18 de junio 2020
A tres meses de la llegada de la pandemia de la covid-19 al país, la cifra de muertes por coronavirus, según los últimos datos recogidos por el Observatorio Ciudadano COVID-19, supera los 1398 fallecimientos. Una cantidad 72% mayor a la proyectada por el Ministerio de Salud, en febrero pasado, cuando pronosticó que en un período de seis meses, al menos 813 nicaragüenses contagiados morirían a causa del nuevo coronavirus.
Según el “Protocolo de preparación y respuesta ante el riesgo de introducción del virus coronavirus” que se filtró y que el Gobierno de Ortega reconoció en el “libro blanco” sobre el covid-19, en los siguientes 180 días, después de reportarse el primer caso, podrían contagiarse hasta 32 500 personas; de las cuales 8125 desarrollarían la enfermedad de forma grave y el 2.5% no sobreviviría.
Y aunque esta proyección fue desestimada por expertos médicos, por sugerir un comportamiento lineal que no provocaría un crecimiento acelerado, en la mitad del tiempo previsto, Nicaragua superó la cifra de decesos.
“Lo que para mí está claro es que cuando se hicieron esas proyecciones no se consideró la experiencia disponible que ya había en ese momento. No se consideró tampoco el uso de los modelos matemáticos también disponibles para hacer las proyecciones, que fue lo que hicieron otros epidemiólogos, quienes hicieron lo mejor que pudieron con los datos disponibles. El Ministerio de Salud hizo una proyección en la cual se quedó por debajo y no hay asombrarse”, señala el doctor, Miguel Orozco.
Letalidad de covid-19 en Nicaragua es de 28%
Los datos del Observatorio Ciudadano ubican a Nicaragua con el porcentaje de letalidad más alto de la región centroamericana, con un 28.1%. Mientras, las cifras oficiales —que solo reconocen 1823 contagios y 64 muertes por covid-19 — bajan la letalidad al 3.5%. Y según refieren algunos médicos, el porcentaje más cercano a la realidad sería el primero.
“Los datos del Observatorio Ciudadano tratan de ser un aproximado a la realidad, que realmente es mucho más grande que los números de muertos que ellos registran. El problema que tenemos es que Nicaragua no tiene datos reales”, señala el epidemiólogo Álvaro Ramírez, quien en los años noventa fue director nacional del departamento de Vigilancia Epidemiológica de Nicaragua.
En los últimos cinco informes semanales que ha brindado el Ministerio de Salud (Minsa) la cantidad de casos positivos incrementa en una media de 359, pero los fallecimientos se han ralentizado. Sin embargo, solo la semana pasada, según confirmó CONFIDENCIAL, en cinco de los diecinueve hospitales del país dedicados para enfrentar la pandemia, murieron 101 nicaragüenses.
“Yo creo que en cada familia nicaragüense hay por lo menos un fallecido. Y eso ha impactado de forma significativa. Muchos de los fallecidos no quedan registrados porque no tienen un diagnóstico o porque han fallecido en su casa”, señala el doctor Carlos Quant.
Por otro lado, las cifras del monitoreo independiente muestran un incremento semanal medio de 833 casos, sumando hasta el 10 de junio, 4971 casos sospechosos de covid-19. Sin embargo, estas cifras también tendrían fallos en la proyección.
“Los datos del observatorio quedan un poco sobreestimados porque lo que más registran son los datos hospitalarios, los casos graves, entonces ese dato queda inflado. Es decir, cuando vos sólo registrás muertos y muy pocos casos positivos, se te sube la letalidad. Lo que se hacen en otros países es valorar los casos hospitalarios, pero también a toda la población al someterla a pruebas, pero aquí lo que sacaste es la letalidad sobre el número de casos totalizado y obviamente eso te infla el dato, es decir sobredimensiona la letalidad y quizás ese es un error metodológico”, señala el doctor Quant.
Pruebas de covid aún son necesarias
El problema de fondo en las cifras sobre el comportamiento de la pandemia radica en la carencia de pruebas y en la insistencia del Gobierno en no compartir la situación real de los contagios y de la capacidad de los hospitales. Desde el inicio de la pandemia en el país, los epidemiólogos y salubristas recomendaron la realización de pruebas masivas y también sugirieron medidas de contención severas como la cuarentena, pero ninguna de estas se realizó.
“Las pruebas van a servir para saber el nivel de circulación que el (covid-19) tiene en el país y saber cuál es el escenario al que nos podemos enfrentar. Todavía tenemos habitantes que no han sido expuestos al contagio, es decir, que todavía no sabemos cómo van a reaccionar. Y mientras podamos mantener el umbral bajo de nuevos contagios vamos a estar manejando bien la pandemia”, dice el doctor Orozco, quien fue director del Centro de Investigaciones y Estudios de la Salud (CIES).
Las pruebas y la evidencia de las estadísticas son las que definirían las decisiones para contener la propagación de la pandemia, servirían para hacer proyecciones que deparen un mejor escenario para los nicaragüenses. Sin embargo, la realidad del país es que ni siquiera los informes semanales son suficientes para hacer un análisis del comportamiento de la pandemia.
“Para mí esa notificación debería ser diaria, si me das una cifra de una semana o dos no se logra observar un comportamiento. Y se tiene que llevar el registro del comportamiento para relacionarlo con otros factores, como las aglomeraciones. Por ejemplo, si hubo mayores casos el fin de semana o si hay una baja al suspender las clases. Tenés que estar observando y monitoreando el efecto de las medidas que vas tomando, no es solamente tirar un número una vez por semana”, agrega el experto.
Muertes por covid-19 aumentarán
Después de tres meses desde el primer caso reportado, los especialistas coinciden que en el peor de los escenarios si no se realizan medidas más drásticas los casos positivos y muertes por covid-19 seguirán en aumento.
“La situación es trágica porque hay una evolución natural de la enfermedad. Por lo pronto, es muy probable que el pico epidémico se mantenga. Las proyecciones dicen que esto podría durar unos dos meses o más. ¿Cuánto tiempo puede tomar eso? No lo sabemos porque lo que se ha visto es que cuando se comienzan a imponer medidas de confinamiento en cuatro o seis semanas se logra aplanar la curva y reducir el número de infecciones”, dice el doctor Quant.
Sin embargo, advierte que la reacción estatal ante el covid-19 es similar a cuando ocurrió la epidemia del zika o del chikungunya que el brote se extendió por varios meses hasta que la mayoría de la población se infectó y desarrolló inmunidad. Pero, esto lo que provocaría sería un alto número de fallecidos.
Por su parte, el doctor Ramírez considera que la inacción del Gobierno se debe a su estrategia de mostrar normalidad para que el impacto económico sea menor. Porque incluso, oficialmente, no se ha reconocido la transmisión comunitaria, aunque la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ya elevó al país a esta fase hace tres semanas.
“El Gobierno tomó la decisión de incorporar el coronavirus como otra de las enfermedades endémicas del país, eso significa que la gente va a seguir muriendo porque oficialmente no es tan peligroso, aunque ya hemos visto el impacto. Se está muriendo mucha gente y no se está haciendo nada para impedir esa mortalidad, que completamente prevenible si se siguieran los protocolos internacionales”, lamenta.