8 de abril 2021
Con datos hasta el 31 de agosto de 2020, Nicaragua es considerado el tercer país en el mundo que registra un mayor porcentaje de exceso de mortalidad atribuible a covid-19. Los datos revelados por el diario británico Financial Times y estudios nacionales evidencian que el subregistro de fallecidos por el coronavirus está por encima del 90%, y que las 179 muertes que reconoce el Ministerio de Salud (Minsa) son una mínima parte.
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El salubrista y miembro del Comité Científico Multidisciplinario (CCM), Carlos Hernández, explicó en el programa Esta Noche, que “evidentemente con los datos que se publican podemos medir el subregistro. Obviamente Nicaragua es el de mayor subregistro porque estamos hablando que al 31 de agosto, ya con los datos mensuales que pudimos recoger en la base de datos, son 7700 muertes. Significa que las 176 (muertes según cifras del Minsa) es el 2.6% de lo que se informa, es decir, hay un subregistro de 90 y tanto por ciento”.
El estudio que se publicó este miércoles, indica que Perú ocupa el primer puesto de los países con mayor exceso de muertes, le sigue Ecuador y Nicaragua, que se sitúan en el segundo y tercer lugar con un porcentaje de sobremortalidad superior al 60%.
Tanto Perú y Ecuador mantienen una actualización de cifras, cada dos o tres meses, sobre exceso de muerte, indicó Hernández; no obstante, en el caso de Nicaragua, desde agosto de 2020 a la fecha, es seguro que las cifras reveladas sobre mortalidad “han crecido mucho”.
Una actualización realizada por Hernández, con base en datos oficiales, muestra que es probable que en 2020 se hayan alcanzado más de 9000 fallecimientos causados por la covid-19. Nicaragua mantuvo entre 2005 y 2019 un promedio mensual de 25.5 y 29.8 muertes por cada 100 000 habitantes, pero el año del covid pasó a 44.5 fallecimientos.
El especialista lamentó que en Nicaragua no se cuente con información disponible para saber cuál es el comportamiento de la pandemia. Por una parte, el Ministerio de Salud mantiene congeladas sus estadísticas sobre contagios y muertes, que cada semana no superan 50 nuevos casos y un fallecido. “Es inusitada y sin precedentes en el planeta”.
La última información del independiente Observatorio Ciudadano indica que se mantienen “los picos irregulares de ascenso en los casos”.
Una vacunación lenta y sin carácter de urgencia
Nicaragua tiene vacunas contra la covid-19 desde el martes 23 de febrero, cuando el Gobierno anunció la donación de 6000 dosis de la vacuna Sputnik V, y el 16 de marzo recibió la vacuna donada por el mecanismo Covax; sin embargo, hasta este martes 6 de abril inició la vacunación centrada en enfermos crónicos.
El epidemiólogo Leonel Argüello, quien también participó en el programa Esta Noche, cuestionó la falta de urgencia con la que se ha manejado la vacunación contra la pandemia, que según la vocera gubernamental, Rosario Murillo, la meta es inmunizar a 167 500 personas durante un mes.
Para Argüello, el país cuenta con la experiencia, la capacidad y los recursos humanos para trabajar más rápido, pero no se está haciendo de esa forma; incluso, ni siquiera se conoce el plan de vacunación.
Con las 335 000 dosis de vacuna Covishield donadas por la India, y las de Oxford-AstraZeneca, por Covax, se debería poner 11 500 vacunas diarias, ya que podrían aplicar la primera dosis y luego, esperar la siguiente donación que ya está asegurada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), para completar el esquema de vacunación, sugirió Argüello.
“Todavía no se ha entendido la urgencia de vacunar lo más rápidamente posible porque si no, se nos va a meter la variante del virus que es más contagiosa (...) una vacuna no puede estar almacenada. Una vez que llega al almacén, tiene que aplicarse en el brazo de la persona, con ese sentido de urgencia porque hay que evitar muertes”, expresó Argüello.
Durante el inicio de la vacunación contra la covid-19, los pacientes crónicos debieron hacer largas filas, esperar por horas y ser parte de aglomeraciones. Argüello criticó la organización de la jornada porque el país tuvo suficiente tiempo para estar preparado para esta etapa de la pandemia.
Recordó que esta vacuna no es como las anteriores, sino que se deben garantizar los espacios ventilados, la población debe estar separada, usar mascarillas, pero lo que se observó fue todo lo contrario. “Con una mano juntando gente para que se contagie, y la otra con la vacuna. La vacuna no te va a detener ese contagio, si ya lo estás promoviendo en ese lugar”, subrayó.
Al igual que Argüello, el salubrista Hernández considera que Nicaragua “puede multiplicar por mucho el número de dosis diarias”. Cuestionó que en el mundo, uno de los problemas que enfrentan los países que inoculan a su población es la escasez de vacunas, pero en Nicaragua si hay disponibilidad de dosis, y el desafío es la organización.
“Entre más tiempo prolonguemos nos pueden suceder dos cosas: que se nos incorporen las variantes de los virus que tienen mayor transmisibilidad y gravedad; y segundo, que cada día que pasa son más muertes que pudieron haber sido evitadas”, expresó Hernández.
Hasta ahora Nicaragua vacuna con donaciones, pero al inicio del año Murillo informó que trabajaban en la adquisición de tres tipos de vacunas para inocular al 55% de la población. Entre estas, negociaban la compra de 3.8 millones de dosis de la vacuna Sputnik V, pero cuatro meses después, se desconoce cuáles son los avances de la negociación.
Una normalidad “engañosa”
Según datos preliminares del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur), 2.4 millones de nicaragüenses se movilizaron en Semana Santa, participaron de aglomeraciones y relajaron las medidas de prevención contra la covid-19.
Hernández indicó que hay una “seudonormalidad engañosa” y que al igual que sucedió en 2020, cuando los especialistas detectaron el ascenso de la curva de contagios, dos semanas después de Semana Santa, en este caso, “sabemos que puede estarse cocinando un contagio multiplicado por esta Semana Santa; ojalá que no sea cierto”, advirtió.
Argüello recomendó a quienes se expusieron a un posible contagio del nuevo coronavirus durante la Semana Santa, que se mantenga a tres metros de distancia de sus familiares, y si perciben un síntoma, acudan a una unidad de Salud. Si la persona no muestra ninguna afectación, pero alguien del grupo de amigos con los que anduvo sí lo hace, debe alejarse tres metros y esperar diez días para seguir con su rutina. Si no se enfermó del todo, igual debe mantener las medidas de prevención.