porque mi convicción es Jesús. Yo lo tomo muy en cuenta y todas las mañanas lo leo en el Evangelio. Para mí es mi referente y es mi único patrón. Es el único que puedo obedecer. A nadie más. Más allá de que si la iglesia quiere o no comprometerse, esa es su decisión. Pero yo tengo mi propia conciencia y tengo que hacerlo. Y no hay manera de que me compren. El ministro del interior de México quiso comprarme. Me ofreció dinero. Después que yo le estuve hablando una hora de los derechos de los migrantes, salió con dinero. Yo le dije: discúlpeme, pero yo no vine a hablarle de dinero, vine a hablar de derechos humanos. El dinero no me interesa.

¿La cúpula de la Iglesia Católica apoya el trabajo que ustedes hacen?

Claro que no. Nunca ha habido un pronunciamiento que nos reconozca. Más bien el encargado de la dimensión pastoral, del episcopado mexicano, le dije un día: gracias porque nos recibiste a estos migrantes en el albergue de… y me dijo: oye por qué no te unes a la iglesia. Y le dije perdón, pero yo soy iglesia. -No, no, no. Tú no eres la iglesia. Total no ha habido un reconocimiento de parte de la jerarquía oficial para las casas que tenemos nosotros.

Aunque el papa Francisco ha mantenido un discurso a favor de los migrantes…
Ahí sí totalmente me quito el sombrero. El papa Francisco es una persona auténtica, congruente, que tiene como prioridad a los migrantes. Ningún papa había comprendido tan bien la tragedia, el drama que viven las personas migrantes. Y él ha pedido a los obispos que hagan todo lo posible y lo imposible para apoyarlos. Y él mismo ha dado ejemplos. Cuando estuve en el Vaticano me dio un apoyo muy importante. “Sé que no es fácil, pero continúe”, esas fueron las palabras que me dio.


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