13 de octubre 2018
Miles de salvadoreños se preparan para la canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado por un escuadrón de la muerte en 1980, con varias actividades religiosas y populares para la elevación este domingo a los altares de su primer santo.
El papa Francisco declarará el 14 de octubre en el Vaticano santo a monseñor Romero, quien denunciaba torturas, asesinatos, desapariciones y otras violaciones a derechos humanos durante sus homilías. Se caracterizó por ser defensor del pueblo. María Josefina Gurdián, mejor conocida como "Pinita", lo describe como un "hombre desprendido".
"Fue profeta, denunció lo que se estaba viviendo en El Salvador, algo parecido a lo que se está viviendo actualmente en Nicaragua", afirmó durante su participación en el programa de Esta Noche.
Para el hermano Manuel Estrada, monseñor Romero "era muy cariñoso, muy atento con la gente, respetuoso de todos, especialmente con los campesinos y los más pobres".
Un santo en vida
Monseñor Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador, El Salvador, durante la homilía, mientras celebraba una misa. Un día antes, el líder de la Iglesia Católica de El Salvador denunció los abusos del Ejército de su país y había enviado un mensaje a los militares de desobedecer las órdenes de reprimir y matar al pueblo.
"Les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión", fue la crítica más fuerte hacia la dictadura de ese entonces en el país centroamericano.
Gurdián recordó que monseñor Romero no quería que se mataran entre hermanos. "Él estaba a favor de la justicia, a favor de los pobres y en contra de la tremenda represión que se estaba viviendo y él sabía que por eso lo podían matar", dijo ''Pinita".
Para ella fue un santo en vida que durante su vida demostró el camino hacia esa santidad que será reconocida este domingo. "A mí me parece que la vida de las personas es la que hace la santidad y él fue un hombre que fue santo en vida y en su muerte", insistió.
Comprometido con la justicia
Llevó una vida pobre y nunca se dejó llevar por lo material, afirma el hermano Manuel Estrada. Explica que familias salvadoreñas acomodadas quisieron "tenerlo cerca" ofreciéndole comodidades a lo que monseñor Romero siempre dijo que no. "Era muy pobre y muy desprendido de lo material", aseguró el religioso.
Para él, monseñor Romero estaba comprometido con los derechos humanos de los más pobres y luchó por "la justicia, la paz y la igualdad". Fue un "revolucionario del amor", afirmó en el programa Esta Noche.
Pero también lo describen como un hombre crítico. "Su profetismo, su denuncia, su valor y su santidad son valores que se tienen que rescatar para su legado en Nicaragua", aseguró María Josefina.
Para el hermano Manuel Estrada, es importante que se haga justicia para el caso impune del asesinato de monseñor Romero. "Una cosa es no tener odio en el corazón y otra cosa la justicia que debe prevalecer", urgió "Pinita".