21 de mayo 2020
El jefe de Seguridad Pública de la Policía Nacional de Nicaragua, Olivio Hernández, falleció este jueves en medio de la pandemia de COVID-19, y su entierro inmediato ha despertado sospechas de que fue víctima de la enfermedad.
Aunque los familiares insistieron en que Hernández murió por problemas del corazón, la polémica se dio por las circunstancias del entierro, que no se correspondieron a las de un jefe de la Policía Nacional, institución que respalda el discurso del presidente Daniel Ortega, basado en minimizar la pandemia.
Comisionado general de la Policía y miembro fundador, asumió como jefe de Seguridad Pública en enero de 2019. También fue segundo jefe de la Policía Nacional en el Caribe Sur.
Hernández saltó a la fama en Nicaragua en 2018, luego de que Ortega lo ascendió a jefe de Seguridad Pública, tras tener una participación decisiva en ataques armados contra opositores, que dejaron a decenas de disidentes muertos, incluyendo niños, en la ciudad de Masaya (Pacífico), luego de que la comunidad indígena de Monimbó la declaró "territorio libre del dictador".
En redes sociales pudo observarse comentarios de personas que celebraron la muerte de Hernández, tal como ha ocurrido con militantes sandinistas, señalados de paramilitares, que supuestamente han fallecido a causa del COVID-19, tras participar en las actividades de aglomeración que promueve el Gobierno.
Un entrenador de beisbol y un sacerdote
Esta misma mañana murió, también en la ciudad de Masaya, el adiestrador de peloteros Carlos Aranda, miembro del equipo de béisbol San Fernando, de la Primera División de Nicaragua, quien desde el fin de semana permanecía intubado y con síntomas de COVID-19, según fuentes de la liga.
Aranda era uno de tres miembros del San Fernando atendidos por COVID-19, de un total de nueve que padecían los síntomas, pese a lo cual la liga se negó a la petición del club, de no jugar el pasado fin de semana.
Por su parte, la Diócesis de León, en el noroeste de Nicaragua, lamentó el fallecimiento del sacerdote Bismark Acevedo, quien, según la comunidad católica de la parroquia Santiago Apóstol de Telica, bajo su administración, tenía síntomas de COVID-29.
Acevedo fue conocido en Nicaragua como uno de los sacerdotes que arriesgó su vida para salvar la de cientos de opositores, durante los ataques armados de 2018, de las fuerzas combinadas del Gobierno contra los manifestantes.
Datos oficiales indican que la pandemia ha dejado en Nicaragua 279 casos, con 17 muertos. El Observatorio Ciudadano COVID-19, que goza de mayor credibilidad entre médicos y científicos, ha informado de 1594 enfermos y 351 fallecidos.
El manejo de la pandemia por parte de Ortega ha despertado críticas, por la falta de restricciones y de medidas de prevención, así como la escasa y confusa información sobre la situación de Nicaragua.